Las notas que una mujer secuestrada por su exnovio tiró por la ventana y que permitieron rescatarla: “Temo por mi vida. Ayúdenme”
Así fue el rescate de la mujer que envió mensajes a la calle en papeles tras estar seis días secuestrada por su expareja
Nueve agentes policiales tiraron abajo la puerta de un piso del edificio Paseo Marítimo de la localidad pontevedresa de O Porriño, donde el fugitivo Manuel Fernández, El Rami, de 26 años, tenía secuestrada desde hacía seis días a su exnovia. Las notas que la chica lanzó por la ventana pidiendo ayuda, mientras su raptor dormía, desencadenaron un complicado operativo desarrollado de madrugada para liberar a la chica y detener a este delincuente que había esquivado hasta 11 requisitorias para ingresar en prisión por diversas condenas. Su búsqueda se había intensificado 20 días antes al ser denunciado por una menor a la que también había secuestrado en un ayuntamiento vecino, pero esta logró escapar.
Hacia las seis de la mañana del pasado 25 de julio (festivo oficial en Galicia que conmemora a su patrón Santiago Apóstol), una vecina se dirigía al trabajo siguiendo su caminata rutinaria. Cruzaba la calle de Ramiranes, en pleno casco urbano, cuando vio dos papeles sobrevolando la fachada de un edificio. Se paró para recogerlos y al levantar la cabeza vio a una chica moviendo los brazos insistentemente desde la ventana de uno de los primeros pisos, pero la mujer, escéptica, reanudó la marcha.
Cuando llegó al trabajo desplegó los dos papeles que estaban doblados y leyó: “Me llamo (...) llevo secuestrada desde el martes por mi expareja en este edificio, en el piso propiedad de (...). Temo por mi vida, no sé cómo salir de aquí. Ayúdeme, llame a la Guardia Civil. Que sean cuidadosos, si ve policías me mata. No es broma. Gracias.”
En la otra nota manuscrita la mujer escribió: “Me llamo (…) estoy secuestrada desde el martes en este edificio. Llamen a la policía. No es broma. Que no hagan ruido, Manuel está fuera de sí. No hay llave en la puerta”.
La mujer, que ha querido permanecer en el anonimato, comentó lo ocurrido con sus compañeros, que la animaron a llamar al teléfono de Emergencias 112 por si la vida de aquella chica estaba en peligro. “Cuando la señora llama, ya advierte de que puede tratarse de una broma porque no daba crédito a lo que había visto y leído”, relata el inspector jefe de la Policía Local Daniel Rodríguez. “Cuando nos pasaron el aviso, era muy temprano, y en ese momento coincidió el retén de guardia de noche con los agentes del turno de mañana que ya entraban, así que pudimos contar con siete efectivos para preparar el operativo”, recuerda.
Se comprobó que los padres de la chica secuestrada habían presentado una denuncia por desaparición en Vigo, donde residían. Con intervención de dos agentes de la Guardia Civil, se montó el operativo en torno al edificio señalado en las notas manuscritas. En una primera inspección de la calle para localizar el piso, que era propiedad de la hermana del secuestrador, se localizó una tercera misiva sobre la capota de un coche aparcado: “Me llamo (…) estoy en este edificio desde el martes contra mi voluntad, temo por mi vida. Él está muy alterado, fuera de sí. Llamen a la Guardia Civil, es el piso de (…). No es broma. Que sean cuidadosos, si ve policía me mata.”
El asalto se desarrolló con todas las cautelas porque la vida de la chica estaba en riesgo. Los agentes llamaron al timbre, pero no hubo respuesta, por lo que optaron por tirar la puerta abajo. “Nos encontramos al presunto secuestrador durmiendo en la cama, y sin darle tiempo a reaccionar, le esposamos. Al vernos no opuso resistencia, aunque tampoco mostró un ápice de arrepentimiento, y esperó sin inmutarse a que se le leyeran sus derechos”, subraya el inspector.
“La chica estaba sentada en una esquina de la habitación, asustada, con una crisis de ansiedad evidente, y explicó que llevaba desde el día 19 de julio encerrada en la vivienda. Presentaba diversos hematomas en la cara y cuerpo, por lo que se procedió rápidamente a su traslado en ambulancia al hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, acompañada en todo momento por una agente”, describe el inspector jefe. Allí se puso en marcha el protocolo de agresión sexual y fue reconocida por un médico forense.
Manuel Fernández, consumidor habitual de sustancias estupefacientes, llevaba año y medio huyendo de la policía con una orden de detención. El mayor de tres hermanos, hijos de un transportista que había dejado atrás un pasado de antecedentes con la justicia, vivió desde pequeño con su familia en la calle Ramiranes, donde se perpetró el secuestro, de ahí que le apodaran El Rami cuando muy joven comenzó a engrosar un largo historial delictivo por robos y atracos, por los que estaba reclamado por varios juzgados de la provincia. “Con 18 años ya apuntaba maneras”, señala el jefe policial, “y es evidente que, en este año y medio de fugitivo, alguien tuvo que darle apoyo logístico para permanecer tanto tiempo escondido de la policía en una pequeña población donde todos se conocen”, subraya Rodríguez.
El detenido estaba investigado por raptar a una menor en el municipio limítrofe de Ponteareas, apenas dos semanas antes, y retenerla en una finca propiedad de familiares de El Rami donde supuestamente la agredió sexualmente. La víctima logró romper las ataduras y escapar. Luego denunció al prófugo por secuestro y violación, hechos que investiga la Fiscalía de Menores de Vigo. Al día siguiente de su captura, la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de O Porriño decretó el ingreso en prisión de Manuel Fernández por los presuntos delitos de detención ilegal y agresión sexual de la mujer. La magistrada se ha inhibido del caso a favor de los juzgados de Vigo donde se interpuso la denuncia por desaparición.
Según la investigación policial, el supuesto secuestrador y la víctima habían tenido una relación tiempo atrás. Como él le debía una cantidad de dinero, unos 400 euros, según declaró la chica, la llamó por teléfono para que fuera al piso de su hermana con el pretexto de devolvérselo. Pero la mujer ya no regresó a casa y quedó allí retenida.
El secuestrador había amenazado a su víctima con cortarle el cuello si escapaba, según declaró la chica. “Sabía perfectamente a lo que se enfrentaba, una condena de 15 a 20 años por detención ilegal y agresión sexual, pero también sabía que, si cumplía sus amenazas, la condena supondría cinco años más o menos de presidio”, incide el inspector.
A la espera del dictamen de los forenses, los investigadores coinciden en que Manuel Fernández presenta el perfil de un psicópata. “Tiene un problema de salud mental, no siente empatía por el sufrimiento ajeno, ni tampoco tiene remordimientos de sus actos delictivos reincidentes”, explican tras analizar el historial del detenido.
El teléfono 016 atiende a las víctimas de violencia de género las 24 horas del día, todos los días del año. El número no queda registrado en la factura telefónica, pero se ha de borrar la llamada del dispositivo.
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