Los datos de un virus del que los ancianos no pudieron escapar
Se registra un exceso de 37.200 muertos con más de 75 años. Ocurre en toda España, donde el virus golpea se multiplican las víctimas mayores, en residencias y fuera de ellas. Es letal con la edad: uno o dos de cada cinco nonagenarios infectados fallecerá
1. crisis se asocia con 37.000 muertes de mayores. Entre los muertos por covid-19 confirmados en España hay 17.000 personas que superan los 70 años, según los últimos datos desglosados por edad que ofreció el Ministerio de Sanidad a finales de mayo. Ese grupo apenas representa el 15% de la población, pero el 86% del total de muertes confirmadas.
La cifra real de muertes será muy superior. Los registros civiles han observado desde marzo un exceso de fallecimientos, tomando como referencia los cinco años anteriores. Ahí se pueden incluir muertes que no son directamente por covid, pero sí atribuibles a la crisis. El exceso total ronda las 46.000 muertes y el 80% eran personas de 75 años o más (37.200). El impacto del virus sobre los mayores se aprecia incluso en relativo: el exceso de muertes es del 4% para menores de 40 años y del 42% para los mayores 75 años.
Observar la evolución de este exceso durante los meses de pandemia muestra el peligro de un brote descontrolado. En las peores semanas de abril se produjeron 12.000 muertes por encima de lo normal en España, aunque el confinamiento se había ordenado cuatro semanas antes.
2. En todas las comunidades las muertes se concentran en gente mayor. El virus ha tenido una expansión muy diferente por territorios —el exceso de muertes se concentra en Madrid, Cataluña y las dos Castillas, con cifras muy superiores a su población—. Pero hay un patrón que se repite en casi todas partes: gran parte de las muertes han sido siempre gente mayor. Apenas hay diferencias entre las ocho regiones más golpeadas (antes y después de corregir por su estructura de población): las muertes de más de 85 años representan alrededor del 50% del exceso y las de mayores de 75 cerca del 80%. Entre estas, País Vasco destaca ligeramente porque tiene más muertes de mayores y Madrid por lo contrario.
3. El virus es letal con la edad. Gracias al estudio de seroprevalencia podemos estimar cuánta gente de distintas edades ha contraído el virus y qué letalidad tiene en cada grupo. Las diferencias son tremendas: el virus solo habría causado la muerte a menos del 0,05% de los menores de 45 años, pero su letalidad aumenta con la edad, ronda el 1% o 2% a los 70 años y podría superar el 30% para los mayores de noventa años. Son cifras aproximadas —ni los infectados ni las muertes se conocen con precisión—, pero ilustrativas: uno o dos de cada cinco nonagenarios infectados por covid-19 fallecerá por culpa del virus. En estos grupos, además, hay diferencias por sexo: la mortalidad en varones de 70 años triplica la de las mujeres.
4. El factor residencias: se estima que han muerto 19.613 personas en ellas. La cifra resulta de recoger los datos de cada comunidad, porque el ministerio nunca ha publicado esa información tras solicitarla a las autonomías. Es de nuevo una aproximación porque los criterios no son siempre homogéneos: la mayoría de comunidades reportan muertes confirmadas(de personas que dieron positivo por Covid); algunas incluyen además las muertes sospechosas (donde un médico certifica que la sintomatología es compatible con la enfermedad); otras incluyen muertes en centros sociosanitarios.
Esas imprecisiones complican cualquier comparativa. En general las muertes en residencias parecen representar cerca de la mitad (46%) del total del exceso de muertes para mayores de 65 años que observa el INE. En comunidades que han tenido peores brotes, como Castilla–La Mancha, representan más del 50% del exceso, pero incluso donde el virus ha golpeado menos, como en Canarias, las muertes en residencias representan cuatro de cada diez muertes del exceso registrado.
Las cifras de otros países son similares. Según un estudio de la London School of Economics and Political Science, las muertes en residencias representan entre un tercio y dos tercios de las muertes oficiales por coronavirus en Noruega (58%), Austria (41%), Francia (51%), Alemania (37%), EEUU (41%) o Corea del Sur (34%). Contando también las muertes sospechosas, como hace España, el porcentaje es del 51% en Bélgica o del 38% en Inglaterra.
5. Las residencias han sido un foco de muertes en toda España: no parece haber grandes diferencias por comunidades, ni para bien ni para mal. Domina una relación potente: los lugares con más población infectada han visto multiplicarse las muertes en residencias, pero también de personas mayores en general y de personas entre 40 y 65 años (que ni son mayores ni suelen estar en residencias). La tabla siguiente muestra esa relación con cinco variables: el porcentaje de infectados, el exceso de muertes en gente de 40 a 65 años, el exceso entre los mayores de 85, el ratio de muertes en residencias por habitante mayor y por número de plazas.
Los siguientes gráficos inciden en estas relaciones. Dos regiones destacan ligeramente porque tienen más muertes en residencias de las que les correspondería por número de infectados, Madrid y La Rioja. Pero el problema quizás no está en sus residencias, porque también destacan cuando observamos las muertes de gente de 40 a 65 años, que debería ser un fenómeno bastante independiente a las condiciones de sus centros de mayores. Una posibilidad es que esas regiones tuviesen más saturación en sus salas de UCI, por ejemplo, pero también puede ser que el estudio de seroprevalencia subestime el total de infectados. Lo que es evidente siempre es la relación entre la difusión del virus y el numero de muertes, de mayores o jóvenes y en residencias o fuera de ellas.
No hay ninguna comunidad donde el exceso de muertes en residencias llame mucho la atención: como se observa en uno de los gráficos, las regiones que tienen más fallecidos en residencias —por número de plazas o sobre el total de población mayor— son también las que registran un peor exceso de muertes de gente más joven. ¿Pueden influir en las muertes por coronavirus otros factores como el número de residencias, su presupuesto o su tamaño? Quizás, pero las diferencias entre regiones dejan poca varianza que explicar.
6. La triple relación entre contagios, muertes y residencias. ¿Tener más población en residencias aumenta las muertes? No parece a primera vista: dadas dos regiones con el mismo porcentaje de infectados, tener más población en residencias no se relaciona con un mayor exceso de muertes de gente mayor. El factor dominante parecen ser siempre el número de infectados, porque donde hay virus, hay enfermos y hay fallecidos.
Una última relación invita a no sacar conclusiones apresuradas: las provincias con más residencias son también las que tienen más infectados de coronavirus. Esto podría indicar que esos centros son fuente de contagios, donde brotan casos que acaban infectando a sanitarios y la población general. ¿Pero son tan diferentes las residencias de otros lugares densos como un hospital o un matadero? La intensidad de la relación es llamativa, pero bien puede ser casual o venir mediada por otra variable: basta un vistazo, por ejemplo, para ver que las provincias con más residencias —y más positivos— están cerca del foco de Madrid.
Fuentes y metodología
Los datos del exceso de fallecimientos provienen de la Estadística de defunciones semanales del INE. El exceso semanal durante el brote de covid resulta de la diferencia entre los fallecimientos recogidos este año y la media de las muertes de los últimos cinco para cada región y franja de edad analizada. Hemos considerado también la distribución de fallecimientos de covid por edad publicada por el Ministerio de Sanidad en su informe diario del 29 de mayo. Para calcular la letalidad del virus por franjas de edad hemos usado los resultados del Estudio nacional de sero-epidemiología del Ministerio de Sanidad.
Para analizar el impacto del virus en las residencias de ancianos hemos usado los datos de fallecimientos en residencias recopilados por este periódico. El número de plazas por provincia de la Estadística sobre residencias del Laboratorio PM del CSIC.