National Geographic se enfrenta a Instagram
Advierte que retirará la cuenta si la empresa de Facebook pone en práctica las nuevas reglas de privacidad. Instagram dice que es un "error de lenguaje"
National Geographic ha dicho abiertamente "no". El grupo editorial, uno de los primeros clientes de la aplicación de retoques fotográficos Instagram, está en contra de las nuevas normas de privacidad que le permiten a la empresa de Facebook comercializar, sin pedir permiso, los contenidos que se suban a su red. Es la primera contestación pública de un gran grupo empresarial, al margen de las fundaciones e institutos que velan por los derechos de las personas.
De entrada, National Geographic ha comunicado que dejará de colocar post en Instagram y amenaza con suspender la cuenta si Instagram pone en práctica sus nuevas atribuciones con los contenidos."Estamos muy preocupados con los nuevos términos de servicio y si se mantienen podríamos cerrar nuestra cuenta", dice National Geographic en su blog.
Ante las reacciones de los medios de comunicación y organismos de derechos humanos, Instagram ha explicado en su blog "que no tienen intención de vender las fotos de los usuarios", aunque no es eso lo que la gente ha tenido que firmar para continuar con el servicio.
Para observadores de los derechos de la privacidad en Internet, el movimiento de Instagram es solo un experimento de Facebook, su empresa propietaria, para llevar un poco más allá las fronteras de la privacidad de Internet, sacando partido económico a los contenidos que cuelga la gente, sin pedirle permiso en cada caso. Tanto Facebook como Instagram han advertido a sus usuarios de las nuevas formas y estos han tenido que dar expresamente su conformidad so pena de tener que darse de baja del servicio, y, con ello, perder todo su histórico de archivos.
La Comisión de Comercio de EE UU ya exigió el pasado año a la red social la conformidad explícita de sus usuarios para la utilización de información personal. Tanto Facebook como Instagram han cumplido al pie de la letra esa exigencia, pero lo han hecho globalmente y para siempre, no con un aviso previo e individual ante el concreto aprovechamiento de una foto o un texto concreto.
Ante el cúmulo de reacciones de Electronic Frontier Foundation (EFF) y otros centros dedicados a la vigilancia de los derechos humanos, el director general de Instagram se ha limitado a aclarar que, de momento, Instagram no ha hecho uso de sus atribuciones.
Mientras Facebook ya se enfrenta a litigios masivos por los nuevos términos, Instagram se ha curado en salud en sus nuevos términos de uso, al prever que, en caso de reclamación, esta se dirimirá en un arbitraje y no ante los juzgados, lo que le ahorraría mucho dinero en minutas judiciales, además de cercenar los derechos de las personas. Sus usuarios no se podrán unir a una reclamación judicial colectiva cuando, en Estados Unidos, los tribunales de arbitraje suelen fallar por lo general en contra de los intereses del consumidor.
Esta cláusula es la más novedosa de Instagram, pues otras redes sociales similares, que también tienen normas de privacidad bastante similares, como Twitter, Google, YouTube o Facebook no han incluido ese extremo.
"Probablemente Facebook está utilizando Instagram para ver hasta dónde puede llegar en su modelo publicitario", ha declarado a Reuters el director ejecutivo de Electronic Privacy Information Center, Marc Rotenberg. "Si mantienen a la mayoría de sus usuarios quiere decir que no les importa que sus imágenes se conviertan en anuncios". El EPIC advierte que en la mayoría de los estados de EE UU está prohibido lo que Instagram intenta imponer.
En la votación que abrió Facebook para aplicar sus nuevos términos de uso y privacidad, apenas ejerció su derecho el 0,05% de sus más de mil millones de socios.
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