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VÍDEOS VIRALES

Por qué triunfan los vídeos de gatitos

Un estudio entre 7.000 usuarios de vídeos de gatos en Internet concluye que su éxito se debe a que actúan como una terapia y proporcionan bienestar psicólogico a sus seguidores

Karelia Vázquez
Una de las mascotas más populares en Internet, Lil BUB, tiene 1.5 millones de fans en Facebook.
Una de las mascotas más populares en Internet, Lil BUB, tiene 1.5 millones de fans en Facebook.

Los gatos están en el epicentro del mundo virtual que hemos creado en Internet. Y por primera vez una investigación académica pregunta a cerca de 7.000 usuarios por qué. Jessica Gall Myrick, profesora de The Media School en la Universidad de Indiana acaba de publicar un trabajo en la revista Computer in Human Behavior que intenta descubrir los beneficios emocionales que se sacan de pasar horas observando vídeos de gatitos.

El estudio, llamado Emotion regulation, procrastination and watching cats videos online: Who watches Internet cats, why and to what effect?, consiguió reclutar a un buen número de usuarios gatunos en Internet gracias a que el dueño de una de las mascotas más famosas, Lil BUB (1.5 millones de fans en Facebook) compartió la encuesta del estudio en sus redes sociales.

Solo en 2014 se publicaron en Youtube más de dos millones de vídeos de gatitos que alcanzaron cerca de 26.000 millones de visitas, un promedio de 12.000 visitas por cada vídeo

El 36,2% de los participantes se definió como amante incondicional de los gatos. 6.345 de ellos habían tenido un gato en algún momento de su vida. El usuario promedio tenía en el momento de la encuesta al menos dos gatos. Facebook era el sitio más popular para ver los vídeos (90,6%), sseguido por Youtube (87,0%) y Buzzfeed (61,2%).

El trabajo en cuestión también sirvió para probar un modelo conceptual de predicción del placer en función de la relación que se produce entre la procrastinación, la culpa y la felicidad, todo mezclado, que genera consumir este tipo de contenidos.

Los ingresos de los más populares

Mientras comprobamos si los vídeos de gatos sobreviven o no en Internet, estas son las estimaciones de ingresos de los gatos más populares de la red, según los cálculos del diario The Washington Post.

1. Tara the Hero Cat: entre 55.600 y 463.700 dólares.

2. Maru the Cat: entre 21.800 y 181.600 dólares.

3. Keyboard Cat: entre 21.100 y 175.800 dólares.

4. Nyan Cat (no es un gato real pero gana dinero): entre 8.600 y 71.500 dólares.

5. The two talking cats: entre 8.500 y 70.700 dólares.

6. Stalking Cat: entre 7.000 y 58.700 dólares.

7. Grumpy Cat: entre 5.100 y 42.400 dólares.

8. Mama Cat: entre 2.900 y 24.100 dólares.

9. Lil Bub: entre 2.300 y 19.300 dólares.

10. Dramatic cat: entre 2.400 y 20.400 dólares.

11. Hamilton the Hipster Cat: entre 1.900 y 15.900 dólares.

12. Colonel Meow: entre 366 y 3.000 dólares.

Ver vídeos y fotos de gatitos se ha convertido en uno de comportamientos más populares de Internet. Solo en 2014 se publicaron en Youtube más de dos millones de vídeos de gatitos que alcanzaron cerca de 26.000 millones de visitas, un promedio de 12.000 visitas por cada vídeo. Ninguna otra categoría en Youtube alcanza semejantes cotas de popularidad. Las investigaciones de la profesora australiana Lisa Williams apuntan que un usuario de Internet tiene el doble de probabilidades de publicar la foto de un gato que un selfie.

Jessica Gall Myrick, la autora del estudio, es una experta en contenidos de Internet. Para ella el universo online de los gatos está “infraestudiado e infravalorado”. La profesora Myrick explica a EL PAÍS que decidió profundizar en un asunto frívolo en apariencia porque comprobó que era un contenido extremadamente popular en Internet que además había traspasado las fronteras digitales con la organización de al menos tres festivales anuales en ciudades como Mineapólis, Chicago y Los Ángeles dedicados exclusivamente a los vídeos de gatos y a las celebrities gatunas nacidas de este nuevo hábito. “Después de mucho buscar no encontré ningún dato empírico sobre el tipo de personas que consumía estos contenidos o sobre el impacto que dicho hábito tenía en sus vidas. Así que decidí estudiarlo por mi cuenta”.

Lo que encontró la investigadora es que después de ver un vídeo de gatitos en Internet la gente se sentía mejor, “con un estado de ánimo positivo y con más energía”. “Más esperanza, felicidad y alegría”, dice textualmente el estudio.

También comprobó que, en general, los usuarios no buscaban activamente ese contenido, sino que se lo cruzaban mientras navegaban por sus redes sociales o mientras usaban Internet para estudiar o trabajar. “Solo un cuarto de los participantes en el estudio buscaron vídeos de gatos, el resto se los encontraba en su camino, eso sí, aunque estuvieran muy ocupados no podían evitar pinchar y disfrutar del gatito de turno, incluso cuando no querían”.

Los gatitos, por tanto, no solo generan sentimientos positivos, también cierta culpa que, según la profesora no consigue desactivar del todo las sensaciones de felicidad. “Se siente una mezcla de culpa y placer, una combinación de sentimientos muy propia del consumo de determinados contenidos en Internet que se perciben como frívolos, inútiles y como una auténtica pérdida de tiempo”.

Para la autora fue sorprendente comprobar que aunque los usuarios se encontraran los vídeos por casualidad, y por tanto interrumpieran casi siempre otras actividades para disfrutarlos, no se limitaban a ser consumidores pasivos sino que interactuaban con el vídeo, comentando y compartiéndolo. “Eso explica la percepción de que los contenidos de gatos gobiernan la red”, apunta el estudio.

Los que se enganchan a estos vídeos suelen ser personas que tienen o han tenido gatos, pasan mucho tiempo en Internet y tienen rasgos de timidez en su personalidad, según explica la autora del estudio

La investigación confirma lo que ya sabíamos: procrastinar más y mejor es una de las grandes prestaciones de los gatitos en Internet. “A los amantes de estos vídeos también les gusta publicar la vida de sus mascotas. Internet les permite ser a la vez consumidores, productores y críticos de este tipo de contenidos”, asegura la autora.

Los que se enganchan a los vídeos de gatos, explica Myrick, suelen ser personas que tienen o han tenido gatos, pasan mucho tiempo en Internet y tienen rasgos de timidez en su personalidad.

“Puedo entender que a mucha gente le parezca un asunto frívolo pero si hay millones de usuarios de Internet consumiendo vídeos de gatitos con semejante frecuencia creo que es importante entender cómo afectan a nuestras actitudes y estados de ánimo”, explica la autora que cree que el hallazgo de que tras ver estos contenidos las personas se sientan “mejor y con más energía” abre un nuevo campo de estudio para probar si estos vídeos podrían funcionar como una terapia de bajo coste para personas alérgicas o que no pueden permitirse el coste de una terapia con mascotas en el mundo analógico. Esta hipótesis se apuntalaría con los postulados de la teoría conocida como Media Ecuation que sugieren que los humanos reaccionan a los contenidos virtuales como si fueran reales.

“Se necesita investigar más para confirmar que el bienestar psicólogico que proporciona ver vídeos de gatos en Internet es equivalente al que se consigue con una terapia en persona con mascotas”, aclara la profesora de la Universidad de Indiana, que cree que estos contenidos podrían ser útiles al menos para aliviar momentos puntuales de estrés.

La experta en contenido online no puede explicar por qué se crean tantos vídeos de gatos en Internet. “No estoy segura, pero no hay duda de que los gatos se han ganado su sitio en el zeitgeist (espíritu, clima intelectual) de la red. Ya son parte de la cultura pop”.

“Creo que los vídeos de gatos han llegado para quedarse. La gente ama a los animales y el beneficio emocional de consumir estos vídeos los hará repetir una y otra vez”, asegura.

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Sobre la firma

Karelia Vázquez
Escribe desde 2002 en El País Semanal, el suplemento Ideas y la secciones de Tecnología y Salud. Ganadora de una beca internacional J.S. Knigt de la Universidad de Stanford para investigar los nexos entre tecnología y filosofía y los cambios sociales que genera internet. Autora del ensayo 'Aquí sí hay brotes verdes: Españoles en Palo Alto'.

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