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La Guardia Civil investiga varios chats de menores con pornografía infantil y contenidos violentos en Cantabria

Una familia ha denunciado el acoso sobre un chico y a una joven la han amenazado cuando ella pidió que dejaran de enviar esos mensajes

Vista del exterior del colegio concertado San José de Astillero (Cantabria).
Vista del exterior del colegio concertado San José de Astillero (Cantabria).Celia Agüero Pereda (EFE)
Juan Navarro

La Guardia Civil investiga varios chats de menores en el colegio concertado San José, en El Astillero (Cantabria), después de que varias familias descubrieran que se estaban difundiendo contenidos pedófilos y ultraviolentos a través de grupos de WhatsApp. Los parientes de los adolescentes implicados en el caso han denunciado, por un lado, que un menor sufría episodios de acoso virtual por motivos relacionados con su sexualidad y fue incluido en un grupo de desconocidos donde se le realizaron propuestas eróticas. Otra chica ha denunciado que uno de sus compañeros, presunto emisor de esos archivos, la amenazó porque ella protestó y pidió que se detuviera el envío de esas fotos y vídeos de abusos sexuales y escenas de violencia extrema.

Las pesquisas comenzaron cuando los padres de uno de los alumnos perjudicados revisó el teléfono móvil de su hijo, de 14 años, y en él encontró pornografía infantil y escenas salvajes también con niños como víctimas. Al indagar en los chats, los adultos descubrieron, tal y como reportaron a la comandancia de El Astillero, que lo estaban acosando tanto en el colegio como de forma telemática y que había recibido alusiones críticas por su identidad sexual.

Las dos denuncias presentadas ante las autoridades, que por medio de los especialistas en delitos telemáticos y en delitos contra las personas han iniciado la investigación, revelan que en esos grupos de cuarto de la ESO se estaban distribuyendo esos archivos ilegales a través de dos canales: un foro en el que además de otras personas hay 24 adolescentes de ese curso, y algún antiguo alumno, y en otro chat colectivo de un equipo de fútbol.

En ese foro, con adultos desconocidos para los jóvenes estudiantes cántabros, se emitieron insinuaciones sexuales y se pidió información personal a alguno de esos chavales. “Se están investigando unos hechos relacionados con intercambio de imágenes, que pudieran ser de tipo sexual y violencia. Estas imágenes se estarían difundiendo en una aplicación de mensajería instantánea y sería un grupo integrado por menores”, informa la Guardia Civil al consultarle por el caso producido en el colegio de San José, perteneciente a las Hijas de la Caridad. EL PAÍS ha contactado con el centro, pero sus portavoces han evitado hacer declaraciones. La Fiscalía de Menores también está efectuando investigaciones sobre lo sucedido.

Portavoces de la consejería de Educación indican que “el centro a instancias del servicio de inspección de la consejería abrió un expediente de investigación el 19 de septiembre y a partir de ahí la consejería se encargará de supervisar el desarrollo de este proceso de investigación a nivel de centro”. “La consejería no puede hacer más que supervisar el desarrollo de la investigación educativa que inició el centro”, añaden. El responsable de este departamento del Gobierno cántabro, Sergio Silva (PP), ha prometido un “seguimiento en tiempo real” en coordinación con la Guardia Civil.

Una de las madres, según ha informado El Diario Montañés, alertó al profesorado del centro educativo de que su hija había recibido amenazas de un “chico conflictivo”, uno de los presuntos emisores de las fotos y vídeos, porque la chica abandonó el grupo ante el carácter de los archivos audiovisuales allí colgados. La administradora la reingresó y expulsó a uno de los adolescentes implicados, a quienes se acusa de amenazar a la menor, que se quedó en casa dos días para no ir a clase y evitar a su compañero.

La ministra de Educación en funciones, Pilar Alegría, ha reivindicado la “educación afectiva-sexual” en las aulas para reducir estos episodios y ha recordado el valor de la tecnología y la informática pero también el riesgo de un uso inapropiado o no controlado: “Se trata de utilizar la transformación digital y tecnológica que ha llegado a las escuela y a la educación, pero hacerlo de una manera adecuada, correcta, segura y sostenible”.

Las declaraciones de la ministra llegan tras otro reciente caso con menores implicados en el uso dañino de las tecnologías. Ocurrió la semana pasada en Almendralejo (Badajoz), donde varios menores habían usado la inteligencia artificial para modificar imágenes de sus hijas para simular desnudez o imágenes eróticas.

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Sobre la firma

Juan Navarro
Colaborador de EL PAÍS en Castilla y León, Asturias y Cantabria desde 2019. Aprendió en esRadio, La Moncloa, en comunicación corporativa, buscándose la vida y pisando calle. Graduado en Periodismo en la Universidad de Valladolid, máster en Periodismo Multimedia de la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo EL PAÍS.

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