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La generación ‘sándwich’ de la vacuna en España: los de 70 se quedan a la espera

Los nacidos entre 1942 y 1956 aguardan a que acaben los mayores de 80 años mientras ven cómo comienzan los menores de 65, a la espera de que Salud Pública revise el plan de inmunización

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Personal sanitario vacuna a una señora mayor en el centro de salud Castilla del Pino de Córdoba, donde a mediados de febrero comenzaron a vacunar a mayores de 80 años.Salas (EFE)
Pablo Linde

Las vacunas contra el coronavirus están esquivando a los septuagenarios españoles, que no tienen muy claro cuándo será su turno. Quienes nacieron entre 1942 y 1956 ven cómo se administran a los mayores de 80 y a personas más jóvenes que ellos, a pesar de ser uno de los grandes grupos de riesgo de contraer una covid grave e, incluso, morir. España está por el momento sola en su entorno en la decisión de limitar la vacuna de AstraZeneca a menores de 65 años, aunque este martes la Comisión de Salud Pública se reúne y podría ampliar esta cota. De lo contrario, relega a los mayores de 70 a comenzar a inmunizarse, como pronto, a mediados de abril.

In English
Spain’s vaccine have-nots: the 70-year-olds squeezed between younger and older target groups

Los pinchazos a población general entre 55 y 65 años comenzaron con AstraZeneca la semana pasada en algunas comunidades y arrancan esta en otras, como Madrid, mientras, en paralelo, avanza la inoculación con dosis de ARN mensajero (de Pfizer y Moderna) a los mayores de 80. Dependiendo de la comunidad, en esta franja de edad han recibido la primera dosis entre casi el 70% de la población, caso de Andalucía, y menos del 40%, como sucede en Cataluña, según datos de las propias autonomías.

Son 6,5 millones de personas en España entre 65 y 79 años las que se han quedado en terreno de nadie a merced de un plan de vacunación único entre las grandes potencias europeas. Desde principios de marzo, cuando la evidencia científica fue mostrando cada vez más claramente la efectividad del suero de AstraZeneca en mayores, la mayoría de los países que tenían reservada esta vacuna a menores de 65 fueron eliminando ese límite. Lo hicieron, entre otros, Alemania, Francia, Italia, Portugal, Grecia y Austria, que se sumaron así a Reino Unido, que nunca acotó por edades esta vacuna, como tampoco lo había hecho ni la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) ni la Organización Mundial de la Salud (OMS).

España se ciñó a subir su límite, uno de los más conservadores de Europa, de 55 a 65 años. La explicación que dio la ministra de Sanidad, Carolina Darias, a este periódico en una entrevista realizada poco antes de esta decisión fue que se debía a que la vacuna solo se había experimentado con personas más jóvenes y que con ella se estaba vacunando a colectivos esenciales. Ambos argumentos están hoy superados, ya que las pruebas muestran el efecto protector de la vacuna para la enfermedad grave también en mayores y en España, desde el miércoles pasado, se inyecta a población general.

Ángela Domínguez, coordinadora del grupo de trabajo de Vacunación de la Sociedad Española de Epidemiología, opina que mantener límites con las evidencias que hay ha perdido sentido. “Se ha visto una eficacia muy alta, e incluso si bajase, sería mejor aplicar la vacuna a mayores que no hacerlo”, asegura. Elvis García, doctor en epidemiología en la Universidad de Harvard, coincide: “Desde el punto de vista de la salud pública, una vez que está demostrada la seguridad, no deberíamos especular con la vacuna de AstraZeneca con conjeturas sobre su eficacia, hay que administrarla cuanto antes a los grupos más vulnerables. Cada día que pasemos sin hacerlo estamos contribuyendo al número de potenciales fallecidos, así de claro”. Manuel Franco, de la Sociedad Española de Salud Pública (Sespas), cree que es una cuestión más logística que epidemiológica. “Ya tenían reservada la vacuna de AstraZeneca para trabajadores esenciales, etc. Y pueden estar resguardando las de Pfizer y Moderna para ese grupo de población, el de los mayores. Pero lo importante es ir a toda velocidad”, zanja.

Como reconoce el propio plan de vacunación, la edad es el principal riesgo para morir de covid. Si el 64,5% de los fallecidos desde junio fueron mayores de 80 años, el segundo grupo fue el de los que tienen entre 70 y 79, un 20%. La mortalidad sigue cayendo conforme se baja la edad: los sexagenarios representan un 9,2% de todos los decesos, y los que tienen entre 50 y 59, un 3,5%. Todos los más jóvenes de 50 suman un 1,4% de las muertes por covid en España, según datos del Instituto de Salud Carlos III.

Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, ha defendido este lunes las decisiones tomadas hasta ahora: “La vacuna de AstraZeneca se está utilizando en grupos de alta importancia. Se ha ido ampliando con la evidencia que había disponible y progresivamente se han ido vacunando más grupos. Si hay una discusión en la Ponencia de Vacunas y en la Comisión de Salud Pública es porque no es una decisión fácil ni clara. Hay que valorar muchas variables”.

Entretanto, el ritmo de vacunación con AstraZeneca se va acelerando. Se acumularon un millón sin pinchar por el parón de más de una semana al detectarse casos de trombos tras la inyección. Una vez que la EMA no encontró relación entre estos eventos y el fármaco, los pinchazos comenzaron el miércoles pasado. Aunque quedan todavía almacenadas más de 660.000 dosis, durante el fin de semana se han inoculado 333.619, más que de Pfizer (151.510), que era hasta ahora la que más rápidamente avanzaba

¿Cuándo comenzará la vacunación en septuagenarios?

Si la Comisión de Salud Pública mantiene el límite de la vacuna de AstraZeneca a menores de 65 años, para que comience la vacunación de los que tienen entre 70 y 79 años habrá que esperar a que concluya o esté muy avanzada la de los mayores de 80. El ritmo es muy desigual por comunidades. Andalucía, la más avanzada, anunció que se podría empezar con los septuagenarios a partir de mediados de abril, mientras Cataluña, la más rezagada, ha pospuesto este hito para un mes más tarde.

España está cerca de cerrar marzo sin el logro de vacunar al 80% de los mayores de 80 años, tal y como se había propuesto. Sanidad no facilita cifras oficiales y tampoco lo hacen todas las comunidades, así que el dato preciso no se conoce. Pero según cálculos de EL PAÍS sondeando a las consejerías de salud, ronda el 60%. Cada día que pasa, eso sí, el porcentaje aumenta significativamente y lo hará a mayor ritmo a partir de abril, cuando llegarán, solo de Pfizer, 1,2 millones de vacunas semanales, suficientes para pinchar a casi la mitad de la población mayor de 80 años no institucionalizada (unos 2,5 millones de personas).

Los que tendrán que esperar más, mientras España no flexibilice su plan y mantenga las dosis de AstraZeneca para menores de 65, son las personas que tienen entre 65 y 69. Estas deberán aguardar a que se hayan pinchado la gran mayoría de los casi tres millones de septuagenarios. Pero, de nuevo, no será al mismo ritmo en todo el país. Según una encuesta publicada por el Centro Europeo para Prevención y Control de Enfermedades, uno de los obstáculos para España a la hora de alcanzar la inmunidad es precisamente la falta de homogeneidad entre comunidades autónomas.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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