Los ‘minidrones’ se preparan para conquistar el cielo
La legislación deja claros los pasos que debe dar un profesional para ganarse la vida pilotando estas aeronaves, pero aún es necesario que se especique más para su uso lúdico
Los drones han dado el salto de la ciencia ficción a las estanterías de los hipermercados de electrónica. Aunque algunos de los que se compran uno quizá lo hacen sin saber que al salir de la tienda seguramente no podrán usarlo. Al menos si pretenden que vuele al aire libre, pues su uso por particulares solo está permitido en recintos cerrados.
La legislación que regula a estas aeronaves deja claros los pasos que debe dar un profesional para ganarse la vida pilotándolas, pero aún es necesario que se desarrolle más a fondo la normativa para su uso lúdico. El actual reglamento se aprobó con cierta urgencia el año pasado para llenar un vacío legal demasiado evidente. La difusión en Internet de espectaculares imágenes captadas por drones ha despertado una auténtica fiebre por estos dispositivos.
Hay que tener en cuenta que basta con un dron de la marca Phantom, cuyo precio ronda los 600 euros, para grabar vídeos tan sorprendentes como los que pudimos ver de la revolución de los paraguas en Hong Kong. Aunque, en España, para pilotar estos aparatos entre otras cosas hay que tener una licencia.
Ya hay incluso alguna universidad, como la Politécnica de Valencia, que imparte un curso especializado en pilotaje de drones. Pero incluso con licencia no es posible sobrevolar con un dron un núcleo urbano, aunque se está estudiando en la legislación que se aprobará próximamente que bajo ciertas circunstancias se autorice por la autorización de la subdelegación del Gobierno.
En España, para pilotar estos aparatos hay que tener una licencia que se obtiene realizando un curso. Pero se necesita la autorización de la Subdelegación del Gobierno para sobrevolar un núcleo urbano
Pero estas normas no han impedido el intrusismo de empresas y autónomos que ofrecen servicios utilizando estas aeronaves. Jaime Guillot, director ejecutivo de la empresa Drone Spain, calcula que el 90% de los negocios que ofrecen volar drones no están autorizadas para hacerlo por AESA. Guillot cuenta a este periódico que uno de temores de los que trabajan legalmente con drones es que alguien sin los conocimientos necesarios provoque un accidente. Y aunque, de momento, no se han producido muchos, alguno ha sido bastante llamativo. En 2013, por ejemplo, un dron se precipitó contra el suelo en plena celebración de la diada junto a la Sagrada Familia. Hubo cuatro heridos. La climatología, la escasa autonomía y que se pierda el contacto con el aparato si este se aleja demasiado son algunos de los aspectos que deben tener muy presentes los pilotos.
Por eso, resulta vital el desarrollo de tecnología específica destinada a mejorar la seguridad de estos aparatos. Una que se ha demostrado efectiva es RealSense, de Intel. Se trata de un sistema que permite analizar el espacio tridimensional que rodea a un dispositivo. En las pruebas realizadas se ha podido ver cómo un dron lograba volar entre los árboles de un bosque sin chocar contra ellos.
El reto de los 'minidrones'
Uno de los retos a los que se enfrentan los legisladores es la llegada de los minidrones. Ya es posible comprar a un precio asequible numerosos artilugios voladores que pesan menos de 100 gramos, como el Rolling Spider de Parrot. En los próximos meses se espera que amplíen sus funciones y haya una auténtica avalancha de estos dispositivos.
Ya es posible comprar a un precio asequible numerosos artilugios voladores que pesan menos de 100 gramos
Entre las cuestiones que los hacen más atractivos está la posibilidad de captar imágenes desde puntos de vista poco comunes. Precisamente esa es la idea que impulsa a Nixie, un dron en desarrollo tan diminuto que puede llevarse en la muñeca enrollado como una pulsera. A pesar de su pequeño tamaño sus creadores dicen que es capaz de grabar vídeo con resolución Full HD. Aunque aún no hay fecha para su comercialización parece que la cosa va en serio. Los creadores de Nixie recibieron 500.000 dólares (458.000 euros) al ganar un concurso de proyectos convocado por Intel.
Un producto mucho más maduro es Zano, que se presenta como una solución para realizar fotografía aérea personal. Pesa 55 gramos y cabe en la palma de la mano. Entre las medidas de seguridad que incorpora este dron en miniatura está volar en dirección al móvil con el que se controla si se aleja demasiado, pierde la señal o se está quedando sin batería.
A pesar de la normativa, hay empresas y autónomos que ofrecen servicios con estas aeronaves
Su cámara de cinco megapíxeles no parece que sea ninguna maravilla, pero al menos permite al dron de Zano grabar vídeos con resolución de 720 píxeles. También cuenta con un sistema de iluminación mediante leds para mejorar las imágenes que capta con poca luz. Aunque estas luces también están pensadas para ayudar a que no se le pierda de vista. En Kickstarter ya se han vendido miles de unidades. Su precio ronda los 230 euros. Ahora toca esperar que los legisladores definan con claridad quién podrá jugar con estos pequeños pájaros electrónicos.
Esta información ha sido actualizada el 7 de abril de 2015 para incluir un matiz sobre la prohibición de sobrevolar drones en zonas urbanas.
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