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El ‘Ángeles Alvariño’ desiste de la búsqueda de los cuerpos de Anna y Tomas Gimeno y abandona Canarias

La magistrada autoriza la marcha del buque que rastreaba la zona en busca del cadáver y de su padre al considerar “imposible” hallar más restos

Caso Anna y Olivia
El buque oceanográfico 'Ángeles Alvariño', en el Puerto de Santa Cruz de Tenerife.RAFA AVERO
Guillermo Vega
Las Palmas de Gran Canaria -

El buque oceanográfico Ángeles Alvariño ha abandonado la búsqueda del cadáver de la pequeña Anna, de un año, y la de su padre y presunto asesino, Tomás Gimeno (37), después de que la autoridad judicial que investiga el caso autorizara el cese de las operaciones de rastreo. La instructora y el responsable de las operaciones han llegado a esta conclusión tras constatar que es “imposible” continuar con el rastreo ante lo escarpado del terreno submarino, según ha informado este miércoles el Tribunal Superior de Justicia de Canarias.

La magistrada titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número dos de Santa Cruz de Tenerife, órgano competente para la investigación del caso, ha tomado la decisión de autorizar su marcha este miércoles tras haber recibido un informe que califica de “completamente inabordable” la exploración en la zona en donde hipotéticamente podrían localizarse nuevos resultados.

La magistrada del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Güímar levantó el secreto del sumario el pasado 12 de junio, antes de declarar la pérdida de competencia en el caso a favor del referido juzgado de violencia sobre la mujer. En su auto, acusaba a Tomás Gimeno de matar a sus dos hijas en su casa de Igueste de Candelaria, envolviéndolas luego en toallas e introduciéndolas en bolsas de basura, que metió a su vez en bolsas de deporte para lanzarlas al agua hacia las 22.30 del 27 de abril, sujetas a una cadena, un cabo y al ancla.

En el relato cronológico, la jueza detalló que Tomás Gimeno mantuvo conversaciones telefónicas con la madre de las niñas, Beatriz, una de ellas en presencia de un agente de la Guardia Civil, minutos antes de que una patrulla del instituto armado le diera el alto cuando iba en su lancha, imponiéndole una propuesta de sanción por saltarse las restricciones horarias del toque de queda por la covid-19. Gimeno volvería a salir en su barco una vez más esa noche. El móvil dejó de tener señal a las 2.28.

Modelo digital del terreno en 3D, obtenido de los datos obtenidos con la ecosonda multihaz a bordo del 'Ángeles Alvariño'.
Modelo digital del terreno en 3D, obtenido de los datos obtenidos con la ecosonda multihaz a bordo del 'Ángeles Alvariño'.Tribunal Superior de Justicia de Canarias

A raíz de sus investigaciones, la Policía Judicial recopiló información y descubrió que “en la larga deriva” de la embarcación tras la pérdida de señal del móvil, “durante un corto periodo de tiempo”, sus motores volvieron a funcionar y realizó una navegación “de unos tres minutos”. El punto donde paró de nuevo los motores es, para los peritos, el lugar “más probable donde Tomás hubiera podido arrojarse al mar”. A partir de esta localización, los equipos de búsqueda diseñaron una nueva área de búsqueda y se delimitó la línea de deriva que pudo trazar la barca de Gimeno, con lo que establecieron una calle de 500 metros de anchura, 250 a cada lado, sobre la que buscar.

Posteriormente, el pasado 24 de junio, el Ángeles Alvariño halló dos biberones de buceo que se pudo verificar que pertenecían a Tomás Gimeno. “Ese tipo de botellas da un suministro de aire muy limitado”, explican los expertos citados por el TSJC, “y se especula con la posibilidad de que los utilizara en su intento de suicidio para asegurar que alcanzaba la profundidad necesaria para no tener vuelta atrás”.

Por ese motivo, se establecieron nuevas líneas de búsqueda separadas cinco metros en torno a la zona de aparición de los biberones “para poder tener la certeza de que en la zona no quedó ningún objeto, por pequeño que fuera”. También se buscó, sin éxito, el cinturón de plomos, lo que confirmaría que quedó a la deriva. En todo caso, dadas las corrientes en el fondo, los expertos no pueden asegurar que un cuerpo lastrado con un cinturón de buceo no se desplace rodando y que pueda llegar “a un lugar no determinado” y, por tanto, fuera de la capacidad de búsqueda.

Los equipos a bordo del Ángeles Alvariño, según explica el TSJC, aseguran haberse topado con la difícil orografía del fondo marino canario, que pasa “de ser una zona idónea para la búsqueda a todo lo contrario”, y “se convierte en una zona muy escarpada con gran cantidad de barrancos y grietas”.

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Sobre la firma

Guillermo Vega
Corresponsal en Canarias y miembro del equipo de edición del diario. Trabajó en la Cadena Ser, Cinco Días y fue jefe de EL PAÍS Retina y de la sección de Tecnología. Licenciado en Ciencias de la Información, diplomado en Traducción e Interpretación y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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