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Hazia se llama Zia por orden judicial: “El nombre propuesto significa en el euskera usual ‘semen”

Una jueza de Vitoria se niega a inscribir a una recién nacida con una palabra que en lengua vasca es “semilla” e impone su versión en latín

Oroitz, de tres años de edad, sostiene a su hermana recién nacida.
Oroitz, de tres años de edad, sostiene a su hermana recién nacida.
Mikel Ormazabal

La niña nació el pasado 22 de octubre. Sus padres acudieron dos días después al Registro Civil de Vitoria para inscribirla con el nombre Hazia, que en la lengua vasca significa semilla, pero la jueza les denegó llamarla así porque “la palabra propuesta significa en el euskera usual ‘semen”. Por orden judicial, la criatura se llama ahora mismo Zia, que en latín también significa semilla. La magistrada eligió este nombre porque “resulta fonética y semánticamente equivalente al inicialmente solicitado” y no tiene “connotaciones negativas”. La familia de la menor está indignada y va a “pelear hasta el final” para que la pequeña sea inscrita como Hazia, dice su abuela paterna, Rosa María Manteiga.

El nombre Hazia no es una elección casual. “Los padres decidieron ese nombre desde sus sentimientos y sus vivencias como pareja, para ellos tiene mucho significado el nombre de sus hijos”, explica la abuela a este diario: “No entendemos por qué se niega a registrar a la niña como Hazia, que también significa cuidar, crecer, nutrir...”. Bergoi L. y Alazne C. tienen otro hijo al que pusieron hace tres años el nombre Oroitz (recuerdo, en euskera). Esta vez tenían “muy claro” que a la niña querían ponerle Hazia. Hazia figura como “semilla” en la primera acepción del diccionario de Euskaltzaindia, la Academia de la Lengua vasca. Es un derivado del verbo hazi, que significa criar, mantener, alimentar, nutrir.

Cuando los padres fueron al registro civil, la jueza les denegó la solicitud porque Hazia “no se correspondía con ninguno de los nombres consignados en los archivos de Euskaltzaindia” y les requirió que “diesen otro nombre al nacido”, según consta en la orden judicial fechada el pasado 2 de noviembre. Los progenitores se negaron a firmar y recoger dicha providencia. Ante la negativa a cambiar de nombre, la jueza optó por nombrar legalmente a la criatura e inscribirla como Zia.

El artículo 51 de la ley 20/2011 del Registro Civil establece tres limitaciones al principio de libre elección del nombre propio. No permite consignar más de dos nombres simples o uno compuesto (José María Andrés, por ejemplo), tampoco el que ostente uno de sus hermanos con idénticos apellidos. Ninguno de estos supuestos se da en el caso de Hazia. La jueza de Vitoria, que asocia hazia con semen, se acoge a otra de las restricciones recogidas en ese mismo artículo para negarse a inscribir Hazia: “No podrán imponerse nombres que sean contrarios a la dignidad de la persona ni los que hagan confusa la identificación”. El artículo 50 de la misma ley faculta a la responsable del registro civil a imponer “un nombre de uso corriente cuando los obligados a su fijación no lo señalaren”.

La magistrada sostiene en su resolución que Euskaltzaindia “no reconoce Hazia como nombre propio” y que esta academia “ni siquiera se atreve a aventurar el significado de la palabra en sí”. Y añade que “el nombre propuesto tampoco aparece en ningún registro civil español, ni se ha articulado prueba sobre su admisión en otras lenguas diferentes del euskera”. Además, argumenta que ha impedido filiar a la menor como Hazia porque la palabra elegida “significa en el euskera usual ‘semen’ y la connotación sexual es la más habitual, siendo un sustantivo que acostumbra a ir unido al verbo bota (tirar), de forma que hazia bota viene a significar ‘eyacular”.

Rosa María Manteiga asegura que los progenitores elevaron una consulta a Euskaltzaindia y no recibieron de esta institución “ningún impedimento” para llamar Hazia a la pequeña. “El significado real de hazia es semilla, dar vida”, dice la abuela, “y así lo decidieron libremente los padres”. Sin embargo, con la ley en la mano, la responsable del Registro Civil de Vitoria dispuso “imponer el nombre de Zia”, porque entre otras razones, “consta registrado en otras ocasiones como nombre propio”, asegura la jueza en su escrito. “¿Por qué tiene que decidir esta persona el nombre de mi nieta? Es un abuso de poder. Para consolarnos le ha puesto el mismo nombre en latín. No lo vamos a admitir”, se queja Manteiga.

“Nos está arrebatando el derecho a elegir el nombre de la niña. Nosotros la llamamos Hazia y vamos a pelear para que el registro civil figure así. Es injusto que la niña tenga que firmar con otro nombre distinto al que han elegido sus padres”, añade la abuela. Los padres vitorianos no optaron por los nombres más frecuentes en el País Vasco, que desde el año 2010 son Ane y Markel, los preferidos para las niñas y los niños, respectivamente.

Euskaltzaindia ha emitido este jueves un comunicado en el que se ofrece a redactar un informe y entregárselo a la familia para que “lo utilice con el fin de abordar el litigio por ese nombre” y se pueda inscribir a la pequeña como Hazia. La entidad lingüística señala que no vio inconveniente en nombrar a la niña como Hazia, “como ocurre con otros nombres derivados de un nombre común”, y pone los ejemplos de Amets (sueño), Haizea (aire), Nahia (deseo), Zeru (cielo) o Zuhaitz (árbol). Euskaltzaindia asegura que, como ocurre ahora con Hazia, “de vez en cuando” se dan problemas en los registros civiles “por el género asociado al nombre”, y es por ello por lo que esta institución pidió en 2018 al Ministerio de Justiciaque “actuara con flexibilidad en los casos de nombres relacionados con el género”.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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