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La mili ya no tiene quien la defienda.

El intento de zanjar el debate sobre el servicio militar, con el acuerdo parlamentario de junio de 1991, se ha demostrado baldío. La presión de la opinión pública, y en especial de las nuevas generaciones, cuyo peso en el cuerpo electoral es creciente (cuatro millones de españoles son varones de 18 a 30 años), ha hecho saltar por los aires un modelo (nueve meses de mili y 50% de militares profesionales) que apenas empezaba a andar. Si el PSOE redujo el servicio en filasa la duración de un embarazo, el PP lo promete ahora seismesino. Pero ni los populares, que lanzaron la oferta, ni los socialistas, que la rechazan, han dicho su última palabra, según reconocen. A medida que las diferencias programáticas entre los partidos se van borrando en tantos terrenos, la política de Defensa, la política de Estado por antonomasia, se convierte paradójicamente, a causa de la mili, en uno de los terrenos predilectos de la batalla electoral.Insumiso preso en régimen abiertoObjetor de conciencia que ha realizado la PSSSoldado de reemplazo a punto de acabar la mili

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