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El polémico obispo Munilla deja San Sebastián para hacerse cargo de la diócesis de Orihuela-Alicante

El prelado es conocido por sus críticas al feminismo y a los movimientos de defensa de los derechos de los homosexuales

Obispo Jose Ignacio Munilla
El obispo José Ignacio Munilla saluda tras su nombramiento por el Papa como nuevo obispo de Orihuela-Alicante, este martes en San Sebastián.Unanue (Europa Press)
Mikel Ormazabal
San Sebastián -

El obispo José Ignacio Munilla (San Sebastián, 60 años) dejará la diócesis donostiarra para hacerse cargo de la de Orihuela-Alicante desde el próximo 12 de febrero. La Nunciatura Apostólica en España ha hecho oficial este martes el nombramiento de Munilla en sustitución de Jesús Murgui Soriano (Valencia, 75 años), quien ha renunciado por edad a su cargo, en el que llevaba más de nueve años. El obispado de Munilla ha estado marcado por la polémica: cerca de un centenar de párrocos rechazaron su designación y lo tacharon de estar muy alejado del nacionalismo y defender unos postulados reaccionarios. “En modo alguno es la persona idónea para desempeñar el cargo de obispo y pastor de nuestra diócesis”, dijeron los curas tras conocer al que iba a ser su pastor durante estos últimos 12 años.

Durante su ministerio en el obispado donostiarra, Munilla se ha visto envuelto en polémicas por algunos de sus pronunciamientos desde el púlpito, en un programa de Radio María o en sus tuits. En una ocasión calificó el aumento de los abortos como un “holocausto silencioso” y también fue duramente criticado desde ámbitos próximos al feminismo y a los movimientos de defensa de los derechos de los homosexuales, entre otros colectivos, por censurar el daño que, a su entender, el “feminismo radical” estaba causando a la dignidad de la mujer.

Munilla, ordenado sacerdote en 1986 en San Sebastián, fue nombrado obispo de Palencia en 2006 por el papa Benedicto XVI. Tres años después fue elegido para sustituir a Juan María Uriarte al frente de la diócesis de San Sebastián, lo que se interpretó entonces por amplios sectores del clero local como una apuesta por la línea más conservadora de la Iglesia. Por ello, ha contado con la contestación de una parte del clero del territorio. La cúpula diocesana tuvo que ser relevada al poco tiempo de su llegada al abandonar en bloque los vicarios generales que hasta esa fecha habían sido los principales colaboradores de los obispos anteriores, José María Setién y Juan María Uriarte.

El prelado no ha querido este martes referirse a la polémica que suscitó su elección como obispo de San Sebastián. Se ha limitado a destacar que asumirá la encomienda de dirigir la diócesis de Orihuela-Alicante “con obediencia gozosa”. En un vídeo que ha dirigido a los fieles alicantinos, Munilla les dice que accede a esta responsabilidad “con confianza”, porque pese a que la responsabilidad le “supera”, va a tener la “colaboración” de toda la diócesis.

“No he estado nunca en vuestra tierra, por lo que necesitaré un tiempo de adaptación. Pero el milagro de la catolicidad de la Iglesia hace que me sienta entre vosotros antes incluso de llegar”, ha transmitido Munilla. El prelado guipuzcoano ejercerá como administrador apostólico de la diócesis donostiarra hasta que sea nombrado su sucesor.

El 6 de febrero Munilla se despedirá de sus actuales feligreses de Gipuzkoa con una eucaristía de acción de gracias en la catedral del Buen Pastor en San Sebastián. “Acojo con paz, gratitud y confianza la nueva encomienda que la Iglesia me hace, al tiempo que le doy gracias a Dios por estos 12 años como obispo de San Sebastián”, ha afirmado en una comparecencia en el seminario de San Sebastián. Ha instado asimismo a los católicos guipuzcoanos a “brindar una acogida plena a quien sea designado” su sucesor, antes incluso de “conocer su nombre”.

Hace dos años, el obispo reconoció haber instruido cinco procesos canónicos sobre pederastia, entre ellos una investigación contra el que fuera vicario de la diócesis, Juan Kruz Mendizábal, después de recibir varias denuncias de abusos. El obispado hizo público en 2017 el apartamiento de Mendizábal y el inicio de un proceso canónico y animó a más posibles víctimas a comunicar sus casos a la diócesis. Tras dicho llamamiento, el religioso recibió denuncias contra cuatro sacerdotes acusados de abusos durante los años setenta. Lo comunicó a la Congregación para la Doctrina de la Fe y abrió un proceso eclesiástico a cada cura.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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