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Los diputados franceses aprueban abrir la reproducción asistida a parejas lesbianas y a solteras

La ley de bioética es considerada la primera gran reforma social del Gobierno de Macron. Todavía tiene que pasar por el Senado

Manifestantes del grupo conservador Manif pour Tous protestan ante la Asamblea Nacional francesa contra la ley de bioética aprobada en la noche del viernes.
Manifestantes del grupo conservador Manif pour Tous protestan ante la Asamblea Nacional francesa contra la ley de bioética aprobada en la noche del viernes.GEOFFROY VAN DER HASSELT (AFP)
Silvia Ayuso

Las parejas lesbianas y las mujeres solteras están un poco más cerca en Francia de poder acceder a la reproducción asistida en el sistema público, como ya lo hacen los heterosexuales. Tras una semana de intensas discusiones, la Asamblea Nacional aprobó en la madrugada del viernes al sábado la ley de bioética que prevé esta disposición criticada por los grupos ultraconservadores y considerada la primera gran reforma social del Gobierno de Emmanuel Macron. Todavía tiene que pasar por el Senado, pero el presidente francés ya se ha felicitado por el paso dado.

Los diputados han adoptado un texto “equilibrado en un debate calmado”, celebró Macron en un mensaje en Twitter. “Acceso igualitario a la reproducción asistida para todas las mujeres, derechos de la infancia garantizados, la investigación encuadrada, un debate respetuoso de las posiciones de cada uno: todo eso es la ley de bioética. Igualdad y responsabilidad”, sostuvo.

La normativa acabó siendo aprobada en segunda lectura con 60 votos a favor, 37 en contra y cuatro abstenciones. Ahora tiene que llegar al Senado, donde los conservadores Los Republicanos tienen la mayoría. No está previsto que el texto llegue a la Cámara alta antes de enero de 2021 y, después, se tendrá que trabajar en un texto final de compromiso. Pese a que el recorrido es aún largo —y eso que el proyecto de ley fue presentado hace justo un año—, sus oponentes ya han puesto el grito en el cielo.

El colectivo conservador Manif pour Tous, creado en su momento para protestar contra la legalización del matrimonio homosexual durante el gobierno socialista de François Hollande, calificó la ley como “el texto de la vergüenza” y denunció una vez más que la normativa “priva voluntariamente a los niños del derecho a tener un padre”, una posición también mantenida por diputados conservadores que acusan al Gobierno de abrir una vía para la gestación subrogada, extremo que este ha negado rotundamente. De hecho, desde el principio, se excluyó de la ley cualquier apertura a la hasta hoy prohibida gestación mediante vientres de alquiler, una práctica que el Ejecutivo considera que choca con “el respeto de los principios fundadores de nuestro derecho a la bioética, que son la dignidad humana y la no mercantilización del cuerpo humano”, como dijo cuando presentó el proyecto de ley, en julio de 2019.

Mientras tanto, la presidenta de la asociación LGTB GayLib, Catherine Michaud, celebró el texto como “un avance histórico de los derechos y la libertad de las mujeres”, aunque recordó que el proyecto de ley es “incompleto”, entre otras cosas porque descarta a las personas transexuales y la reproducción asistida post mortem (extraer semen a un hombre fallecido para poder fecundar a su pareja).

Durante la discusión de la nueva normativa, considerada la gran reforma social del quinquenio de Macron, la izquierda y algunos diputados de la mayoría intentaron, sin éxito, “suprimir la discriminación” que, según afirman, sufren los homosexuales que quieren donar sangre y a los que se les exige un periodo de abstinencia sexual de cuatro meses. Según la Agencia France Presse, el ministro de Sanidad, Olivier Véran, se ha comprometido a avanzar “por la vía reglamentaria” en esta materia.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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