Se acabó la fiesta para los viajes de estudios en Mallorca
Con la temporada a punto de terminar, los adolescentes que quedan de vacaciones en la isla tienen sus movimientos controlados por la Guardia Civil, que vigila el foco del megabrote
La temporada de viajes de estudios está a punto de terminar. Va del 10 de junio, aproximadamente, a finales de mes. Los pocos que quedan en Mallorca apuran los últimos días antes de volver a sus lugares de origen: Galicia y Andalucía, la mayoría. Buena parte de la diversión que venían buscando acabó para ellos antes. Desde que estalló el brote que ha sumado ya más de 800 casos en ocho comunidades, han cancelado fiestas y muchas de las actividades que tenían programadas. La Guardia Civil estaba el domingo apostada en dos de los hoteles con más adolescentes, el Cassandra y el Luna Park, controlando quién entra y sale, buscando contactos de positivos para llevarlos al Palma Bellver, el hotel para aislamientos por covid que ha preparado el Departamento de Salud del Gobierno balear, donde han sido trasladados 175, de los que 33 habían dado positivo hasta el domingo.
“Nos hemos negado a ir. Han dicho que hemos estado con un positivo y no saben ni quién es”, dice una estudiante desde el balcón de su hotel, de donde los agentes no les dejan salir si no es para trasladarlos al hotel covid. “A mí me muestras un papel de una persona positiva y yo he sido contacto y perfecto, pero no tienen ni eso. Vinimos hace dos días y no hemos tenido culpa de nada de lo que ha pasado, que nos expliquen por qué no nos dejan ir a la playa”, se quejaba delante de una patrulla de la Guardia Civil.
Salud ha anunciado que han identificado a un total de 268 jóvenes con contacto “directo o indirecto” con el brote. Los 93 que aún permanecen en sus hoteles están aislados en sus habitaciones a la espera de autorización paterna para llevarlos al hotel puente donde se les realizará la prueba para detectar si tienen covid. Los positivos con síntomas son trasladados a un hospital. “En este momento suponen un peligro para la salud pública de nuestros ciudadanos”, ha señalado la consejera de Salud, Patricia Gómez, en la tarde de este domingo.
“Seguimos rastreando y tenemos localizados estudiantes en diferentes hoteles. En cada grupo hay bastantes positivos, lo que indica que son contactos estrechos y se tienen que quedar aquí a hacer la cuarentena”, ha subrayado la consejera de Salud, que afirma que en la tarde del domingo ha hablado con el consejero de Andalucía para transmitirle las últimas noticias, informa Lucía Bohórquez. Salud está en contacto con los padres de los estudiantes porque se trata “de una situación delicada, ya que algunos son menores”. Gómez ha reconocido que las personas de más de 16 años deciden sobre su salud, por lo que están pidiendo a los chavales consentimiento para informar a sus padres de la situación. Admite que han encontrado jóvenes que no se han querido trasladar al hotel puente y, de hecho, hay 93 estudiantes que permanecen en los hoteles que tienen contratados por la agencia que organizó el viaje. “Se les está indicando aislamiento en el hotel y se está hablando con sus familias para convencerles de que este es el procedimiento adecuado”, ha dicho Gómez.
Con o sin contacto, con o sin culpa, el brote les ha “jodido el viaje”. Así lo expresan los pocos que quieren hablar con la prensa. Se sienten señalados. Culpabilizados. Los que todavía están en Mallorca aseguran que llegaron después del concierto que se sospecha que prendió la mecha y creen que han tenido la “mala suerte” de pagar las culpas.
La noche del sábado ya no tuvo nada que ver con las anteriores. Ni rastro de los botellones masivos que se habían producido a las afueras del pueblo de Llucmajor. Tampoco en las playas. Un grupo de una veintena de gallegos iban con sus copas, moviéndose de un lado a otro, tratando de sortear la abundante vigilancia policial que hay en el pueblo. “No estamos haciendo daño a nadie, llegamos el jueves, vamos con nuestro grupo, sin juntarnos con otros y estamos siendo acosados por la policía y las cámaras”, dice Carlos, de 18 años, que no quiere extenderse mucho con el periodista que le pregunta, pero a la vez siente la necesidad de expresar su rabia. “Nos vamos de aquí”, corta la conversación.
Su grupo va acompañado por unos monitores de la agencia que han contratado para organizar su viaje después de la EVAU. Casi tan jóvenes como ellos: 21 y 24 años. No son profesores, tampoco sus tutores. Les organizan las actividades y les asisten. También les defienden. Son las dos de la mañana en el paseo marítimo de El Arenal, donde han acabado, ya sin beber, después de un par de horas en la calle. “Al llegar nos encontramos con todo este lío y ahora no nos dejan hacer nada. A pesar de eso se están portando genial. Creíamos que se nos iban a tirar encima, porque poco menos que tienen que quedarse en su hotel en un viaje que llevan mucho tiempo esperando. Pero están siendo bastante comprensivos”, cuentan bajo petición de anonimato. “No pueden estar más de dos en la habitación, no pueden salir a bares, no pueden estar en la playa por la noche [el Ayuntamiento la desaloja a las doce]. ¿Qué pretenden, que se pasen el viaje de estudios encerrados con su compañero de dormitorio?”, continúan indignados los monitores.
El director de un hotel de tres estrellas de la zona que suele alojar a este tipo de estudiantes explica que los chavales normalmente, antes de la pandemia, tenían un bono para ir cada noche de las cinco que suelen pasar a una discoteca. “Es buen plan, vienen a divertirse. Pero ahora están cerradas y beben donde pueden, en las habitaciones, aunque tratamos de evitarlo, o en la calle”, cuenta.
La expansión del brote coincide con una ligera subida de la incidencia en España durante los últimos días. El viernes se situaba en 95 casos por 100.000 habitantes en los 14 días previos., después de haber llegado a 92,25 el martes. El virus circula ahora sobre todo entre personas jóvenes, ha explicado en sus últimas comparecencias Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias. Con la vacuna avanzando entre los mayores, al virus le queda cada vez menos población en la que reproducirse. Las nuevas infecciones tienen una tasa de hospitalización mucho más baja que en olas anteriores, una vez que los más vulnerables están protegidos, y la ocupación en los hospitales y en las UCI no ha parado de caer. Menos de un 2% de las camas de los hospitales están ahora ocupadas por pacientes covid, un porcentaje que sube al 7% en las UCI. Desde que el Ministerio de Sanidad publica esas estadísticas, nunca habían sido tan bajas.
Por lo que ha trascendido hasta ahora, los casos registrados a raíz del brote entre los estudiantes son todos leves o asintomáticos, detectados a través del rastreo. Salud ha hecho también pruebas a los 175 trabajadores de los hoteles donde ha habido estudiantes, de los cuales, hasta este sábado, uno había dado positivo.
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