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Carlos Balaguer | Presidente de IROS 2018

“Estamos a años luz de crear un C3PO, pero pronto habrá robots por las calles”

El congreso de robótica más grande del mundo se celebra esta semana en Madrid y acogerá la presentación europea del SpotMini, el perro autómata de Boston Dynamics

Carlos Balaguer, presidente y organizador de IROS 2018.Vídeo: ÁLVARO GARCÍA. EFE
Jordi Pérez Colomé

El congreso de robots más grande del mundo se celebra esta semana en Madrid. "Ha sido muy difícil, la selección del país organizador es como unos mini Juegos Olímpicos", dice Carlos Balaguer, presidente de esta 31º edición del IROS (siglas de International Conference on Intelligent Robots and Systems). Aquí se reúnen los mejores científicos de la especialidad para ver los últimos avances en este campo. Es un mundial de robótica, incluso con sus competiciones: drones autónomos, manos casi humanas, perros que no se caen a pesar de recibir patadas. "Muchos de los productos que enseñan aquí son estrellas mundiales", explica Balaguer, director del Robotics Lab de la Universidad Carlos III de Madrid. "En España se hace buena robótica. No somos Ronaldos pero somos muy dignos", añade. "El IROS es un espaldarazo a lo que estamos haciendo los científicos españoles, que sobreviven a pesar de los políticos y la precaria financiación pública".

Como informa Balaguer, este martes, en el marco del congreso, será la primera vez que Marc Raibert, presidente de la empresa puntera Boston Dynamics, exhiba en Europa el famoso SpotMini, el primero de sus robots que se comercializará. SpotMini es un perro robot con un brazo en lugar de cabeza, con el que abre puertas y coge objetos. Pero su mayor mérito —que ningún otro fabricante ha logrado replicar— es su estabilidad: "Les puedes dar patadas y no se caen. Venden una plataforma muy estable, que puede subir escaleras, ir por suelos que hacen patinar, por tierra o nieve. Esto no lo ha conseguido nadie", explica Balaguer. Los robots más comunes van con ruedas. Solo Boston Dynamics ha logrado ponerles piernas y que apenas se caigan.

Pregunta. ¿La palabra "inteligente" del nombre del Congreso no es algo exagerada hoy en día?

Respuesta. La palabra inteligencia hay que ponerla siempre entre comillas. Pueden ser cosas tan tontas como que el robot sepa si una puerta se abre por la derecha o por la izquierda. Esto nos parece tonto, pero en el fondo es una intuición inteligente bastante compleja. Y en el fondo el robot es un computador. Hay ejemplos más complejos, como que un robot sepa manejarse por un recinto sin chocar, que es una forma de inteligencia más amplia. Pero la inteligencia artificial esta muy lejos.

El miedo siempre viene por el mal uso que puedan hacer los políticos o las grandes empresas.

P. Estamos muy lejos de C3PO, el robot de La guerra de las galaxias.

R. Sí. Está muy lejos. Podremos tener robots que dialoguen, pero es muy difícil introducir sentimientos, emociones, deducción abstracta... La palabra clave en esta conferencia es deep learning, que son algoritmos complejos que aprenden, deducen, siempre con un porcentaje de acierto que no es total.

P. Para reproducir una mano como la nuestra quedan décadas.

R. Una mano robótica es mecatrónica. Tiene una parte mecánica importante, saber cómo mover falanges o tendones. Eso está más o menos conseguido. Aunque esa mano sabrá hacer solo lo que le hemos enseñado y nada más. En el congreso presentarán una mano que maneja un cubo, pero han estado programándola tres años. Si ahora en cambio le das un huevo, la cosa cambia. Hay grandes avances, pero  estamos a años luz de C3PO.

P. Pero sí hay aplicaciones inminentes de la robótica.

R. Hay dos campos donde se está invirtiendo mucho. Primero, robots en el sector de la salud y la asistencia: en quirófano, haciendo la cama, moviendo a un enfermo de una cama a otra, dando de comer a un tetrapléjico. Hay empresas que van a empezar a ofrecer productos así muy pronto. El otro gran campo es el control de infraestructuras y su mantenimiento. Robots que están por el campo mirando si un cable de electricidad está roto, si hay un socavón en una calle, si hay un cristal roto en un edificio, si hay corrosión en un puente. Pronto los veremos por la calle.

P. Hay quien dice que estamos en una edad de oro de la robótica porque dos elementos clave -—los sensores para ver y los actuadores para moverse-— se han abaratado en la última década.

R. Es cierto. Pero el problema es que se ponen montones de sensores que implican millones, trillones de informaciones en tiempo real. Entramos así en otro mundo, el del big data. Si tengo 20 cámaras y estoy mirando y procesando a la vez, ninguna CPU es suficientemente potente. Tienes que hacer algoritmos selectivos: "Hasta que aquí no aparezca alguien de rojo, o pasos de peatones, o balones de fútbol, a esta cámara ni caso". Así funcionan esos sistemas.

P. ¿Hay algo que de los robots que dé miedo?

R. El miedo siempre viene por el mal uso que puedan hacer los políticos o las grandes empresas. ¿La bomba atómica da miedo? Si deciden lanzarla, pues sí, pero la energía nuclear para la salud es muy positiva. La robótica no me da miedo. Mejorará nuestra calidad de vida. La vida será de otra manera. Si los políticos deciden hacer ejércitos robóticos, da algo de miedo. Si las grandes empresas optan por hacer robots espía entre los empleados, también. Lo que me da miedo es el mal uso.

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Sobre la firma

Jordi Pérez Colomé
Es reportero de Tecnología, preocupado por las consecuencias sociales que provoca internet. Escribe cada semana una newsletter sobre los jaleos que provocan estos cambios. Fue premio José Manuel Porquet 2012 e iRedes Letras Enredadas 2014. Ha dado y da clases en cinco universidades españolas. Entre otros estudios, es filólogo italiano.

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