El cardenal Omella fue alertado en 2022 contra el cura detenido ahora por tocamientos en Barcelona
El arzobispado admite que el expresidente de la Conferencia Episcopal recibió en persona una “queja” sobre el sacerdote, pero la tramitó como un “asunto moral” y no lo apartó
EL PAÍS puso en marcha en 2018 una investigación de la pederastia en la Iglesia española y tiene una base de datos actualizada con todos los casos conocidos. Si conoce algún caso que no haya visto la luz, nos puede escribir a: abusos@elpais.es. Si es un caso en América Latina, la dirección es: abusosamerica@elpais.es.
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El arzobispo de Barcelona, el cardenal Juan José Omella, se reunió en marzo de 2022 con un joven que señaló por abusos sexuales al sacerdote Jorge Alexander P. M. pero no apartó al cura ni abrió un proceso contra él, sino que trató la denuncia como un “asunto moral”. El párroco en cuestión ha sido detenido ahora, dos años y ocho meses después, por presuntos tocamientos a otro adulto y a un menor de edad en fechas recientes. El joven que se vio con Omella ha contado a EL PAÍS, bajo condición de anonimato, que en esa entrevista contó cómo Jorge Alexander frotó su miembro erecto contra él sin su consentimiento a finales de 2021. El arzobispado de Barcelona ha admitido, a preguntas de este diario, que se produjo la entrevista, en la que Omella recibió una “queja” contra el párroco, pero no ha aclarado por qué no actuó contra él.
Cuando Omella recibió en persona la “queja” —”denuncia”, para la víctima— era presidente de la Confederación Episcopal Española (CEE), cargo que abandonó el pasado marzo. “Al tratarse de una relación entre mayores de edad, no hubo denuncia y se tramitó como un asunto moral”, explica, sobre el encuentro de 2022, el arzobispado de Barcelona, que ha respondido parcialmente a un cuestionario sobre el conocimiento que Omella pudo tener de incidentes previos protagonizados por Jorge Alexander. “Se trataba de un caso fuera del ámbito de la jurisdicción de menores”, agrega un portavoz de la diócesis. El derecho canónico, no obstante, contempla entre sus normas los abusos sexuales a mayores de edad.
El joven denunciante explica a este diario que, durante la reunión, el arzobispo se comprometió a estudiar el caso, pero le transmitió que iba a ser difícil llegar a una conclusión porque se trataba de “la palabra de uno contra la del otro”. El joven reconoce que no presentó una denuncia ante la policía ni ante los juzgados, aunque no descarta hacerlo en las próximas semanas a la luz de los nuevos casos que han motivado la detención del cura, y que afectan a un adulto y a un menor.
La preocupación por la existencia de otros posibles afectados ya rondaba al denunciante desde hacía un tiempo. Por eso, en septiembre de 2024 se dirigió de nuevo al arzobispado para reunirse con Omella. Lo hizo, según su versión, ante la pasividad que, en su opinión, había mostrado el arzobispado cuando explicó su caso. La institución ha reconocido que ese encuentro también se produjo y que el cardenal “le dirigió al Servicio de Atención a Víctimas de Abusos (SAVA)”. En su respuesta, la diócesis asegura que le dio cita para el 7 de octubre, pero que el joven la canceló por un “imprevisto laboral”, y que después le volvió a contactar pero ya no obtuvo respuesta hasta el día de hoy. El joven reconoce que, efectivamente, no acudió a las citas porque ya no deseaba seguir por esa senda.
Nacido en Colombia, Jorge Alexander P. M. estudió en el seminario de Barcelona, donde fue ordenado sacerdote. Regresó durante un tiempo a su país y ejerció como cura en la Archidiócesis de Manizales, a 300 kilómetros al oeste de Bogotá, con la que este diario ha intentado contactar sin éxito. Más tarde volvió a Cataluña. En 2016, cuando Omella llevaba apenas un año al frente del Arzobispado de Barcelona, fue nombrado rector de la parroquia Mare de Déu de Lourdes, en Badalona. Desde principios de este año estaba al frente de la parroquia de la Mare de Déu de Montserrat, en el barrio del Guinardó, presidida por una figura de la Moreneta, patrona de Cataluña. En los nombramientos de estos años por parte del Arzobispado aparece con su nombre de pila catalanizado: Jordi P.
Denuncias y detención
Hace dos semanas, la madre de un menor acudió a denunciar al párroco ante los Mossos d’Esquadra por presuntos tocamientos a su hijo, de 16 años. La policía puso la denuncia en conocimiento de un juzgado de Barcelona, que abrió diligencias por un delito de agresión sexual (la ley del solo sí es sí borró la distinción entre abuso y agresión). Al día siguiente, la familia de otro joven, en este caso mayor (21 años), presentó otra denuncia, lo que llevó a los Mossos a decidir su detención. Ambos casos ocurrieron este mismo mes de noviembre. Tras varios intentos infructuosos, el arresto se concretó alrededor de las once de la noche del jueves en el barrio del Guinardó, donde los feligreses no sabían nada de la investigación en marcha y solo habían observado que Jorge Alexander P. ya no daba misa.
El arzobispado de Barcelona ha explicado, en un comunicado, que nada más recibir la denuncia del menor abrió una investigación y suspendió de forma cautelar al párroco, prohibiéndole “la celebración de cualquier misa o acto público”. La institución asegura que existen versiones “contradictorias” entre quienes denuncian y el denunciado, pero que ha procedido de esa forma “con el objetivo prioritario de proteger a la posible víctima” [el arzobispado solo hace referencia a uno de los denunciantes].
El cardenal Omella ha sido señalado con anterioridad por su falta de proactividad ante los abusos sexuales en la Iglesia católica. En octubre de 2023, el entonces máximo responsable de la jerarquía católica en España rechazó las principales conclusiones del informe sobre pederastia en la Iglesia elaborado por el Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo. Según una estimación de una gran encuesta incorporada en el estudio, más de 440.000 personas en España habrían sufrido abusos en entornos religiosos: “Las cifras extrapoladas por algunos medios son mentira y tienen intención de engañar”, afirmó entonces. El arbozispo cardenal ha rechazado además acudir, como se le había pedido, a la comisión de investigación sobre pederastia en la Iglesia del Parlamento catalán, lo que le ha valido una denuncia ante la Fiscalía.
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