_
_
_
_

Y el ganador es... Magisto

El cómic interactivo 'Operación Ajax' y la realidad aumentada de Aurasma destacan en el campeonato de aplicaciones de CES

La conclusión es que los chicos de Magisto tenían más familiares en la sala que los de Ajax. Como el ganador se decidía por el sistema del aplaudímetro, para ellos fue el primer premio a la mejor aplicación presentada en la feria CES de Las Vegas.

Cerca de un centenar se presentaron, pero solo diez llegaron a la finalísima. El concurso consiste en exponer durante cuatro minutos las maravillas de la aplicación, que tiene que ser ya una realidad. Su creadora, Robin Raskin, estaba exultante viendo las colas de espera. El público también difería bastante del habitual en la feria. Poca ropa negra, algunas gorras colocadas al revés, algún pendiente masculino y algo más de mujeres de lo habitual, pongamos 3 a 10.

De los finalistas del pasado año, todos los ganadores han pegado fuerte: DriveSafe.ly contesta mensajes de textospara evitar distracciones del conductor, y Line 2 da a una segunda línea telefónica a los dueloscon iPhone. En 2010 vencieron Clixtr, que socializa fotos en tiempo real, y Gwabbit, una apli para Blackberry, que consigue con un clic que los contactos de un nuevo correo se archiven en tu Outlook.

Abre el fuego Florian Gschwandtner (en adelante, Florian) con Runtastic Roadbike, una aplicación de ciclistas para ciclistas, con iPhone, por supuesto. Así se sincronizan los datos de la actividad física y los pueden seguir en tiempo real los amigos, de tal forma que les pueden enviar mensajes de ánimo mientras escalan el Tourmalet. El diseño es claro y práctico. Está bien, pero hay mucho de esto. Aplausos modestos; sin embargo en la web es quien más visitas ha recibido.

Le sigue Jason Tey con Macaw. La presentación es un desastre porque, como buena feria de tecnología, no funciona nada (el fallo se repetiría en cuatro exposiciones más). Con los nervios, el chaval tampoco se explica bien, y el público no lo acaba de pillar. Sin embargo es una gran apli: concentra todos los datos físicos sanitarios de la persona, por ejemplo los de la báscula,el tensiómetro, o la actividad física, y luego, si se desea, se envía al médico. El público despierta gracias a una mascota de macaco que lanza camisetas a la concurrencia.

Mike Gonsales anima el cotarro difrazado de aviador japonés de la Segunda Guerra Mundial. Su apli se llama AppGear, un videojuego de cazabombarderos. Es chulo, pero el mundo anda sobrado de juegos de guerra. Aplausos al actor más que a la apli.

Cuando salta al escenario Daniel Burwen el espectáculo está a punto de hundirse. No funciona nada y él ahí en medio disfrazado de espía de los años 30, explicando con palabras imágenes que no se ven. Aguanta el tipo y por fin se ve Cia: operación Ajax, una preciosa novela gráfica, interactiva, donde van surgiendo ruidos, sonidos, y músicas, junto a textos en bocadillos o mecanografiados. También se incluyen reportajes televisivos históricos. Una delicia, muy aplaudida, que descargarla cuesta ocho dólares.

Le toca el turno a Aurasma, apli presentada por un sobreexcitado Matt Mills, que quiere explicar tantas cosas que no se entiende nada. Tampoco es fácil, pero se intuye que detrás hay algo grande, muy grande. "La lanzamos en julio, y la promoción que hicimos de Harry Potter se descargó tres millones de veces. Ya la utiliza un millar de compañías y unos cuantos periódicos", explica Mills. Y sobre la marcha coge el Usa Today, enfoca con su iPhone la foto de portada y en el móvil salta un vídeo referido a la información. Su compañera coge la botella de un refresco, enfoca el logo y surge una explosión en el móvil. "Es una aplicación muy interesante para los medios, porque completa el papel con la interactividad de las imágenes", cuenta Tamara Roukaerts, jefa de mercadotecnia. En sus ocho meses de vida ya han ganado un millón de dólares en un concurso de IDG Media.

Quedan la mitad: Cinefy, es una biblioeteca de efectos especiales para incorporar a tus propios vídeos; en el caso de Skyqapp, aparte de haberse traído pocos amigos, Jason Fournier, aburre con su aplicación sobredel sistema planetario. Viper Smartstart advierte de que fuera hace frío,y que hay que poner la calefacción del coche. Se ha descargado un millón de veces. La novena es Magisto, otro editor de vídeo, pero que ha llevado al CES a todo su pueblo a juzgar por la ovación incomprensible. Y el últmo es Securafore, otro sistema para controlar a nuestros mayores desde el móvil. Una de sus acciones: se marca el área por donde pueden andar las personas que queremos cuidar y si la sobrepasan salta la alarma en el móvil.

Visto para sentencia, el showman pide aplausos para que los mida la máquina. Surge el suspense al empatar el editor de vídeos Magisto y la novela gráfica interactiva de la CIA, pero en el desempate el auditorio se inclina por Magisto.Veremos dónde está el próximo año. El premio por votación online, aún más misteriosa, se lo lleva la telemedicina de Macaw. Así puestos, uno también va a dar su veredicto, y por unanimidad pero sin cheque, el ganador es... Aurasma.

J. M.

La mentira de las verdades

El mejor curso de literatura no lo recibí en el colegio. Tampoco en la universidad. Fue hace unos años y lo impartía Mario Vargas Llosa, con su libro La verdad de las mentiras. En ese ensayo, tan ameno que parece una novela, repasa las mejores, a su juicio, obras de ficción del siglo anterior. Para ello se fija no solo en la calidad de la prosa, en el estilo, que sería lo suyo, sino que describe en qué circunstancias se movía el autor de la novela o el tiempo político vivido; es decir, Mario Vargas Llosa cuenta lo que hay de verdad detrás de esas mentiras, las novelas.

Durante cinco días, dos periodistas de EL PAÍS hemos visitado Las Vegas para cubrir la información del CES, la feria del consumo electrónico, una locura de casi 3.000 empresas, con más de 20.000 productos desparramados por el centro de convenciones de la ciudad y por varias urbes, que aquí les llaman hoteles. Más de 140.000 visitantes, dice la organización, todos profesionales, pues no se abre al público, llegados de 40 países para ver maravillas. Las hemos contado durante estos días y, leyéndonos, a cual parece mejor. Impresoras 3D, televisores como mesas de pimpón, lectores de libros como cajas de cerillas... todo lo que se le podría ocurrir a alguien, ya existe. Y si un ordenador lleva procesador de doble núcleo el otro de cuatro, si una cámara tiene 16 megas la de al lado 22, si una tableta baila, la otra canta, y si había miniportátiles ahora son ultraligeros. Todo ello es verdad.

Sin embargo, los visitantes de la feria , exhibidores, periodistas, compradores circulan por los pasillos arrastrando maletones, mochilones, carretillas, bolsos como el de Mary Poppins, pues de ellos salen objetos inverosímiles: trípodes de tres cabezas, micrófonos extensibles, marañas de cables -cuando escribimos que el mundo es wireless-, viejos radiotransmisores para eludir las locas tarifas del moderno smarthpones....Es la parte oculta de esos objetos tecnológicos maravillosos que cantamos. Es la mentira de las verdades.

De los 6,8 kilogramos de equipaje, 3,8 eran de ropa y el resto para los aparatos tecnológicos que -gracias a los avances en materiales y diseño- pesan hoy mucho menos que una década atrás-, sin embargo a estos hay que añadirle sus cables y sus baterías y los cargadores de las baterías que, a su vez, llevan su cable para la corriente eléctrica. Sí,cierto, hemos hablado mucho de los cargadores solares.

En la mochila entra un ordenador portátil HP, por supuesto maravilloso, con su teclado y su pantalla grande -por algún lado se habrá metido el ratón porque moverse con un trackball o cosa de esas nunca ha resultado igual de cómoda. El ordenador maravilloso también tiene 3G, pero español,mejor ni conectarse. Por lo demás el ordenador va bien durante tres horas como máximo. Su batería no da más, con lo cual en actos públicos o en ausencia de enchufes se corre el peligro de quedarse sin la máquina de escribir. Pero para eso está la tecnología, solución, que entre en la maleta también una tableta de Apple. Ligera, lista como ella sola para captar las redes wifi, que se enciende y se apaga en un plisplas, y una batería que dura y dura un día entero. La tableta, ya lo habrán leído ustedes miles de veces, es maravillosa, sin embargo se escribe en ella fatal y se apoya fatal (¡Ah, que esto no lo han leído tanto?). Pero la tecnología tiene remedio para todo, pues es maravillosa. Así que incluyo en la maleta un teclado Logitech con funda-apoyas tabletas incorporado y así poder escribir con ciertas garantías-, y su respectiva batería. La tableta sería casi completa si, aparte de no dejarte marca en el ombligo, tampoco te dejaras la vista en su pantalla cuando se lee mucho tiempo. Porque con los vuelos low cost arrastrar cuatro o cinco libros de papel va pasando a la historia. Como uno se puede quedar ciego leyendo Ana Karenina en el iPad, entra en la maleta el Kindle de Amazon, qué son 200 gramos más, aparte su fundita para que no se raye la pantalla, más su cablecito por si acaso, aunque dice que la batería dura un mes. Gracias al Kindle hay lectura para vuelos transatlánticos de ida y vuelta, o casi, porque la realidad es que durante el despegue y el aterrizaje -en total una hora, seguro-, con todo su proceso, hay que apagar el libro. Efectivamente, ahora los libros se apagan. Con todo ello el equipaje parece completo, si no fuera porque habrá que fotografiar esas maravillas. La del iPad no vale para multitudes, la cámara del smartphone de Samsung tampoco da una calidad exagerada, aunque saca de más de un apuro, así que incorporo una Olympus con buen zoom, más sus memorias, sus baterías y su cargadores de baterías y cable. Ahora sí que está todo en uno, en un bolso, digo.

De los miles de periodistas que han aparecido en Las Vegas, sólo dos iban ligeros de equipaje, con un boli y su cuaderno. Ignoro si hicieron algo o simplemente eran restos de la KGB. El resto, en la primera conferencia de prensa, desde sus asientos, en un lugar mal iluminado, disparó ráfagas de fotos sobre un señor de corbata que iba a dar cifras y estadísticas y a la milésima de segundo, antes de que dijera buenas tardes su imagen estaba ya por Internet. Al acabar, sudorosos, cargados de la cámara, el ordenador, el teléfono, la tableta, el kindle, el teclado y los cables, los periodistas se van a contar el siguiente cuento de una industria tecnológica que aún le falta crear ese objeto que pueda hacer de todo. De momento aguanta la única máquina que ha conseguido hacerlo todo. Se llama hombre.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_