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Tranquilidad en las pruebas de la vuelta al cole en Madrid pero se reproducen las colas en Leganés

Buen ritmo en los institutos de la capital Ramiro de Maeztu y el Virgen de la Paloma, donde el caos obligó a cancelar las pruebas ayer. Ayuso pide disculpas por los “problemas” en este centro

Aspecto de la cola, muy escasa respecto a ayer, a primera hora de la mañana del segundo día de pruebas en el Virgen de la Paloma de Madrid. En vídeo, segundo día de colas de profesores para someterse a las pruebas de coronavirus en Madrid.Foto: LUCÍA GONZÁLEZ | ATLAS
Ignacio Gallello Victoria Torres Benayas
Madrid -

Tras el caos organizativo, las largas colas y las críticas con los que arrancaron el miércoles los test de la vuelta al cole, el Gobierno de Madrid ha habilitado un segundo instituto en la capital, el Ramiro de Maeztu, para realizar las pruebas. Así, el personal docente y no docente de escuelas infantiles, colegios e institutos están citados por turnos en el Centro Territorial de Innovación y Formación (San Sebastián de los Reyes) y en los institutos María Zambrano (Leganés), Antonio Machado (Alcalá de Henares), Diego Velázquez (Torrelodones) y Virgen de La Paloma (en la capital), que han sido reforzados con más equipos médicos, han ampliado su horario ―ayer era de 8.00 a 14.30 y hoy de 8.00 a 15.00 y de 16.30 a 18.30― y a los que se ha añadido el Maeztu, que cuenta con 20 puestos. Mientras que en los dos centros de la capital hay esta mañana pocas colas, tranquilidad y buen ritmo, en Leganés han vuelto las colas y las quejas.

La fila en el María Zambrano de Leganés.
La fila en el María Zambrano de Leganés.I. G.

En el María Zambrano de Leganés se están registrando colas de más de dos kilómetros, aunque más ágiles que las que se sufrieron allí mismo el miércoles. Se tardan cerca de 10 minutos en recorrerla. La treintañera María Hernández, profesora de Primaria en el colegio Bidasoa de Móstoles, acaba de hacerse la prueba. Cuenta que dentro el ritmo es aceptable, pero que van con bastante retraso. “Tenía cita para las 11.30 y salgo ahora”. El reloj marca las 13.03. Uno de los últimos en llegar es Davor Lovric. Este madrileño de origen bosnio, que asiste a niños autistas en el Salvador Dalí de Fuenlabrada, ha llegado con 20 minutos de antelación y le queda un rato. “Está muy mal organizado, nos avisan con nada de antelación, y al final estamos todos aquí aglomerados... Dime tú si no era más fácil hacer pruebas en cada centro y ya”, opina. La fila es una larga muestra de quejas y lamentos. “Esto es increíble”, “dónde empieza esto”, “madre mía, qué vergüenza“... Dos amigas que se han encontrado cuando una de ellas esperaba hacia la mitad del trayecto se saludan y ríen, resignadas.

-Y oye, ¿Cuánto queda para el principio?

-Paciencia, hija, que aún te queda.

En la capital, la actividad ha vuelto al Virgen de la Paloma, pero nada comparado con lo ocurrido el miércoles. No hay aglomeraciones, la fila es corta y se mueve a buen ritmo. En la salida del metro de Francos Rodríguez, el más cercano al centro, los grupos de profesores que van a hacerse las pruebas llenan los pasos de peatones de la glorieta Rocío Dúrcal. Sin embargo, la imagen fuera no es comparable. Una vez dentro, las filas se organizan y el movimiento es fluido con pequeños parones. A la salida se encuentra Severino Manrique, profesor de religión en el instituto Mirasierra, que ha acudido a hacerse la prueba con todos sus compañeros. “Está todo muy bien organizado hoy”, cuenta Manrique. Un compañero suyo se señala el algodón que tiene pegado al brazo y añade: “No han pasado más de 10 o 15 minutos desde que entramos y ya estamos así”.

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Docentes esperando a hacerse la prueba en el instituto de La Paloma en Madrid, esta mañana.
Docentes esperando a hacerse la prueba en el instituto de La Paloma en Madrid, esta mañana.Rodrigo Jiménez (EFE)

A las puertas del Ramiro de Maeztu se respira también un ambiente completamente opuesto al que se vivió el miércoles. A diez minutos de las diez de la mañana, dos coches de la Policía Municipal custodian la quietud que se vive a las puertas del centro y, entre agentes y personal de Protección Civil, suman más que profesores. Los docentes llegan a un ritmo intermitente, solos o en grupos muy reducidos. El único lugar donde sí hay algo más de bullicio es en la cafetería del instituto, donde algunos profesores esperan turno o se toman un café tras hacerse las pruebas.

Francisca Hernández, de 60 años, y tres compañeras suyas del instituto Pío Baroja, de Usera, han sido de las primeras en entrar. Las citaron esta mañana temprano porque en un principio les tocaba el Virgen de la Paloma: “La verdad es que hoy está todo mucho más organizado, han empezado antes, incluso, lo han resuelto muy rápido”. Ellas no estuvieron la víspera en el Virgen de la Paloma, pero algunos compañeros suyos sí: “Esperaron hasta tres y cuatro horas, sin distancia de seguridad y aglomerados, una locura”.

Aunque en un primer momento Educación culpó de los problemas a los propios profesores, a los que acusó de no respetar los turnos , de los que se avisó con apenas unas horas de antelación y en muchos casos ya de noche, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, acabó pidiendo perdón por lo ocurrido. “De los 6 edificios habilitados para la prueba, a pesar de todo el esfuerzo, hubo problemas en uno. Por ello quiero pedir disculpas”, escribió en Twitter.

Después de verse obligado a cancelar parte de las pruebas previstas a causa de las aglomeraciones en el Virgen de la Paloma, el consejero de Educación, Enrique Ossorio, también pidió perdón. En un audio remitido a los medios, reconoció que también se produjeron “incidencias puntuales” en los centros de Leganés y Alcalá. Las pruebas comenzaron en el Virgen de la Paloma a las ocho de la mañana y desde primera hora la cola daba la vuelta a la manzana. Las citas a partir de las dos de la tarde se suspendieron, media hora antes de la hora de finalización prevista. Tras pedir disculpas a las personas citadas que “pueden haber sufrido retrasos”, que llegaron a ser de tres y cuatro horas, el consejero explicó que se ampliaron hasta primera hora de la tarde las pruebas para “poder atender a todas las personas que habían acudido excepto una pequeña parte que se le ha avisado a tiempo para que la realicen el próximo viernes”.

Esta mañana, Ossorio ha vuelto a pedir perdón y ha destacado que la segunda jornada “está transcurriendo con normalidad”, al tiempo que ha subrayado que están acudiendo a las pruebas, de carácter voluntario, el 95% de los docentes. En total se hicieron 16.000 pruebas el miércoles, casi 9.000 de ellas solo en el Virgen de la Paloma, de las alrededor de 100.000 que la Comunidad de Madrid tiene previsto hacer hasta el lunes. El curso empieza mañana mismo, con la llegada al cole de los más pequeños, los niños de la primera etapa de Infantil. El martes día 8 se incorporarán los del 2º ciclo y los de 1º, 2º, 3º de Primaria y, al día siguiente, 3º y 4º de la ESO.

En la zona sur se han realizado un total de 3.310 pruebas, más de 1.500 en el este, cerca de 1.000 en el norte y alrededor de 1.500 en el oeste. Además, en el Instituto de Formación Integral en Seguridad y Emergencias de la Comunidad, la Cruz Roja está realizando pruebas a 1.327 profesionales de las escuelas infantiles de gestión directa de la Comunidad, hasta ahora alrededor de 900.

Nadie aclaró el miércoles cuánto va a costar la privatización de la prueba, de la que se encarga Ribera Salud, que también se encargó del polémico estudio masivo de Torrejón de Ardoz y con jugosos negocios en la Comunidad de Madrid. Una estimación en función de los precios de mercado apunta a que superará el millón de euros. Ribera Salud viene cobrando 17 euros por cada test serológico que hace en aplicación de otros contratos con Madrid, cifra que se dispararía a 1,7 millones si se aplicara a las 100.000 pruebas que hará ahora. A eso, además, hay que añadirle las PCRs que se le harán al personal que dé positivo —por cada una suele cobrar 56 euros—, y los equipos sanitarios encargados de llevarlas a cabo.

Los sindicatos y la oposición criticaron el recurso a una empresa privada, el “desastre” organizativo y el tipo de prueba elegida, menos fiable y más barata que PCRs, mientras que la Agencia Española de Protección de Datos abrió una investigación a la Comunidad de Madrid por “la posible difusión de datos personales de trabajadores de centros docentes”. Facua y CC OO presentaron sendas denuncias porque miles de profesores recibieron, la noche del martes en el correo electrónico en el que les citaban para la prueba, un documento adjunto con datos de casi 17.000 trabajadores del Área Territorial Madrid-Sur. En dicho documento aparecían el nombre, los apellidos, el sexo y el carácter de docentes o no docentes de 16.720 trabajadores, así como el lugar y la hora del test.

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