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La Fundación La Caixa y la Fundación Francisco Luzón renuevan su alianza para apoyar la investigación de la ELA

Durante los próximos cinco años, apoyarán cinco proyectos que investigarán la enfermedad con un presupuesto de más de medio millón de euros cada uno

Jose Sanz Sainz
El presidente de la Fundación La Caixa, Isidro Fainé, y la presidenta ejecutiva de la Fundación Francisco Luzón, María José Arregui, este jueves.
El presidente de la Fundación La Caixa, Isidro Fainé, y la presidenta ejecutiva de la Fundación Francisco Luzón, María José Arregui, este jueves.FUNDACIÓN LA CAIXA (Europa Press)

El presidente de la Fundación La Caixa, Isidro Fainé, y la presidenta ejecutiva de la Fundación Francisco Luzón, María José Arregui, han firmado este lunes la renovación de la colaboración entre ambas entidades para apoyar económicamente proyectos de investigación que contribuyan a saber más sobre la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA).

Las fundaciones prevén dotar a cinco proyectos de investigación sobre la ELA con entre 500.000 y un millón de euros cada uno, durante los próximos cinco años. Los proyectos serán seleccionados por un comité científico independiente y cada año se entregará la ayuda a uno de los proyectos. La Fundación La Caixa aportará el 75% del importe a través de la convocatoria CaixaResearch de Investigación en Salud, y la Fundación Francisco Luzón, el 25% a través del programa Talento ELA.

La ELA provoca una pérdida progresiva de las neuronas motoras, lo que da lugar a debilidad y atrofia muscular, hasta provocar la inmovilidad completa de la persona afectada. La esperanza de vida es variable: el 80% de los pacientes fallece en los primeros cinco años. El objetivo de estas investigaciones es mejorar el diagnóstico temprano y desarrollar nuevos tratamientos para prevenir o, al menos, ralentizar el progreso de la enfermedad y, con ello, mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Las investigaciones sobre la ELA

El primer acuerdo que firmaron ambas instituciones fue en el 2017, desde entonces, se han destinado cerca de 2,5 millones de euros a los anteriores cinco proyectos seleccionados. Estos trabajos fueron liderados por varios investigadores como Rubèn López Vales, de la Universidad Autónoma de Barcelona, el primer equipo que ha acabado su estudio y que ha demostrado que la administración oral de un lípido derivado de los ácidos grasos omega-3, la maresina, tiene efectos terapéuticos mayores que el riluzol, el único fármaco aprobado para la ELA en Europa.

Otro de los proyectos, el de la investigadora Carmen María Fernández-Martos, de la Universidad CEU San Pablo, estudia el papel neuroprotector de la leptina, una hormona relacionada con la obesidad, y que se asocia a un menor riesgo de desarrollar ELA. Por ahora solo se ha probado en animales.

La Fundación Miguel Servet - Navarrabiomed, Maite Mendioroz e Ivonne Jericó encabezan un proyecto en el que utilizan una técnica conocida como biopsia líquida que consiste en aislar y estudiar mediante un análisis de sangre las células que han degenerado y han muerto a causa de la enfermedad. Esta técnica fue desarrollada en un primer momento en el campo de la oncología y el equipo de la fundación Servet la utilizan en pacientes con ELA, para identificar nuevos genes que podrían utilizarse como biomarcadores de diagnóstico y progresión de la enfermedad.

Por otro lado, Ana Martínez, del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas del CSIC, desarrolla junto con su equipo un nuevo compuesto que recupera la funcionalidad de la proteína TDP-43, encargada de prevenir la muerte de las neuronas motoras ―las células nerviosas encargadas de producir los estímulos que contraen los músculos de todo el organismo― responsable de la parálisis funcional que caracteriza a los pacientes afectados por la ELA. Por ahora, se ha probado la eficacia de este compuesto en modelos animales.

El último proyecto en recibir el apoyo de la primera colaboración ha sido el de Óscar Fernández-Capetillo, del CNIO, que explora el daño producido por el estrés oxidativo en la enfermedad debido a una de las primeras mutaciones sobre el gen SOD1. El grupo de Fernández-Capetillo ha descubierto nuevas terapias que limitan la toxicidad de estas mutaciones tanto in vitro como en modelos animales.

En la última década, se han realizado importantes avances en el conocimiento de las causas y los mecanismos de esta enfermedad gracias a la investigación básica y terapéutica. Sin embargo, la ELA sigue siendo una enfermedad rara, incurable por ahora y de causa desconocida, que afecta aproximadamente a 200.000 personas en el mundo, 4.000 de ellas, en España.

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