Los internautas rompen una mordaza judicial en Gran Bretaña
Un juez había prohibido a 'The Guardian' publicar un informe sobre contaminación provocado por una multinacional en Costa de Marfil
El pasado mes, un juez británico ordenó que el material obtenido por un periodista de The Guardian sobre los manejos de una multinacional debían mantenerse secretos. Tampoco podía publicarse ninguna información sobre la propia orden del juez. Twitter y otros blogs de la red social, sin embargo, rompieron el silencio.
El conflicto data de 2006 cuando una compañía de transporte, Trafigura, pagó a una empresa local de Costa de Marfil para deshacerse de 400 toneladas de gasolina de baja calidad. El operador contratado se limitó a esparcirla por las cercanías de la ciudad de Abidjan. Según The New York Times, 85.000 personas necesitaron cuidados médicos, paralizando el frágil sistema sanitario del país. Ocho personas fallecieron a causa, al parecer, de la exposición a esta basura química.
Trafigura pagó, en 2007, 225 millones de dólares al Gobierno de Costa de Marfil pero no reconoció la culpabilidad en el caso. Hace un mes, en un proceso en Gran Bretaña, la empresa acordó pagar 1.500 dólares por persona a 30.000 residentes de Costa de Marfil por lo sucedido, pero alegando que no pudo prever ni la peligrosidad ni los reprochables actos de la empresa subcontratada. Sin embargo, un informe científico solicitado por los abogados de Trafigura desmentiría esta ignorancia. El informe cayó en manos de un redactor del citado diario. Trafigura acudió al juez pidiendo protección ante la filtración de un documento confidencial.
El documento, sin embargo, se filtró en Wikileaks antes de la prohibición judicial, lo que permitió a un miembro del parlamento británico hacer una pregunta sobre el tema. Aunque las intervenciones en el parlamento no pueden ser objeto de censura, la orden que silenciaba la existencia del documento seguía viva. Pero varios internautas localizaron el debate en una web del Gobierno británico y empezaron a difundir su existencia en Twitter y otros sitios. Entre los mensajes se incluían llamadas a la desobediencia de los reporteros británicos para que enlazaran a los mensajes de Twitter. El escándalo organizado, que incluía crípticas referencias a Twitter en el propio The Guardian, provocó que la empresa liberara la pasada semana el documento junto a una declaración en el sentido de que no se trataba de un estudio definitivo que permitiera prever el daño ocasionado.
El autor del primer mensaje en Twitter sobre el documento comentóque este episodio demuestra a los detractores de Twitter que con 140 caracteres se pueden decir muchas cosas.
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