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RELIGIÓN

El Patriarcado ruso y el Vaticano se enfrentan por la 'visita virtual' del Papa a Moscú

La vídeoconferencia en directo con el mensaje del Sumo Pontífice enlazará Roma, Valencia, Atenas, Budapest, Estrasburgo, Viena y la capital rusa

La visita virtual de Juan Pablo II a la catedral de la Divina Concepción de Moscú, prevista para esta noche en conexión con otras ciudades europeas, ha exacerbado el conflicto entre la Santa Sede y el Patriarcado Ortodoxo ruso.

La vídeoconferencia en directo con el mensaje del Sumo Pontífice prevé enlazar las ciudades de Roma, Valencia (España), Atenas, Budapest, Estrasburgo, Viena y la propia Moscú, donde este acontecimiento ha sido calificado de una auténtica visita virtual.

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La ceremonia incluye una oración en común por una Europa Unida, y el Santo Padre rezará el rosario desde el aula Pablo VI de Roma con los estudiantes católicos reunidos para el evento en cada una de las catedrales elegidas.

En las fotografías del Papa repartidas para la convocatoria se explica que, de momento, Juan Pablo II "no puede visitar personalmente a los católicos de Rusia", de ahí este "viaje virtual" en la catedral católica, devuelta por el Estado ruso en 1992.

La protesta de los popes

"El puente virtual es un asunto interno de la Iglesia Católica, pero es extraño que entre las seis ciudades elegidas estén Moscú y Atenas, capitales de países tradicionalmente ortodoxos y donde hay muy pocos católicos", se ha quejado Igor Vizhánov, representante del Patriarcado de Moscú.

Vsévolod Chaplin, otro portavoz del Patriarca de Moscú y Toda Rusia, Alexis II, ha calificado esta convocatoria de una "insistencia irracional con la que el Vaticano se propone marcar, aunque sea simbólicamente, la presencia del Sumo Pontífice en este país".

Las relaciones entre Roma y el Patriarcado ruso alcanzaron su mayor deterioro de los últimos tiempos el pasado 11 de febrero, cuando el Santo Padre elevó al rango de diócesis las cuatro administraciones apostólicas católicas de la Federación Rusa.

Este acto ha sido calificado de "desafío" encaminado a preparar la "invasión espiritual" de Rusia e, inmediatamente, el Patriarcado suspendió una importante reunión con representantes de la Santa Sede prevista para finales de ese mes.

Aunque días después el arzobispo católico de Moscú, Tadeusz Kondrusiewicz, trató de calmar los ánimos y propuso establecer relaciones plenas del Vaticano con el Estado ruso, los popes vieron esta otra iniciativa como una maniobra para facilitar el repudiado viaje del Papa a Rusia.

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha dado el visto bueno a esta visita, que culminaría los viajes apostólicos de Juan Pablo II, pero hasta el momento el Patriarcado Ortodoxo se opone radicalmente.

Asuntos espirituales y materiales

Los jerarcas acusan al Vaticano de proselitismo para establecerse en países que reclama la ortodoxia, como Ucrania, donde las dos Iglesias están enfrentadas por asuntos más materiales, como la propiedad de templos arrebatados en la Revolución bolchevique.

Los especialistas en relaciones con el Vaticano señalan que una eventual visita del Sumo Pontífice a Rusia debería ir acompañada por la devolución de los templos católicos expropiados por los comunistas y entregados después a la jerarquía ortodoxa.

La posición radical ortodoxa es respaldada por amplias capas de la sociedad, que ven en el catolicismo una avanzadilla de Occidente para acabar con la tradición de este país como la tercera Roma de la civilización cristiana.

En Rusia, país de 144 millones de habitantes, viven entre 600.000 y un millón de católicos; a excepción de unos 20 millones de musulmanes y unos millares de budistas, el resto es considerado por la Iglesia Ortodoxa como parte de su "rebaño".

Esta semana, destacados representantes de la cultura rusa divulgaron una carta de protesta contra el establecimiento de las diócesis en Rusia en la que se denunciaba la "expansión" católica con el objetivo de convertirla en "su provincia espiritual".

"A juzgar por todo, en el Vaticano consideran a Rusia como un desierto espiritual. No comprenden que el pueblo ruso no es una tribu salvaje y que la presencia de los misioneros católicos en la tierra rusa es ofensiva para los ortodoxos", señala la carta.

Pero, según ha explicado el analista Alexandr Verjovski a la publicación digital Gazeta.Ru, el motivo del nerviosismo de la jerarquía ortodoxa rusa es que está muy descontenta con la pobre labor misionera de sus propios popes. "Verdaderamente tienen miedo. El número de católicos está creciendo y lo está haciendo entre gente que podría ser ortodoxa", ha indicado Verjovski.

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