Los franciscanos de California se declaran en bancarrota para enfrentar casi un centenar de casos de pederastia
La orden enfrenta 94 demandas civiles de abuso clerical ocurrido entre 1940 y 1996. La mayoría de los violadores ya ha fallecido
Los franciscanos de California se han sumado a la larga lista de órdenes y diócesis que se declaran en bancarrota para enfrentar una avalancha de casos de pederastia clerical. La organización se acogió el domingo al capítulo 11 de la Ley de Quiebras de EE UU, lo que le permitirá reestructurar sus activos para hacer frente a sus obligaciones financieras derivadas de las 94 demandas por abusos sexuales de sus religiosos. Los delitos ocurrieron entre 1940 y 1996. Los franciscanos, quienes han anunciado este martes la medida, aseguran que la mayoría de los violadores ha muerto y que solo seis religiosos acusados siguen con vida.
David Gaa, el superior de la orden en Estados Unidos, ha asegurado que la decisión adoptada busca que los afectados reciban una “compensación justa”. “El cuidado con las víctimas de abusos es nuestra preocupación principal y siempre ha estado al frente nuestra respuesta”, ha señalado Gaa a través de un comunicado. “Después de consultar con nuestros abogados y consejeros financieros, llegamos a la conclusión de que los costes de los litigios y las probables obligaciones con terceros excederían nuestras capacidades financieras”, explica.
La mayoría de los 94 casos de abuso clerical fueron cometidos en California. El más reciente ocurrió “al menos hace 27 años”, determina la organización. “La mayoría de los frailes nombrados en las demandas han muerto”, aseguran. Hay seis que están vivos, quienes han sido suspendidos permanentemente de todo ministerio público y viven “bajo una supervisión encargada a terceros”.
California amplió en 2019 las capacidades de las víctimas de abuso de acudir a los tribunales a buscar justicia. Una ley aprobada ese año fijó como límite los 40 años de edad para que los sobrevivientes presentaran una demanda. La norma sustituyó a una anterior que ponía como tope los 26 años. Algunos estudios psicológicos, no obstante, señalan que a algunas víctimas les toma hasta 50 años enfrentar estos hechos.
El Legislativo creó en 2020 una ventana de tres años para que toda víctima de pederastia buscara una compensación por la vía civil. La ventana se cerró el 31 de diciembre, el día en que los franciscanos se acogieron al Capítulo 11. En paralelo, el 1 de enero entró en vigor una nueva normativa del Estado que elimina la prescripción en los delitos de violaciones de menores. Esta, sin embargo, no puede aplicarse en hechos del pasado.
El comunicado de los Frailes Franciscanos de Santa Bárbara, una orden cuyo territorio cubre California, Arizona, Oregón y Washington, afirma que la bancarrota permitirá cubrir la reparación de los daños de quienes fueron víctimas en las décadas de los años 40, 50 y 60. Los jueces que siguen estos procesos pueden auxiliar a determinar las cantidades que recibirán las víctimas, incluso superiores a las pólizas de aquellas épocas y sin importar si los contratos han desaparecido físicamente.
Los frailes, adscritos a la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos y con presencia en California al menos desde 1769, han sido salpicados por los casos de abuso al interior de la Iglesia. También han adoptado un rol activo en la persecución de estos delitos. Cuando California amplió los derechos de las víctimas en 2019, los franciscanos aportaron 18 nombres, ampliando una lista de depredadores sexuales que había compilado la diócesis de Oakland (norte de California). Los abusos cometidos por estos religiosos habían sido cometidos en el pasado y hasta 1988, dijeron entonces.
La organización dice ser más transparente con el abuso clerical que otras órdenes. En 1992 hablaron públicamente por primera vez de los abusos cometidos por los frailes en California. En 2003 concluyeron varios juicios con víctimas de abuso sexual en el pasado. “Los Frailes Franciscanos de California fue la primera gran institución religiosa que llegó a un acuerdo judicial, lo que creó no solo un precedente más allá de reparar el daño financieramente”, señala el comunicado. Entre las medidas que adoptó el grupo desde entonces fue que los superiores de la orden se reunieran con las víctimas y sus familias.
“Me entristece profundamente los pecaminosos actos cometidos y el daño ocasionado a los sobrevivientes, quienes eran niños entonces y depositaron su confianza en los frailes. No hay disculpas suficientes ni compensación económica que pueda deshacer el daño, pero quizá las víctimas encuentren consuelo sabiendo que su dolor es importante para nosotros”, añade Gaa.
La archidiócesis de San Francisco se declaró en bancarrota en agosto de 2023. Al igual que han hecho ahora los franciscanos, los responsables de 88 parroquias de tres condados de California argumentaron que era la única salida posible para “gestionar y resolver” en los tribunales más de 500 denuncias de delitos sexuales perpetrados por sus religiosos y ocurridos entre las décadas de los 60 y los 80. Los capítulos de la Iglesia católica en Oakland y Santa Rosa hicieron lo mismo meses antes. Así pretendieron cerrar las heridas ocasionadas por la pederastia clerical.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.