Segundo año con más infecciones del virus del Nilo: ¿por qué este verano hay tantos casos?
En 2024 se han contabilizado en España al menos 44 infecciones y ya es el segundo año con más casos, por detrás del brote de 2020
España vive su segundo año con más casos de virus del Nilo desde que en 2010 se detectaran los dos primeros en la provincia de Cádiz. El Ministerio de Sanidad había contabilizado 44 hasta el pasado 23 de agosto (fecha del último informe) y, desde entonces, la Junta de Andalucía ha reportado 10 más y cinco fallecimientos, lo que se va acercando al mayor brote hasta la fecha: el de 2020, con 76 infecciones en humanos y ocho decesos.
Este año, todas las muertes y la mayoría de los casos se concentran en un mismo lugar: el bajo Guadalquivir, en la provincia de Sevilla. Y no es casualidad. La concentración de aves migratorias (hospedadoras del virus) y las condiciones climatológicas favorables se mezclan con los arrozales, que son el ecosistema perfecto para que críen los mosquitos de la especie Culex, responsable de transmitir el virus de pájaros a humanos. Y todo, “sin ningún control vectorial” en las plantaciones, según Jordi Figuerola, investigador del CSIC en la Estación Biológica de Doñana y experto en el patógeno. Su equipo comenzó en detectar mosquitos infectados a principios de junio, algo que en otras temporadas suele ocurrir a mediados de julio.
Eso ha sido posible por un invierno muy cálido, que contribuye a que más hembras del mosquito sobrevivan y a que produzcan más larvas, lo que seguramente explica la explosión de casos de este año, en opinión de Figuerola. El pasado otoño siguió detectando el virus hasta noviembre, cuando lo normal es que desaparezca en octubre. Y había hembras de mosquito activas en diciembre y enero. “Esos días de 20 grados los aprovechan para seguir su ciclo”, dice el investigador. El cambio climático es, pues, un aliado para la propagación de esta enfermedad, cuya expansión puede prevenirse en buena parte con larvicidas en los arrozales, como se hace en otras zonas con estos cultivos, como el Delta del Ebro.
Estas son algunas de las claves sobre la propagación del virus y sus consecuencias en la salud:
¿Qué es el virus del Nilo y cómo se transmite?
El virus del Nilo Occidental es un flavivirus transmitido principalmente por la picadura de mosquitos del género Culex, el más común en la península. Estos mosquitos se infectan al alimentarse de aves migratorias que actúan como reservorios del virus. Una vez infectado, el mosquito puede transmitir el virus a humanos y otros mamíferos. Las personas son consideradas huéspedes accidentales: no replican lo suficiente el virus como para que el mosquito se infecte al picarles y continúe así el ciclo, pero sí pueden enfermar.
¿Cuáles son los síntomas y riesgos para la salud?
La mayoría de las personas infectadas con el virus del Nilo Occidental no presentan síntomas o experimentan solo malestares leves, como fiebre, dolor de cabeza y fatiga, por lo que la mayoría no son detectadas. En aproximadamente el 20% de los casos, los síntomas pueden incluir fiebre alta, dolores musculares, náuseas, y erupciones cutáneas. En los más graves (menos de un 5%), el virus puede causar inflamación del cerebro (encefalitis) o de las membranas que lo rodean (meningitis), lo que puede llevar a convulsiones, parálisis e incluso la muerte.
¿Quiénes son los más vulnerables al virus del Nilo?
La edad es un factor de riesgo claro: a más años, las probabilidades de enfermar gravemente o morir son mayores. Esto explica la avanzada edad de los fallecidos este año. También sufren más riesgo las personas con sistemas inmunológicos debilitados, como aquellos que padecen enfermedades crónicas o están inmunodeprimidos, explica Luis Buzón de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC).
¿Cuáles son las zonas más afectadas?
En España, Andalucía y Extremadura son las comunidades donde se han registrado la mayoría de los casos. Estas áreas, con sus humedales, ofrecen un ambiente propicio para la proliferación de mosquitos Culex, facilitando así la transmisión del virus, que se ha concentrado sobre todo en las provincias de Cádiz y Sevilla. En Europa, Italia, Grecia y Hungría son los países con mayor afección. Este año también han reportado casos Albania, Austria, Croacia, Francia, Rumanía y Serbia, según el último informe del Centro Europeo de Control de Enfermedades.
¿Cómo se ha comportado el virus en los últimos años en España?
Los primeros dos casos humanos se notificaron en 2010, en la provincia de Cádiz, aunque existe un primer caso documentado, diagnosticado de forma retrospectiva, de 2004, en la de Badajoz. Según el Plan nacional de prevención, vigilancia y control de las enfermedades transmitidas por vectores, en los siguientes años se identificaron algunos casos, pero el primer gran brote no llegó hasta 2020, con 76 infecciones detectadas (56 en Sevilla, 15 en Cádiz y 6 en Badajoz) y 8 fallecimientos. En 2021 y 2022 descendieron bruscamente, con seis y cuatro casos, respectivamente. En 2023 fueron 14, con un fallecimiento.
¿Existen tratamientos o vacunas?
“No hay ningún antivírico o vacuna eficaz contra el virus. Lo único que se puede hacer es tratar de aminorar los síntomas, así que lo mejor es la prevención, tanto del desarrollo de los mosquitos, como de las picaduras”, explica Buzón. Existen vacunas en desarrollo, pero están en sus primeras fases de investigación y, en el mejor de los casos, tardarán años en estar disponibles.
¿Qué hacen las administraciones para controlar el virus?
El Gobierno, en colaboración con las comunidades autónomas y los municipios, ha implementado diversas medidas para controlar la propagación del virus del Nilo Occidental, como campañas de fumigación en áreas donde se ha detectado una alta concentración de mosquitos, y vigilancia entomológica para monitorizar la presencia de los vectores. Además, se están llevando a cabo esfuerzos para gestionar los cuerpos de agua estancada, que son los principales criaderos de mosquitos. En el Delta del Ebro y otras zonas de Extremadura se utiliza un larvicida, el Bacillus thuringiensis israelensis, que elimina buena parte de las crías de los mosquitos y sirve para controlar la expansión del virus. Jordi Figuerola denuncia que esto no se hace en Sevilla, y que es la razón por la que hay más casos: “Es inocuo para los cultivos y los humanos, pero solo actúa contra el mosquito, no contra otras plagas, así que a muchos agricultores no les interesa usarlo”.
¿Qué medidas preventivas pueden tomar los ciudadanos?
Los ciudadanos, especialmente los más vulnerables en las zonas afectadas, deben intentar evitar las picaduras de mosquitos, mediante el uso de repelentes de insectos, ropa de manga larga y pantalones largos, especialmente al amanecer y al atardecer cuando los mosquitos son más activos. También es recomendable instalar mosquiteras en ventanas y puertas para evitar la entrada de mosquitos en el hogar. Se recomienda eliminar o gestionar adecuadamente los cuerpos de agua estancada en sus viviendas o en sus comunidades para evitar que proliferen las larvas.
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