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Guerra estadounidense a las apuestas en Internet

El juego en la Red mueve 12.000 millones de dólares anuales

El Gobierno de EE. UU ha iniciado una cruzada contra los casinos on-line, un jugoso negocio que mueve unos 12.000 millones de dólares anuales, que opera en la ilegalidad, y cuyos mayores clientes, más de la mitad, son estadounidenses.

En la actualidad existen unos 2.400 portales de juego por internet en los que se puede apostar en deporte profesional, jugar al póquer o a la ruleta, donde los estadounidenses gastan cada año más de 6.000 millones de dólares, según fuentes del sector.

En su lucha por evitar que los ingresos de las familias norteamericanas salgan del país en forma de apuestas supuestamente ilegales, el Gobierno de los EEUU ha iniciado una verdadera caza de brujas, que ya se ha cobrado algunas víctimas.

La guerra contra el juego on-line se intensificó la semana pasada con la detención de David Carruthers, responsable del sitio de apuestas por internet BetOnSports, uno de los más populares.

El empresario inglés fue arrestado en el aeropuerto de Dallas-Forth Worth apenas pisó suelo americano para hacer escala camino de Costa Rica, donde varios cientos de empresas de apuestas por internet tienen su sede.

La mayoría de estos sitios web está localizado en paraísos fiscales de Centroamérica y el Caribe, de manera que el Departamento del Tesoro no recibe ni un solo dólar en forma impuestos.

Nigel Payne, jefe de apuestas deportivas del portal Sportingbets, declaró a la revista Forbes, si los casinos on-line estuvieran regulados, "el Gobierno americano podría haber ingresado unos 900 millones de dólares en impuestos sólo el año pasado".

Sin embargo, hasta el momento el Departamento de Justicia de los EEUU está persiguiendo estos negocios como organizaciones ilegales en base a una ley de 1961 que prohíbe el uso del teléfono o cualquier otro tipo de sistemas de comunicación interestatal o internacional para realizar apuestas.

20 años de cárcel

De ser finalmente procesado y juzgado por esta nueva ley, Carruthers se enfrentaría a una pena de hasta 20 años de cárcel por un delito de fomento de apuestas ilegales.

El directivo británico forma parte de la nueva ola de padrinosdel juego del siglo XXI que ha desafiado al Gobierno estadounidense: universitarios, cultos y amantes del lujo, muy alejados de la imagen mafiosa que, apoyada por el cine, ha rodeado tradicionalmente al mundo de los casinos.

Uno de sus máximos exponentes es el multimillonario canadiense Calvin Ayre, el único de esta rara estirpe que aparece en la lista de los hombres más ricos del mundo elaborada por Forbes.

Desde su mansión costarricense -de más de 3,5 millones de dólares- gestiona los ingentes beneficios de su empresa de apuestas por Internet, Bodog, que le ha permitido amasar una fortuna personal de más de 1.000 millones de dólares.

Amante de las motos y las mujeres bellas, el excéntrico millonario canadiense acostumbra a pasearse por las calles de San Juan en un enorme coche Hummer de color negro conducido por un ex soldado de élite canadiense con experiencia militar en Somalia, Bosnia, Afganistán e Irak.

Ayre, de 45 años, sabe muy bien que es uno de los hombres más buscados por el Departamento de Justicia de EEUU, de donde provienen el 95% de los 210 millones de dólares en beneficios que ingresó el año pasado.

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