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El Arzobispado de Burgos presenta una demanda de desahucio contra las monjas de Belorado

En un comunicado, instan a las religiosas a seguir “la parábola del hijo pródigo” y volver al seno oficialista

La madre superiora del convento de Belorado, Sor Isabel de la Trinidad, y otras monjas del convento de Belorado salen del juzgado de Burgos, en una imagen del pasado mayo.
La madre superiora del convento de Belorado, Sor Isabel de la Trinidad, y otras monjas del convento de Belorado salen del juzgado de Burgos, en una imagen del pasado mayo.Santi Otero (EFE)
Juan Navarro

La Iglesia, por medio de la Archidiócesis de Burgos y el Comisario Pontificio Mario Iceta, ha presentado una demanda de desahucio contra las monjas aún resistentes en el monasterio de Belorado (Burgos) tras romper con El Vaticano. Les exige que abandonen el inmueble. La congregación se adscribió en mayo a un falso obispo, excomulgado por la Santa Sede y contrario al papa Francisco, y desde entonces se ha enfrentado a la línea ordinaria de la fe católica. La autoridad eclesiástica, tras meses de demandas cruzadas y acusaciones mutuas, ha ordenado este lunes que las “exreligiosas” salgan del monasterio, que pertenece regladamente a la Iglesia. Asimismo, las instan a seguir “la parábola del hijo pródigo” y volver al seno oficialista.

El Comisario Pontificio, Mario Iceta, recibió tal estatus por parte de El Vaticano para elevar su cargo de obispo de Burgos y poder ejercer bajo el derecho canónico un poder superior sobre ese grupo rebelde. El conflicto comenzó cuando el 13 de mayo Laura García de Viedma, abadesa superior, difundió un documento en el que criticaba profundamente las tesis actuales de la Iglesia católica, renegaba del modelo adoptado por la misma a partir del Concilio Vaticano II y afirmaba que ella y las monjas clarisas de Belorado se ponían a disposición de un falso obispo, presentado como tal pero expulsado años atrás de la Iglesia: Pablo de Rojas Sánchez-Franco, creador de la Pía Unión Sancti Pauli Apostoli, considerada como “secta” según Roma.

Las monjas y la autoridad religiosa se enfrentaron verbal y judicialmente hasta que el 22 de junio “se declaró la excomunión y expulsión de la vida consagrada de las diez hermanas que se habían adherido al cisma”, pasando así a verse como okupas en el inmueble burgalés, perteneciente a la Iglesia ordinaria. “Después de un período prudencial de espera, comprobado que no ha habido ningún intento de reconsideración por parte de las exreligiosas, los servicios jurídicos han procedido a interponer la demanda correspondiente ante el Juzgado de Briviesca”, indica un comunicado remitido a los medios por parte de la Archidiócesis de Burgos, que señala que las monjas intentaron una argucia para hacer suyo el monasterio: trataron de convertir las entidades jurídicas canónicas de los monasterios en asociaciones civiles, algo “jurídicamente inviable” y denegado por el Ministerio del Interior cuando lo intentaron inscribir en los registros.

Todos estos vericuetos legales se producían mientras se iban conociendo más detalles de la congregación: trascendió un alto nivel de gastos, no compensado con sus ventas habituales de dulces afamados y fuente asimismo de deudas. También fueron desfilando diversos personajes relacionados con esa considerada secta, desde un supuesto sacerdote llamado José Ceacero, quien ejercía de una especie de portavoz después de unirse a la fe de Pablo de Rojas tras desempeñarse durante varios años como prestigioso autor de gin tonics en Bilbao. A su vez, varias de las hermanas clarisas fueron dejando el grupo mientras se resolvía este cisma.

Las monjas se han ido comunicando mediante la red social Instagram, con vídeos y fotografías ilustrando su día a día y su postura ante la Santa Sede. “No nos vamos de la Iglesia. Os lo iremos explicando”, escribieron en su día, además de crear una página web donde despotricaban del papa Francisco, a quien ni reconocían como tal ni como líder del catolicismo. Ellas se proclamaban “fieles a la verdad de Cristo que han recibido, a la fidelidad de la fe y a la doctrina de la Iglesia católica” mientras difundían fotos de ese falso obispo oficiando misa, algo terminantemente prohibido según las doctrinas de la Iglesia.

Los mensajes de Mario Iceta y de la línea oficial pasaban por la reconciliación pese a la firmeza de las “exreligiosas”. En el comunicado, la Archidiócesis “manifiesta su preocupación por el estado de salud y el cuidado de las cinco hermanas mayores, que conforman la comunidad monástica, y está preparada para atender cuanto antes todas las necesidades que precisen, con la colaboración de la Federación de Clarisas Nuestra Señora de Aránzazu y de sus familiares”. Por último, volviendo a la Biblia, menciona la parábola del hijo pródigo, en este caso en plural para las monjas díscolas ahora okupas: “La Iglesia vuelve a manifestar su disposición a ayudar en el camino de retorno a la comunión eclesial, donde serían acogidas con delicadeza y misericordia, a imagen de la parábola del hijo pródigo”.

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Sobre la firma

Juan Navarro
Colaborador de EL PAÍS en Castilla y León, Asturias y Cantabria desde 2019. Aprendió en esRadio, La Moncloa, en comunicación corporativa, buscándose la vida y pisando calle. Graduado en Periodismo en la Universidad de Valladolid, máster en Periodismo Multimedia de la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo EL PAÍS.
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