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Récord de voluntarios

La crisis causada por la covid-19 ha multipicado hasta cifras insólitas las manos que ayudan en Cruz Roja. 20.000 personas se han inscrito en los últimos dos meses. Para muchas de ellas es su primera experiencia solidaria

El primer día que acudió a la Cruz Roja en Vitoria, donde vive, Susana Barragán se sintió un poco agobiada. No hay mejor fórmula para ayudar que tener ganas de hacerlo, pero esta vitoriana de 55 años, además, quería hacerlo bien. Se había apuntado por primera vez en su vida como voluntaria siguiendo el camino de su hija Laura, de 22, y su amiga Jone. “Tenía que recibir llamadas, pero no sabía cómo gestionarlo, dónde derivarlas. Los primeros días fueron complicados. Llegué a pensar que no estaba ayudando”, dice. Un compañero, Iraitz, fue certero: “En el momento en el que descuelgas el teléfono ya nos ayudas”. Laura, que tuvo la idea de unirse a la organización, agrega: “Te empiezas a dar cuenta de que la gente mayor intenta hablarte un rato más al teléfono y, entonces, sabes que con un gesto pequeño le estás cambiando la vida a alguien”.

Susana Barragán, en la Cruz Roja en Vitoria, donde se apuntó como voluntaria por primera vez en su vida.
Susana Barragán, en la Cruz Roja en Vitoria, donde se apuntó como voluntaria por primera vez en su vida.

Al principio, la gente las miraba en la calle con suspicacia, como si se estuvieran saltando la cuarentena, “hasta que se enteraron de lo que estábamos haciendo y comenzaron a aplaudirnos: ‘¡Ahí van las chicas de la Cruz Roja!’, nos gritaban”, cuenta Barragán, al teléfono y con la voz quebrada. Desde que el Gobierno declaró el estado de alarma a mediados de marzo, más de 20.000 personas se han inscrito a la Cruz Roja para colaborar de alguna manera. “Nos llamaba cantidad de gente. Muchísima para saber cómo se podía hacer voluntaria”, asegura Barragán.

La cifra, récord en España, aumenta día a día en medio de la lucha contra la covid-19 que se ha cobrado ya la vida de más de 27.000 personas en el país. “Nos aburríamos en el sofá y nos empezamos a preguntar: ‘¿Ahora qué hacemos?”. Pablo Abuín, estudiante de fisioterapia de 21 años, se ofreció ayudar junto con su hermana Alejandra, de 28, y el novio de ella, Aitor Páramo, de 30, que vive en Suiza pero se quedó “atrapado por el confinamiento” en Lugo (Galicia) donde los tres cumplen con las medidas decretadas por el Estado. Ya ni considera regresar a su casa. “Considera que es más importante ayudar aquí”, afirma Abuín.

Laura Galíndez atiende el teléfono en la Cruz Roja de Vitoria, donde se apuntó con su amiga Jone y con su madre Susana.
Laura Galíndez atiende el teléfono en la Cruz Roja de Vitoria, donde se apuntó con su amiga Jone y con su madre Susana.

Todos los lunes, miércoles y viernes de 10.00 a 14.00 y de 17.00 a 19.00, los tres trabajan en el plan Cruz Roja Responde dedicado exclusivamente a atender emergencias que puedan surgir a causa de la covid-19. “Hacemos compras para la gente mayor o sin movilidad, vamos a la farmacia, tiramos la basura, llevamos tarjetas con dinero para la gente que no tiene recursos, vamos a hablar con quien no tenga con quién hacerlo…”, enumera Abuín.

“También recibimos donaciones, organizamos el almacén, hacemos inventarios”, cuenta. Está aprendiendo mucho mientras los martes y jueves se dedica a hacer el trabajo final de grado de la carrera. “Ver la cara de emoción y agradecimiento de la gente a la que ayudas no se compara con nada. Me ha llenado mucho y espero poder seguir haciéndolo a futuro”, dice. En abril, la Cruz Roja ha colaborado con más de 480.000 personas, 300.000 más que en el mismo mes del año pasado.

Fue la primera vez en la Cruz Roja también para Aaron Taboada, un cocinero de 25 años de Rentería, cuyo puesto de trabajo se vio afectado por un ERTE. “He estado haciendo un poco de todo. Recojo comida en los supermercados, miro que todo esté bien, selecciono lo que vale, separo lo que ya no se puede consumir”, cuenta. Su padre, que trabaja con ambulancias, le informa sobre lo que está pasando en la calle. “Te enteras de la desesperación de la gente. Hay que intentar sacar más y más comida”, dice.

Aaron Taboada, un cocinero de 25 años de Rentería, prepara cajas de comida en la Cruz Roja.
Aaron Taboada, un cocinero de 25 años de Rentería, prepara cajas de comida en la Cruz Roja.

Son semanas en las #seguimosconectados y en las que Telefónica también se ha unido a los esfuerzos de Cruz Roja con la campaña #SumaFuerzas. A través de esta iniciativa ha donado 500.000 euros “destinados a la creación de espacios de confinamiento de personas sin hogar, a la entrega de bienes básicos a nivel domiciliario o en otros espacios de confinamiento a personas en situación de especial vulnerabilidad”, dicen desde la compañía. También permitirá que cualquier persona pueda donar lo que desee y pone a disposición de Cruz Roja a sus 13.000 voluntarios para tareas de atención virtual, telefónica o digital, y el desarrollo de otras campañas solidarias.

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