Andrés Contreras, el niño del ‘big data’
Empezó a los 12 años reparando ordenadores y ahora trata de sacar adelante una empresa
El chaval comenzó arreglando ordenadores en su pueblo, Membrilla, y ahora a los 17 años trata de especializarse en big data. Andrés Contreras Guillén (Ciudad Real, 1995) contó siempre con el apoyo de sus padres, profesores, primero como vendedores de la tienda de reparaciones. Después, cuando decidió que no aguantaba más en clase. “Siempre me aburrí en clase. Dejé la Secundaria y entré en Formación Profesional”. Tras terminar, por libre, el ciclo de microsistemas informático y otro en Administración de Empresas.
Tras ello, montó Socialtech. En febrero de 2012, en el salón Mi Empresa, conoció a sus dos socios: Néstor Basterra (Bilbao, 1987) y José Artiach (Madrid, 1988). El primero dejó su trabajo en Ernst&Young. El segundo, en Heineken. Los argumentos de este adolescente les terminaron de convencer. Entre los consejeros de la empresa se encuentra Pedro A. García López, ex director de Coca Cola España.
La definición de su empresa suena pretenciosa: “Ingeniería de software con análisis inteligente para negocios”. Su producto, Wordfeeling da más pistas: gestión de reputación online en tiempo real. Esto incluye desde blogs y foros a mensajes en Facebook, Twitter, FourSquare e Instagram, así como contenido de noticias y los comentarios de las mismas.
A mediados de año recibieron una inyección de dinero que se niegan a desvelar, tan solo indican que proviene del País Vasco. “Gracias a ellos pudimos adquirir los servidores”. Unos equipos de EMC que se ha empeñado en llevarnos a visitar. Se pasea por la cápsula refrigerada con un molesto ruido de fondo permanente, tan feliz como cualquier chaval de su edad en la discoteca. Contreras mantiene el 25% de la empresa, los dos cofundadores un 5% cada uno.
No solo avisamos de los incendios empresariales en redes sociales, también ofrecemos la posibilidad de predecirlos y neutralizarlos desde el móvil, al momento
La modestia no es una de sus virtudes, quizás simple pecado de juventud: “Nos consideramos el próximo Google. ¿Qué empresa no quiere saber si su cliente está satisfecho? Nosotros se lo podemos decir constantemente?”. Basterra apostilla: “Las encuestas son cosas del pasado. Las contesta poca gente y casi siempre a cambio de algo. Los comentarios en redes sociales son mucho más sinceros y espontáneos. Su valor es incalculable para cualquier marca o producto”. Entre los posibles usos se encuentra la elección del nombre de un producto, pero también el estudio de la percepción de un famoso antes de escogerlo para un patrocinio, o las sensación tras un episodio de una serie o película.
Todo en la vida de Contreras parece estudiado. Incluso su ocio. “Hace mucho que no tengo tiempo libre, pero en esos momentos me dedico a programar; siempre ha sido mi afición”, expone sin ánimo de parecer extraño. De hecho, tampoco parece muy preocupado por alimentarse, el traje que viste va con bastante holgura.
Otro aspecto diferencial de la herramienta son las alertas a medida. “No solo avisamos de los incendios (por escándalos) en redes sociales, también ofrecemos la posibilidad de predecirlos y neutralizarlos desde el móvil, al momento”, proclama con marcado toque comercial.
Insiste el trío en que están “con los pies en el suelo”, pero se ponen metas aparentemente altas. En seis meses quieren comprobar que hay nicho. A los inversores les han convencido de que el beneficio dentro de 12 o 14 meses serán de 900.000 euros y, en dos años se trasladarán a Estados Unidos, según promete este consejero delegado de 17 años y 5 de experiencia.
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