Tres habitaciones, baño, cocina y un chip
Inteligente, social y controlable a distancia, el hogar domótico se adueña de la realidad La vivienda se torna ubicua y digital: el individuo, un semidios del código
Aquella extravangante casa “inteligente”, sobre la que ironizaba Jacques Tati en Mon oncle a finales de los cincuenta, en la que todas las tareas estaban automatizadas, cualquiera se la puede encontrar hoy en su vecindario. Incluso habitarla. Los chips digitales han dejado de acompañar al hogar como meros electrodomésticos y se han adueñado de su mismo corazón. El razonamiento parece simple: si la realidad se vuelve interconectada y digital, el modelo se reproduce en el entorno inmediato de los individuos.
Una casa domotizada centraliza todos los servicios en una consola central conectada a la Red. De ella dependen el funcionamiento de los electrodomésticos, la gestión de las luces, la calefacción, la videovigilancia, la televisión o el equipo de audio. Los habitantes acceden a la vivienda mediante lectores de huellas digitales y pueden gestionar a distancia cualquier tarea. Hacer la colada por Internet o abrir la puerta al cartero desde el trabajo a través del teléfono móvil ya no es un sueño del futuro. Nuestra casa conoce nuestras costumbres y se habitúa a la rutina: regulará las luces o la calefacción automáticamente y enviará un correo electrónico al servicio técnico si detecta cualquier anomalía. Un simulador de amanecer despertará a los usuarios, y las neveras conectadas a la Red avisarán de la fecha de caducidad de los alimentos; mientras, el robot de limpieza entrará en funcionamiento automáticamente y la lavadora se programará para hacer un lavado de ropa para que esté lista cuando se desee.
Nest, el termostato inteligente
Creado por antiguos ingenieros de Apple, Nest pretendía ser una de las piezas clave de la próxima revolución domótica. De pequeño tamaño y forma redondeada, Nest es básicamente una pantalla LCD con conexión inalámbrica que va aprendiendo de las costumbres del usuario para informarle sobre cómo gestionar el sistema de calefacción, optimizando su uso. Tal parece su potencial como tecnología modelo en la casa domotizada futura, que Google ha comprado la compañía.
Withings Home, videovigilancia en HD
Cámara de videovigilancia conectada a la Red que permite ver en alta resolución y con un ángulo de 135 grados. Dotada de detector de movimiento y ruido, el usuario podrá vigilar su hogar remotamente desde su teléfono móvil. Una central domótica de bajo coste que incorpora además reconocimiento de llanto de bebés y sensores que miden la calidad del aire y la humedad.
Samsung Crystal Blue: la colada, por ‘app’
Con un diseño futurista y un compartimento de ropa mucho más grande de lo normal, en cristal traslúcido, esta lavadora se monitoriza remotamente desde un smartphone gracias a una app. Los coreanos han incorporado a otros electrodomésticos el sistema de control domótico Samsung Smart Home, que interconecta entre sí diferentes dispositivos que se gestionan ahora a distancia, desde neveras que regulan el frío por zonas y avisan de la caducidad de los productos, hasta una plataforma en la nube que sirve de integración a los distintos dispositivos.
Cerradura Goji, pase sin llamar
La inevitable digitalización de la existencia invita a acabar para siempre con un aliado sempiterno: las llaves de casa. Conectadas a internet y controladas remotamente, estas cerraduras se abren desde el móvil y permiten el acceso de terceros vía app. Encriptada con seguridad por código de 256-bit y conectada por wi-fi y bluetooth, la cerradura Goji transforma cualquier puerta en un mayordomo digital que se abre y cierra automática y remotamente. Cualquiera puede instalarla porque usa los mismos tornillos que una convencional.
Ninja Sphere, el córtex del hogar
Nacido a principios de 2014 vía Kickstarter, este hub diseñado en código abierto se presenta como un centro de domótica low cost capaz de automatizar todos los dispositivos. Conectado al router, monitoriza todo cuanto pase en el hogar, desde la temperatura hasta la humedad, y gestiona el uso de energía controlando las luces mediante algoritmos de aprendizaje que evolucionan con el propio usuario. Para ello está dotado de conexión a Internet, sensores de temperatura y de presencia. Ninja Sphere se controla además mediante gestos, respondiendo a través de códigos de colores con luces LED integradas en su carcasa.
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