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Los beneficios de las aseguradoras brasileñas aumentan a pesar de la crisis económica y del desempleo

Con las medidas de aislamiento por la covid-19 hubo menos demanda de consultas y cirugías no esenciales en el sector privado, lo que se traduce en un descenso de los gastos de las firmas

Felipe Betim
Pacientes reciben atención médica en una ambulancia frente al Asa Norte Hospital, en Brasilia.
Pacientes reciben atención médica en una ambulancia frente al Asa Norte Hospital, en Brasilia.Andre Sousa Borges (EFE)

La pandemia del coronavirus se ha traducido en más dinero para las compañías de seguros de salud. No solo sus saldos siguen siendo positivos, al igual que los últimos años, sino que han visto aumentar sus beneficios durante 2020, pese a la crisis económica y al aumento del desempleo, conforme arrojan los resultados presentados por la Agencia Nacional de Salud Complementaria (ANS) de Brasil. Tres expertos consultados por EL PAÍS coinciden en que las medidas de aislamiento social, recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la comunidad médica para frenar la curva de contagios de la covid-19, hicieron que las personas cancelaran sus chequeos, consultas médicas y cirugías no esenciales. En suma, la gente se quedó en casa para protegerse, lo que generó un descenso en la demanda de los servicios de salud privados. Consecuentemente, las aseguradoras han desembolsado menos dinero para hacer frente a dicho costos.

Solo analizando el sector médico-hospitalario, la ANS constata que las compañías de seguros médicos obtuvieron, aproximadamente, un beneficio neto acumulado de 15.000 millones de reales [unos 2.900 millones de dólares] durante los tres primeros trimestres de 2020. Un 66% más que durante el mismo periodo de 2019, cuando cosecharon 9.000 millones de reales [unos 1.740 millones de dólares] de ganancias. Y un 150% superior a los tres primeros trimestres de 2018, cuando el resultado neto acumulado en los nueve primeros meses de aquel año ascendió a 6.000 millones de reales [algo más de 1.160 millones de dólares].

Al considerar únicamente el segundo trimestre de 2020 —abril, mayo y junio, uno de los más afectados por la crisis sanitaria—, las empresas registraron unos beneficios de 9.000 millones de reales [unos 1.740 millones de dólares durante esos meses. El triple en comparación con el mismo periodo de 2019, año en el que sus ganancias llegaron a los 3.000 millones de reales [580 millones de dólares] solo en el segundo trimestre. Además, al final del primer semestre de 2020 ya habían alcanzado los 11.000 millones de reales [2.130 millones de reales] en beneficios. El resultado es casi idéntico al de todo 2019, año que cerraron con unas ganancias de 12.000 millones de reales [unos 2.320 millones de dólares].

“Es uno de los pocos sectores de la economía a los que les ha ido bien este año. Las aseguradoras han salido más grandes, más fuertes. Se han aprovechado de la pandemia y de la falta de inspección y regulación”, argumenta Mario Scheffer, profesor del departamento de Medicina Preventiva de la Universidad de São Paulo (USP). Asimismo, el médico destaca que la morosidad se mantuvo cerca de los índices históricos, entre un 7% y un 10%. “Por ser una cuestión de necesidad sanitaria añadida, es lo último que las familias y empresas dejan de pagar”.

Vera Valente, directora ejecutiva de la Federación Nacional de Salud Suplementaria de Brasil (FenaSaúde), entidad que representa a 16 grupos de compañías de seguros de salud, afirma que “los datos contables disponibles hasta el momento cubren solo una parte del ejercicio de 2020” y que “cualquier conclusión a partir de ellos es parcial, incompleta y prematura”. Por su parte, la Asociación Brasileña de Seguros de Salud (ABRAMGE), que reúne a 700 aseguradoras, envió un comunicado afirmando que “las cifras reales referentes al año corriente no se conocerán hasta que se divulguen los balances en 2021″.

Más tiempo en casa, menos gastos

Estos resultados se deben, sobre todo, a las bajas tasas de siniestralidad, que mide la proporción entre ingresos y gastos de las compañías, en el pico de la pandemia, según la ANS. Durante el primer trimestre de 2020, el índice fue, en media, del 77%, una cifra cercana a los resultados registrados los primeros meses de 2019 y 2018. Durante el segundo trimestre, sin embargo, cayó hasta el 64%, lejos del 84% del mismo periodo de 2019. “La demanda de servicios privados ha disminuido mucho durante la pandemia. Disminuyeron los llamados procedimientos electivos e incluso los servicios de emergencia, porque la gente optó por quedarse en casa”, explica Matheus Falcão, analista de salud del Instituto Brasileño de Defensa del Consumidor (IDEC).

La explicación del sector sigue la misma línea. “Por recomendación de las autoridades sanitarias del país y del mundo, la frecuencia de procedimientos médicos electivos ha descendido como forma para ayudar a la lucha contra la pandemia. (...) Naturalmente, debido a la disminución de la frecuencia, los gastos también han caído, lo que se ha visto reflejado en los resultados hasta septiembre”, explica Valente, de FenaSaúde. Ella afirma que el índice de siniestralidad “ya ha vuelto al 75% en octubre” y se prevé que “llegue al 80% hasta que acabe el año”, una señal de que los beneficiarios están empezando a demandar los servicios privados de salud nuevamente. “Por consiguiente, la tendencia de los gastos asistenciales es claramente al alza”, añade.

Subidas aplazadas

Para Lígia Bahia, doctora en Sanidad Pública y profesora de la Universidad Federal de Río de Janeiro, el descenso en la siniestralidad no explica por sí sola los resultados tan positivos de las compañías de seguros médicos. Recuerda que las empresas siguieron subiendo los precios de las cuotas mensuales hasta septiembre. “[El aumento de los beneficios de las aseguradoras] es una confluencia de esas dos variables”, explica la profesora. La ANS, presionada, congeló las nuevas subidas entre septiembre y diciembre —salvo en determinados contratos, como los colectivos empresariales de 30 personas o más—. Además, esta medida no afecta a los contratos renovados durante la pandemia antes de septiembre. “Ha sido necesaria, pero está incompleta. Debería haber incluido todo el año y los seguros empresariales”, explica Falcão, analista del IDEC.

El analista recuerda también que el año que viene se autorizarán los reajustes y las aseguradoras podrán reponer lo que dejaron de percibir durante el periodo de congelación, aunque de forma fraccionada. Con lo cual, en la práctica, no ha habido ninguna congelación, sino un aplazamiento del cobro. “Es como si las empresas y los particulares les estuvieran debiendo dinero a las aseguradoras”, explica Bahia. “Los resultados de 2020 son muy positivos y la sostenibilidad de las aseguradoras está muy garantizada. Sus ingresos no se han visto comprometidos. De este modo, sería interesante discutir y formular una propuesta más ventajosa [para los asegurados]”, explica Falcão.

Falta de aportación

A juicio de algunos de los expertos, las aseguradoras han dejado de aumentar sus aportaciones a la sanidad pública durante la pandemia. “Las aseguradoras no se encargan ni del 10% de las pruebas realizadas en Brasil, incluso considerando la de PCR, incorporada desde el principio en la lista de procedimientos”, argumenta Falcão, del Idec. La ANS determino que las pruebas PCR, que detectan la presencia del virus, se incluyeran en la lista de procedimientos obligatorios en marzo. Las serológicas, que identifican la presencia de anticuerpos, no se incluyeron hasta agosto. Para costear las pruebas, las aseguradoras exigen una solicitud médica y la persona tiene que presentar síntomas de la covid-19 durante un determinado tiempo. “Según la encuesta PNAD, los test llegaron al 12% de la población, pero el 25% tiene un seguro médico. ¿Por qué las empresas no hicieron las pruebas?”, se pregunta Bahia. “Optaron por fingir que no pasaba nada. Es una negligencia”, critica.

También es criticable lo concerniente con el préstamo de camas al sistema de sanidad público, según los especialistas. Según la ANS, la tasa media de ocupación de camas (convencionales y UCI) en el sector privado fue del 64% entre marzo y octubre. Con relación a las camas destinadas exclusivamente a los enfermos de covid-19, el promedio de ocupación fue del 54% durante el mismo periodo —llegando al 60% en el pico de la pandemia—. Por entonces, varios hospitales municipales y estatales estaban en colapso, mientras el poder público se esforzaba en aumentar el número de camas. “Las compañías de seguros médicos se negaron, en un momento de colapso, a ofrecer sus camas, a vendérselas al sistema de sanidad público”, recuerda Scheffer.

Scheffer dice que el lobby de la sanidad complementaria trabaja para que el sector se desregularice cada vez más, para que las empresas puedan aumentar las cuotas mensuales al tiempo que flexibilizan la cobertura con la oferta de los llamados “seguros populares”. En ese sentido, señala Bahia, hay cambios que han venido para quedarse, como la idea de la sanidad integral basada en la telemedicina. Valente, de FenaSaúde, apunta hacia la misma dirección: “Una de las lecciones de la pandemia hasta ahora es que ha quedado claro que se puede ofrecer una asistencia más integrada, acercando los sistemas público y privado para aumentar el acceso a la salud, y la telemedicina es buen ejemplo de ello”, explica. “La pandemia también ha reforzado que hay otros caminos más allá del modelo hospitalocéntrico, la necesidad de más acciones de atención básica y mayor prevención, con cuidados concentrados en la salud de las personas y no en la enfermedad”.

Expansión y nuevos negocios

De acuerdo con la ANS, un total de 47,2 millones de brasileños disfruta de algún tipo de seguro médico privado, y casi 40 millones son colectivos. Estas clases de contratos pueden ser renegociados libremente, al contrario de los individuales, en los que la ANS establece el reajuste. Las dificultades económicas del país hicieron que la cantidad total de beneficiarios empezase a caer a partir de 2014, pero la cifra se mantuvo prácticamente estable a lo largo de 2020. Con el aumento del desempleo durante la pandemia, las aseguradoras llegaron a perder poco más de 300.000 usuarios entre marzo y junio —un descenso de menos del 1%, incapaz de afectar seriamente a los ingresos de los seguros médicos, según Scheffer—. Pero se están recuperando en el segundo semestre y cerrarán el año con un crecimiento en número de usuarios. “Hasta octubre, el aumento es de un 0,4% en el ramo médico-hospitalario”, explica Valente.

Scheffer cuenta que esa combinación de descenso en la demanda de servicios médicos y aumento de precios ha hecho que las aseguradoras dispongan de liquidez para hacer nuevas adquisiciones e inversiones. No hay ningún informe sobre tales operaciones, pero él explica que es un momento de “consolidación y ampliación de negocios” de las empresas más grandes. Eso se traduce en compras de empresas y grupos más pequeños en las regiones interiores del país y en la compra de cadenas de hospitales. “Ha habido una mayor concentración de mercado y una expansión territorial de las grandes aseguradoras”, afirma el profesor de la USP.

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Sobre la firma

Felipe Betim
Nacido en Río de Janeiro, ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Escribe sobre política, temas sociales y derechos humanos entre otros asuntos. Es licenciado en Relaciones Internacionales por la PUC-Río y Máster de periodismo de EL PAÍS/Universidad Autónoma de Madrid.

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