Por qué Navarra no está confinada con la incidencia más alta de España
Pamplona cumple solo dos de los tres criterios que Sanidad impone para el cierre perimetral
Aragón, Madrid y, ahora, Navarra. El sambenito de liderar la incidencia de casos de covid en España ha ido pasando de una comunidad a otra en la segunda ola de la epidemia. Hasta el 1 de octubre, cada una iba imponiendo las medidas que consideraba oportunas para frenar el avance del virus; desde entonces, una orden del Ministerio de Sanidad establece unos umbrales a partir de los cuales es obligatorio limitar la movilidad, aforos y horarios en comercios y hostelería, entre otras medidas. Son las mismas para todos los municipios de más de 100.000 habitantes que los superen, pero la ciudad de Madrid (y otros ocho municipios de la región) está confinada, mientras que los vecinos de Pamplona pueden entrar y salir de su localidad a su antojo, pese a que tiene más casos por cada 100.000 habitantes que la capital.
Existen varias diferencias entre la evolución de la epidemia entre ambas ciudades. Pero hay una que hace que Pamplona, con el reglamento de Sanidad en la mano, no tenga que estar obligatoriamente confinada: Navarra tiene menos del 35% de sus UCI ocupadas por pacientes covid, el umbral que estableció el ministerio para imponer restricciones a la movilidad. Sí cumple las otras dos: supera los 500 casos por 100.000 habitantes en 14 días (este lunes ascendían a 746,09) y el porcentaje de test positivos es mayor del 10% (11,7% en la semana previa). El confinamiento perimetral solo se impone cuando se cumplen los tres requisitos, aunque en Madrid el Gobierno central aplicó el estado de alarma después de que un juez tumbara las restricciones.
Parte de la oposición, liderada por el PP, está poniendo el ejemplo navarro como muestra de que hay un doble rasero por parte del Gobierno de Pedro Sánchez para aplicar las limitaciones. El portavoz nacional del partido y alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha utilizado en varias ocasiones esta comparación; la última, el pasado fin de semana en el programa La Sexta noche: “Si no hay un minuto que perder, supongo que después de que se haya dicho que recomienda autoconfinar, irá corriendo a declarar el estado de alarma en Navarra”.
Pero Pamplona —que sería el municipio afectado por las restricciones— no está cerca de cumplir los tres criterios para el confinamiento. La ocupación de sus UCI por pacientes covid está en el 24,8%, todavía lejos del 35% (Madrid supera el 38%). “La razón entre la ocupación el 8 de octubre y una semana antes era de 1,11. A ese ritmo llevaría un mes alcanzar el límite del 35%”, explica Saúl Ares, investigador del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC. “Aunque ciertamente las hospitalizaciones están creciendo a un ritmo más rápido, la última razón de tasas era 1,3. Eso hace temer que la ocupación de UCI también se acelerará algo, porque va a remolque de las hospitalizaciones, pero en ningún caso para superar el límite en una semana. Aunque la incidencia a siete días es mala, todavía queda sitio en las UCI de Navarra, no se van a llenar de golpe”, continúa.
Navarra también presenta mejores datos en otros indicadores. Aunque la incidencia es superior a la de Madrid también se hacen muchas más pruebas PCR (3.311 por 100.000 habitantes en una semana frente a 1.384 de Madrid y la positividad de Navarra es muy inferior: 11,7% frente a 18%. Es decir, se encuentran más casos, pero también se buscan mucho más, y más personas dan negativo en los test, siempre en términos relativos a la población. Esta última estadística es una de las que los epidemiólogos miran con más atención para comprobar hasta qué punto está controlada la pandemia en un territorio. La Organización Mundial de la Salud considera que si se hacen pruebas a la mayoría de los sintomáticos y las PCR dan positivo en más de un 5% es señal de que hay una alta transmisión en la comunidad. No solo Madrid —que más que triplica esta tasa— y Navarra —que la dobla— están muy por encima, también la media española, con un 10,4%.
En cualquier caso, como apuntaba a este periódico Fernando Rodríguez Artalejo, catedrático de Salud Pública de la Universidad Autónoma de Madrid, cuando se impusieron los umbrales, estos no dejan de tener un componente de arbitrariedad. “No existe un criterio técnico que te diga exactamente lo que hay que hacer. Todo se basa en la interpretación de los datos”, señalaba.
Y en España son muy altos. Otros países han tomado medidas restrictivas cuando las cifras eran muy inferiores, como recuerda Alberto Infante, experto en salud pública. “Nos hemos acostumbrado a considerar buenas incidencias que son consideradas altas en países vecinos”, asegura. Navarra, antes de pasar por una hipotética imposición gubernamental ha aplicado restricciones que son en algunos casos iguales o superiores a las de Sanidad. Sí permite entrar y salir del municipio —su presidenta ha asegurado este lunes en la SER que esto no se plantea—, pero bares y restaurantes cerrarán a las 22.00 y en el interior el aforo quedará restringido al 30%. También se prohíben los encuentros, públicos o privados, de más de seis personas.
En opinión de Infante estas medidas son “insuficientes” y no van a permitir que la curva se doble con la suficiente fuerza. Cree que Navarra debería recurrir también a un confinamiento perimetral y a medidas equivalentes a la fase 2 de la desescalada con especial atención a las residencias. Con todo, cree que la situación no es equiparable a la de Madrid: “Es una comunidad con distribución espacial de la población muy distinta, que no llega al millón de habitantes. Tiene una movilidad extraterritorial muy inferior y una exportación del virus mucho menor. Esto es algo importantísimo en Madrid”.
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