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Perú se enfrenta al avance de la pandemia sin suficientes camas de UCI, oxígeno ni médicos en los hospitales

Desesperados ante la escasez, los peruanos compran oxígeno en las redes sociales a precios que equivalen a más de dos ingresos mínimos en el país andino

La gente espera por horas para llenar sus tanques de oxígeno. En video, imágenes de la pandemia en Lima, Perú.Foto: AP | Vídeo: RODRIGO ABD

No halló cama para su padre. El joven tocó a la puerta del hospital público San José, en Callao, el primer puerto de Perú, desesperado en busca de atención médica para su papá, enfermo de covid-19, pero el personal médico no pudo atenderle, pese a que el enfermo no podía caminar. Aunque en el centro había oxígeno medicinal, los médicos le dijeron que carecían de espacio en las unidades de cuidados intermedios y cuidados críticos, por lo que la familia tendrá que seguir costeando el oxígeno para evitar que la salud del hombre empeore. Alquilar un balón de oxígeno de cinco litros por seis días les ha costado 190 dólares, aunque la primera carga duró solo unas ocho horas. “Se invierte considerablemente y no solo por el dinero, sino que se sufre por la disponibilidad. Esa sensación de escasez es fatal”, explica el joven, que prefiere no dar su nombre. Como él, miles de peruanos sufren día a día el colapso del sistema salud y la dificultad de hallar oxígeno en medio de la pandemia, que se ha cobrado la vida de más de 40.000 personas.

Para evitar hacer colas durante la madrugada para comprar oxígeno, esta familia peruana ha decidido gastarse 600 dólares en un concentrador de oxígeno, una alternativa a la que muy pocos peruanos pueden acceder. El precio de un concentrador de 5 litros de flujo equivale a más de dos sueldos mínimos en Perú. Y los 500 soles de depósito para alquilar un cilindro de 5 metros cúbicos son casi la mitad de la remuneración mínima mensual.

Los concentradores de oxígeno medicinal no requieren recarga, pero sí de electricidad continua, y están a la venta en algunas tiendas de electrodomésticos, pero también en páginas web de venta no regulada, o en Facebook y otros medios sociales. Así como algunos enfermos de covid-19 van a los hospitales y no encuentran una cama, otros con recursos económicos evitan internarse y buscan el oxígeno por su cuenta: ya sea en balones de 10 metros cúbicos, o en cánulas y otros aparatos de oxigenación no invasiva.

En la primera ola de la pandemia en Perú, cientos de personas murieron por falta de oxígeno o porque los precios de los cilindros recargables aumentaron hasta ser inalcanzables para las mayorías, por eso, las iglesias, gobiernos regionales, empresas y artistas hicieron colectas públicas para comprar e instalar plantas de oxígeno en todas las regiones. Esta vez, hay más oxígeno en los establecimientos de salud, pero el personal y las camas de hospitalización y de cuidados críticos no alcanzan para atender la demanda.

Lisbeth Castro, representante de la Defensoría del Pueblo de la amazónica región Loreto, informó en una radio que, desde julio, 25 camas de cuidados intensivos en el módulo covid del Hospital Regional no pueden ser usadas porque no hay ventiladores mecánicos o porque a los diez existentes les faltan implementos. El viernes falleció en Loreto uno de los músicos más importantes de Perú, Alberto Sánchez Casanova, fundador del grupo de cumbia amazónica Los Wemblers. Su hija comentó en Facebook que esperaban un espacio en el módulo covid del Hospital Regional, pero nunca lo derivaron. “Solo funcionan 27 camas, pero no hay para mi papá”, escribió.

Informalidad y especulación

Luis Barsallo es un pequeño empresario que vende recargas del insumo a precio justo en el Callao. Se volvió famoso desde la primera ola de la pandemia, al punto que es conocido como ‘el ángel del oxígeno’ y en la prensa fue destacado como uno de las personajes del 2020. Dado que hay un mercado de revendedores que especulan con el precio del oxígeno, el empresario pide a los clientes que presenten los documentos de los parientes con diagnóstico de covid-19 para asegurarse de no proveer a intermediarios.

Barsallo ha dicho que la semana pasada recibió amenazas porque se negó a vender a quienes no mostraban esos papeles y tuvo que cerrar un día su negocio por precaución. Lo reabrió el jueves y viernes, pero con protección policial. El sábado, el Ministerio Público del Callao abrió una investigación para quienes resulten culpables del presunto delito de coacción contra ‘el ángel del oxígeno’. La madrugada del domingo, 110 personas durmieron en carpas o sobre plásticos y cartones afuera de su tienda, a la espera de recargar cilindros de 10 metros cúbicos, aun con la incertidumbre de si Barsallo abriría el local.


Personas hacen cola para llenar sus cilindros de oxígeno vacíos en Callao, Perú.
Personas hacen cola para llenar sus cilindros de oxígeno vacíos en Callao, Perú.ERNESTO BENAVIDES (AFP)

“Puede sonar un poco fuerte, pero hay personas que tienen miedo de morir en la soledad de un establecimiento de salud y están haciendo lo posible por quedarse en casa: hay una sensación en esta segunda ola de que el oxígeno es algo que se puede autoadministrar, pero la primera opción debe ser que el oxígeno lo provea la hospitalización: debe ser consumido con receta y supervisión médica”, comenta a EL PAÍS Alicia Abanto, adjunta de servicios públicos de la Defensoría del Pueblo.

Abanto explica que desde hace un par de semanas la Superintendencia Nacional de Salud publica cada día un reporte del oxígeno disponible en los hospitales y clínicas. “Si una persona va a un hospital y le niegan el medicamento, porque el oxígeno es un medicamento, debe revisar el reporte y reclamar si no se lo brindan”, recomienda. “En medio de este aumento de la demanda de oxígeno medicinal vemos el problema del comercio informal e ilegal —incluso en las redes denuncian estafas— y la muy limitada intervención del Estado para fiscalizar y sancionar. Este insumo tiene que ser distribuido por un operador autorizado, porque automedicarse en casa con un oxígeno que no es de buena calidad puede costar la vida”, añade la funcionaria.

Abanto reporta que en las emergencias de los hospitales devuelven a sus casas a los pacientes. “Les dicen que su saturación no está muy baja, pero lo que deben hacer es referirlos a un hospital donde haya disponible una cama”, indicó. Si bien a diario las autoridades sanitarias informan que aún hay camas de cuidados críticos, están localizadas en regiones donde los indicadores de la segunda ola aún son moderados.

El ingeniero y analista de datos Rodrigo Parra comentó en la emisora Radioprogramas este domingo que la velocidad de ocupación de las camas UCI en la segunda ola es más rápida que la oferta. “La ocupación era de 20 camas UCI por día en la primera ola y ahora es de 30”, precisó. Si bien la máxima ocupación de espacios UCI llegó el año pasado a 1.553 y este año ha sido de 1.865 con una oferta de 1.900 camas, Parra agregó que esas cifras no son “tan fidedignas respecto de la realidad en los hospitales”.

La Sociedad Peruana de Medicina Intensiva reveló desde marzo que los médicos de esa especialidad, habilitados para las unidades de cuidados críticos, no son más de 700. Además, la ministra de Salud, Pilar Mazzetti, ha señalado que solo el 60% del personal de salud está operativo, ya sea porque falleció, o porque por edad o comorbilidades tuvo que abandonar el puesto. Hasta fin de enero, 276 médicos han muerto por el nuevo coronavirus en Perú: es el tercer país latinoamericano con más bajas después de México y Brasil, pero en términos proporcionales su pérdida es mayor: tiene menos médicos por cada mil habitantes comparado con dichos países. Este domingo, empezó una nueva cuarentena por dos semanas en diez departamentos del país donde la pandemia es calificada por el Gobierno como en “situación extrema”. Entre ellos Lima y Callao, el puerto peruano donde la población se enfrenta a la odisea de hallar un tanque de oxígeno para los enfermos de covid.

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