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La segunda ola suma 2.701 muertos en Madrid y promedia 43 diarios en octubre

Menos letal pero constante, los fallecimientos siguen acumulándose en la comunidad y alcanzan ya los 17.899

Entierro de P. Sánchez, fallecido por covid, en el cementerio de La Almudena, Madrid, el pasado 25 de septiembre.
Entierro de P. Sánchez, fallecido por covid, en el cementerio de La Almudena, Madrid, el pasado 25 de septiembre.Olmo Calvo
Isabel Valdés

Exactamente 2.701. Ese es el número de muertos que deja, hasta este viernes, la segunda ola de coronavirus en Madrid. Comenzó el 26 de julio, un domingo, cuando las UCI de Madrid tuvieron el primer nuevo ingreso. Desde entonces, en esas unidades han fallecido uno de cada cuatro ingresados: 359. También han dado el alta a 984 pacientes. Un repaso a las cifras de sanidad mortuoria de la región, con un total hasta este 30 de octubre de 17.899 fallecimientos, refleja que esta nueva oleada está siendo menos letal y ha dejado de azotar masivamente a las residencias de mayores. En primavera se produjeron picos de 200 a 300 fallecimientos diarios. Ahora, esa dramática cifra promedia en octubre 43.

La mayoría en hospitales, los lugares en los que se hace frente a la mayor parte de los muertos de esta pandemia, el 66% desde marzo por el virus lo ha hecho allí. Y ahí es donde se mide el pulso al virus.

Aquel 26 de julio, cuando ingresó de nuevo un paciente de covid en una unidad de críticos, fue domingo, por lo que no hay datos de ese día [Madrid, en julio, dejó de publicar estadísticas durante el fin de semana], sí del lunes 27. Las cifras oficiales de la Consejería de Sanidad registraron entonces un acumulado de 15.198 fallecidos entre centros sociosanitarios, hospitales, domicilios y “otros lugares”, un apartado que la Comunidad nunca ha confirmado como la calle, pero que, en repetidas ocasiones, ante la pregunta o la petición de que lo hiciera, la respuesta ha sido silencio.

Hasta esa fecha, el 61,9% de los fallecidos por el virus lo había hecho en hospitales (9.420); el 31,7% en centros sociosanitarios (4.828, casi la totalidad en residencias de mayores); el 6% en su casa (922) y el 0,18% en ese indeterminado apartado, “otros lugares”, 28 personas de las que no se sabe nada. A diario, durante las peores semanas de la crisis, en marzo y abril, la Comunidad contabilizaba 100, 200, 300 fallecidos. Cuando llegó el verano, los tres meses de confinamiento habían conseguido bajar la curva de contagios y permitido a los hospitales reducir la ocupación de sus camas por enfermos de este virus casi por completo.

El 27 de julio no se contabilizó ningún fallecido, había 128 pacientes en las plantas de agudos y 27 en UCI, y se registraron 48 nuevos casos, una cifra baja no solo por ser lunes —cuando siempre los números descienden debido al retraso que existe en las notificaciones, de formas más aguda por el fin de semana—, sino porque no se correspondía con la media de aquellos días, en los que los contagios ya llevaban una semana acelerándose. El 1 de julio, 33; 51 el día 15; 99 el 24.

Siguió haciéndolo. Empezaron a subir los ingresos y con más o menos dos semanas de margen, el número de muertos también comenzó a crecer. Pasó de haber uno o dos diarios a finales de julio a siete u ocho la primera quincena de agosto, más de una decena al día la segunda, septiembre entró superando la veintena en los primeros quince días y se multiplicó por dos a finales de ese mes. Ya en octubre la cifra ha ido oscilando entre los 29 y los 50.

Si se compara la letalidad del virus con la de cualquier otra enfermedad, o cualquier otro evento, no hay ninguna causa de muerte en Madrid que provoque cifras como las de la covid

La repetición de los datos de la pandemia puede producir cierto habituamiento —más si se observan con la perspectiva de la pasada primavera, cuando se contabilizan por cientos al día—, pero si se compara la letalidad del virus con la de cualquier otra enfermedad, o cualquier otro evento, no hay ninguna causa de muerte en Madrid que provoque cifras como las de la covid. En la comunidad, según los últimos datos del INE, de 2018, murieron ese año 155 personas en accidentes de tráfico (0,4 al día); 710 debido a la diabetes (1,9 al día); 1.645 por infarto (4,5); o 12.992 por cáncer (35,5 al día), la patología que más se acerca, se saldó aquel año con 4.000 muertos menos de los que ya contabiliza este virus.

Los centros sanitarios no se han enfrentado en el último siglo a un tsunami primero, y a un goteo tan sostenido ni tan condensado en el tiempo después, de fallecidos por una sola patología. Este viernes tienen 2.340 enfermos en plantas de agudos y 483 en UCI; en sus camas, solo en las últimas 24 horas, han fallecido 42 personas, acumulan 2.430 en esta segunda ola. Así, los hospitales, que ya registran la gran mayoría de la mortalidad, pasan del 61,9% al 89,9%. Esto tiene una causa, el descenso de la mortalidad en las residencias.

Cifras inexactas

¿El número exacto? Se desconoce. La estadística oficial de la Comunidad cifraba el 27 de julio en 4.828 las personas que murieron en centros sociosanitarios durante los cuatro primeros meses de pandemia, la gran mayoría en primavera, cuando la covid entró y se extendió tan rápido que apenas daba tiempo a contar muertos. Sin embargo, según un repaso a los datos de la Consejería de Políticas Sociales —que tuvo el control de las residencias hasta el 27 de marzo, cuando la presidenta Isabel Díaz Ayuso decidió retirárselo a Alberto Reyero, de Ciudadanos, y dárselo a Enrique Ruiz Escudero, el consejero de Sanidad— y en un listado que este periódico obtuvo gracias a una petición de transparencia, la cifra podría llegar hasta los 5.954 los fallecidos en la primera ola.

Aproximarse al dato de esta segunda es también complicado. Mientras que los números que van apareciendo en la estadística oficial de la Consejería de Sanidad cifran 90 muertes entre el 27 de julio y este 30 de octubre en centros sociosanitarios, esa misma consejería no actualiza los datos en estos centros de forma periódica, algo que sí hacia la de Políticas Sociales. A lo que se suma otra variable: nunca se ha sabido cuántos ancianos que fallecen dentro de los hospitales eran residentes en uno de los 473 centros que tiene la comunidad. Esas muertes se cuentan dentro de la tabla de mortalidad hospitalaria, no en la de residencias.

La Dirección General del Proceso Integrado de Salud en respuesta a una solicitud de acceso información pública da como explicación que “la aplicación que recoge los datos del enfermo cuando ingresa en el hospital no dispone de ningún campo codificado que indique que el domicilio habitual del paciente sea una residencia”. Sin embargo, los hospitales aseguran que conocen perfectamente desde dónde llegan cada una de las personas que ingresan. Algunos, como el de Getafe, tienen un icono propio en el sistema para quienes lo hacen desde una residencia, “de manera que cuando el paciente llega y se mete el número de historia, ya sabes de dónde viene y queda marcado con su icono”, explica una geriatra de ese centro. También en el Severo Ochoa y en Fuenlabrada esos ingresos tienen una marca específica en Selene, su sistema informático.

Este viernes, Elena Andradas, la directora general de Salud Pública, ha afirmado que “se siguen produciendo fallecimientos”: “De los brotes que tenemos identificados, estudiados y controlados en las residencias, en este mes [octubre], el número de fallecimientos ha sido de nueve personas respecto a un total de 424 casos”. Aquel terror, en el que hubo ancianos que murieron solos, en sus habitaciones, y muertos que pasaron días con el pestillo echado en esas mismas habitaciones porque las funerarias no daban abasto, acabó con la primera ola de este virus. Pero sin saber exactamente cuántos muertos dejó. Ni cuántos, ahora, está dejando la segunda.

El exceso de mortalidad

Una de las formas de reflejar las consecuencias de esta pandemia en cuanto a mortalidad es ver el exceso que se produce en diferentes periodos. Según el sistema MoMo -que recoge datos de los casi 4.000 registros civiles informatizados que hay en España, que cubren al 93% de la población española de todas las provincias-, en Madrid, desde el comienzo de la pandemia, se han producido cuatro periodos en los que ha habido más muertes de las esperadas, concentradas en los grupos de edad de 65 a 74 años. El primero fue del 5 de marzo al 9 de mayo, con un exceso de 14.212; el segundo, del 22 de mayo al 25 de ese mismo mes, con 96 muertes más; entre el 31 de julio y el 11 de agosto fue el tercero, 236 fallecimientos más; y el último, entre el 27 de agosto y el 25 de octubre, cuando murieron 2.044 personas más de las estimadas, un 34,2%. Para todo todo el territorio, en esas mismas fechas, ese exceso fue del 16,9%.

Esos son los datos, aunque los de fallecidos, como los de contagios, se consolidan con días, e incluso semanas, de retraso. Ocurre por el decalaje existente entre la entrada de las cifras en los registros civiles -lo más robusto para hacer el conteo- y la salida de esos números a las estadísticas oficiales. Dar diariamente las muertes es casi siempre estar dando la imagen de una realidad infraestimada.

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Sobre la firma

Isabel Valdés
Corresponsal de género de EL PAÍS, antes pasó por Sanidad en Madrid, donde cubrió la pandemia. Está especializada en feminismo y violencia sexual y escribió 'Violadas o muertas', sobre el caso de La Manada y el movimiento feminista. Es licenciada en Periodismo por la Complutense y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Su segundo apellido es Aragonés.

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