El incendio en Yosemite da una tregua a las milenarias sequoyas gigantes
Los bomberos continúan luchando por controlar el fuego en la parte sur del parque nacional, que ya ha consumido 1.300 hectáreas
Las sequoyas gigantes milenarias de Yosemite están seguras por el momento. Es una buena noticia mientras cientos de bomberos siguen combatiendo el incendio Washburn en el parque natural del centro de California. La conflagración ha consumido cerca de 1.300 hectáreas de esta zona boscosa desde el 7 de julio. Las autoridades estiman que la situación se hará más difícil por las condiciones de este martes. Aún así, lo peor parece haber pasado en la arbolada Mariposa, donde se encuentran medio millar de estos árboles legendarios. “[El fuego] está avanzando lentamente y lo está haciendo de forma predecible”, informó la noche del lunes Jennifer Christie, del servicio forestal federal.
Más de 700 bomberos están luchando contra el fuego. Hasta la mañana de este martes habían logrado contener el 22% del incendio. Las autoridades forestales estudian lo que pudo haber provocado la conflagración, al sur del parque nacional. Una de las teorías principales es que pudo originarse de forma intencionada u accidental por alguno de los visitantes. Muchos incendios forestales en California inician con fallas en la red eléctrica, pero los guardabosques han explicado que no hay postes ni líneas en la zona cercana al incidente. Tampoco han caído relámpagos recientemente, otro fenómeno que pone en marcha estos siniestros.
A lo largo del fin de semana, los esfuerzos de los equipos de emergencia se concentraron en la arboleda Mariposa, una zona con 500 sequoyas. Estos árboles pueden vivir más de 2.000 años. Grizzly Giant es uno de los árboles más altos y viejos de la reserva con 69 metros y 3.000 años de antigüedad. Unos 550 bomberos trabajaron el sábado y el domingo cubriendo los troncos con un protector de aluminio especial e instalando un sistema de riego alrededor de las sequoyas para elevar la humedad en torno a estos gigantes.
Las sábanas de aluminio comenzaron a utilizarse en la lucha de los incendios desde los años 80 del siglo pasado. Los bomberos comenzaron entonces a tratar a los árboles como edificios, a los que comúnmente se les envuelve con este material para resguardarlos de las llamas. Un estudio de 2019 en una revista de ingeniería estima que estas mantas logran bloquear el 92% de la transferencia del calor y reflejar el 96% de la radiación térmica.
A pesar de los esfuerzos, las llamas han dejado heridas en las cortezas de los árboles. Las marcas del incendio alcanzaron los 20 metros de altura, como puede apreciarse en los troncos, según los guardabosques. Ninguna de las sequoyas ha muerto, sin embargo. “El incendio llegó a la parte baja de la arboleda, pero su intensidad era baja o media, es el tipo de fuego que uno prefiere”, ha señalado este martes el portavoz del parque, Stanley Bercovitz.
La arboleda Mariposa es uno de los tesoros de Yosemite. El presidente Abraham Lincoln promulgó en 1864 una ley para protegerla, junto al valle de Yosemite. La norma evolucionó para que, 26 años después, la zona se convirtiera en el tercer parque nacional de Estados Unidos después de Yellowstone y Sequoia. En 1984, el parque fue incluido en la lista de patrimonios mundiales de la humanidad. Más de cuatro millones de personas lo visitan cada año.
Necesidad de fuego
Puede parecer contradictorio, pero las sequoyas se benefician con las altas temperaturas provocadas por los incendios. Sus conos, del tamaño de una roca pequeña, no se pueden abrir y esparcir las semillas sin el calor, lo que el Servicio Nacional de Parques califica como una amenaza a la reproducción de estos árboles.
Bercovitz ha defendido recientemente el trabajo de los guardabosques en Yosemite, que permiten que cierto tipo de incendios se desarrollen para que permitan a este tipo de árboles soltar las semillas. Los especialistas llevan más de medio siglo llevando a cabo fuegos controlados en la arboleda Mariposa con este propósito. La mayoría de estos se dan precisamente en julio, así que la conflagración de Washburn ha coincidido con la mejor temporada posible.
Los especialistas consideran que son mejores los incendios esporádicos a que haya una larga temporada sin incendios. La ausencia de fuego permite que se acumule basura orgánica a lo largo de décadas o incluso siglos. La sequía que sufre buena parte de California convierte estos restos en combustible muy peligroso en la época de los incendios forestales. El Servicio Nacional de Parques afirma que los anillos de las secuoyas revelan que han cohabitado con incendios desde hace más de 2.000 años. Este patrón cambió a mediados del siglo XIX, cuando los colonos europeos comenzaron a introducir en la zona oveja y ganado que consumió la vegetación que sirve para acarrear el fuego de la base de un árbol a otro.
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