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Las lluvias torrenciales no son suficientes para apagar una década de sequía en Texas

El Estado registró el lunes el segundo día con más lluvia de la historia, pero las precipitaciones siguen por debajo de los promedios esperados

Luis Pablo Beauregard
lluvias torrenciales en Texas
Bomberos de la ciudad de Balch Springs, al este de Dallas, auxilian a una familia tras las lluvias torrenciales de este fin de semana.Elías Valverde II (AP)

Texas encierra muchas contradicciones dentro de sus 700.000 kilómetros cuadrados. Las hay políticas, culturales y sociales. También climáticas. Estos días las redes sociales están llenas de imágenes de las fuertes lluvias e inundaciones que se han vivido en Dallas, una de las ciudades más importantes del Estado. Esto mientras la entidad sufre la peor sequía en una década. En algunas zonas de la urbe llovió por 18 horas seguidas a lo largo del fin de semana. El este contabilizó entre 33 y 38 centímetros de precipitaciones, provocando inundaciones atípicas. El Servicio Meteorológico Nacional informó el lunes que faltaron solo milímetros para que las precipitaciones desbancaran al día más húmedo de la historia del Estado, documentado en septiembre de 1932. El gobernador de Texas ha declarado zona de desastre 23 condados, que han informado de daños en más de un centenar de casas y provocado un muerto.

A pesar de esto, Texas continúa sufriendo la peor sequía desde 2011. Las lluvias históricas, que han obligado al rescate y evacuación de los vecinos de Balch Springs (este de Dallas), no han sido suficientes para apagar una sed que supera una década. De acuerdo al servicio que monitorea la sequía en el país, el 62% de Texas vive una sequía “extrema”, la cuarta de cinco niveles de intensidad. El 27% del Estado sufre de sequía “excepcional”, la más grave de todas. Unos 26 millones de habitantes, de un total de 30 millones, viven en regiones afectadas. En el mapa, una oscura mancha marrón y rojiza domina la mayor parte del espacio de la segunda entidad más poblada de EE UU.

“En lo que va del año, la precipitación en Texas está un 40% por debajo de los promedios históricos”, señala Ricardo Álvarez, un investigador y experto en mitigación de riesgos climáticos. “Sería necesaria mucha más lluvia durante varias semanas para nivelar el déficit de lluvias que se tiene”, considera el analista, quien cree que los suelos están tan secos que el agua no los penetran, sino que se queda en la superficie, haciendo más difícil que la lluvia contribuya a disminuir la sequía.

En su informe más reciente, el Centro nacional para la mitigación de la sequía ha informado que algunas lluvias, sobre todo en el sur profundo de Texas, sí dejaron algunas mejorías. En esta región, en la frontera con México, cayeron 25 centímetros de lluvia la semana pasada. Esto ha hecho que la zona, al menos esta semana, aparezca, junto con El Paso, en el extremo occidental, como las pocas regiones que no están sofocadas por la sequía en un Estado de 700.000 kilómetros cuadrados.

La región a lo largo del Golfo, explica el experto en mitigación de riesgos, siempre ha tenido una temporada de lluvias más abundante que otras partes de Texas. “La temporada de huracanes del Atlántico, de junio a noviembre, tiene tormentas u ondas tropicales que llevan bastante precipitación a la región, pero las zonas central y noroeste no se beneficia de este régimen anual”, detalla.

Es precisamente el centro de la entidad la que más severas condiciones presenta. “En los últimos seis meses, un déficit de lluvia de entre 20 y 30 centímetros de lluvia han afectado esta región, cerca del sur de Dallas y hasta el Golfo de México”, indica el más reciente monitoreo del Departamento de Agricultura. El calor se ha cebado especialmente con las planicies centrales de Estados Unidos y las del sur, los Estados de Kansas, Nuevo México y Oklahoma, que muestran un deterioro de sus condiciones si se les compara con un año atrás. “Esta situación en Texas y los Estados vecinos está siendo afectada por el fenómeno de La Niña en el Pacífico, que altera los patrones de precipitación en el suroeste del país”, señala Álvarez.

“El calentamiento global ha hecho que las temperaturas de Texas estén entre el 60 y 70% arriba de los promedios históricos para esta época del año”, asegura Álvarez. La combinación del calor y el déficit de lluvia contribuye a la sequía “excepcional” que se vive en los condados de Lubbock y Odessa.

Este martes, el gobernador de Texas, Gregg Abbott, ha evitado, pese a la insistencia de los periodistas, en mencionar “cambio climático” en la conferencia en la que anunció las ayudas a los condados afectados por las precipitaciones dejadas por una tormenta que ocurre, según los expertos, una vez cada mil años. “Estamos enfrentando más patrones de clima extremo”, se limitó a decir el mandatario, quien busca ser votado a un nuevo mandato en las elecciones de noviembre próximo. El gobernador recordó que el periodo de abril a noviembre ha sido el más caluroso de la historia de la entidad. A inicios del año pasado, una tormenta invernal dejó a 4.000 personas sin electricidad y ocasionó más de 240 muertes. Los demócratas creen que la deficiente respuesta del Gobierno a esa crisis será un tema caliente en los comicios de este año.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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