La UE y el Reino Unido intentan rebajar la tensión en la crisis de las vacunas
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, asegura a Boris Johnson que no peligran los suministros de Pfizer para la isla
Londres y Bruselas han hecho un esfuerzo por frenar la espiral de tensión que ha desatado la crisis de las vacunas. El momento álgido llegó en la noche del viernes, cuando la UE tomó la decisión —luego retirada— de activar uno de los puntos más delicados del acuerdo del Brexit: el Protocolo de Irlanda del Norte. Al pretender imponer un control en las exportaciones de vacunas desde la República de Irlanda, socio comunitario, a territorio norirlandés se reavivó la amenaza de resucitar la frontera invisible que divide la isla. Justo el reproche que se hizo al Gobierno británico durante años de negociación. Bruselas retrocedió en el empeño finalmente.
Fue fundamental la conversación telefónica entre Boris Johnson y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. No solo para frenar ese movimiento, sino para calmar los recelos de Downing Street ante el anuncio del sistema de supervisión de exportaciones impuesto a las farmacéuticas.
Londres vio en la medida el peligro de que se paralizara el suministro de dosis comprometido con Pfizer desde su planta en Bélgica. “Hemos acordado el principio de que no puede restringirse la exportación de vacunas por parte de aquellas compañías que se limitan a cumplir sus obligaciones contractuales”, escribía Von der Leyen en su cuenta de Twitter. Suficiente para templar los ánimos británicos, aunque el mensaje tiene doble dirección. La UE está convencida de que AstraZeneca debe usar la producción de sus plantas británicas para cumplir con los compromisos contraídos con Bruselas.
Constructive talks with Prime Minister @BorisJohnson tonight.
— Ursula von der Leyen (@vonderleyen) January 29, 2021
We agreed on the principle that there should not be restrictions on the export of vaccines by companies where they are fulfilling contractual responsibilities.
Frente a los ánimos más exaltados en el Reino Unido y en Irlanda del Norte —los unionistas del DUP han calificado la maniobra de Bruselas de “auténtica vergüenza”—, el Gobierno de Johnson ha dado por zanjado el conflicto. Y el que durante años ha sido negociador de la UE para el Brexit, el comisario Michel Barnier, ha pedido a las partes que no pongan en riesgo una relación futura que apenas ha echado a andar. “Creo que debemos hacer frente a esta crisis con responsabilidad, y no con muestras de superioridad o competencia insana”, ha dicho en una entrevista al diario The Times. “Recomiendo que intentemos preservar este espíritu de cooperación”.
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