Instagram, del iPhone al navegador

Kevin Systrom creó una aplicación pensada por y para el iPhone. Al menos esa era la idea inicial de Instagram. Hasta que en el mes de abril se estrenó en Android. Para los fieles fue lo más parecido a una traición. ¿Cómo podía ser ahora que a ellos, precisamente, a ellos, orgullosos poseedores del móvil de Apple les apareciesen, de repente, seguidores y fotos que usaban teléfonos de todo tipo, con cámaras de dispar definición y diferentes fabricantes? Una semana después se supo el motivo de la expansión, Facebook compraba el servido de retoque de fotos por 765 millones de euros.

Poco a poco, Instagram ha ido perdiendo parte de su esencia para ganar en popularidad. Todavía no existe programa para Blackberry o Windows Phone 8, pero tampoco son, por ahora, las plataformas mayoritarias en smartphones.

Pero sí ha llegado al ordenador de manera oficial con la creación de perfiles de usuario. Hasta entonces se podían consultar desde enlaces de redes sociales, pero sin posibilidad de ver la secuencia temporal. Para ello era necesario usar aplicaciones adicionales como Carousel o Instagrid.

La última sorpresa para que las fotos con aire vintage invadan toda la Red son los badges, algo así como medallones para incrustar la tira de imágenes en blogs, páginas personales y cualquier web. Algo que ya sucede con Twitter, Facebook o Flickr. Instagram es cada vez menos móvil, pero mucho más amplio.

Facebook no ha terminado de integrar esta compra, aunque lo intenta. Resulta extraño que por un lado al actualizar la aplicación de la red social para iPhone se añadan filtros para retocar fotos, que se puedan poner “me gusta” a las fotos en las dos plataformas indistintamente, pero que no se unifiquen los perfiles de usuario. Aunque esto último sí lo han intentado. De momento, sin el visto bueno de las autoridades norteamericanas.