Pionero de la neuropsiquiatría de la infancia y la adolescencia
Vicente López-Ibor Camós deja una trayectoria ejemplar de más de 60 años. Son múltiples sus pasos que dejan huella perenne
Acaba de fallecer, a los 89 años, uno de los pioneros de la neuropsiquiatría de la infancia y la adolescencia, una de las especialidades médicas más complejas científicamente y más densamente humanas. Desde hace muchos años, me unen a Vicente López-Ibor Camós lazos de afecto profundo a su ámbito clínico y a su quehacer. Hoy se ha convertido en un clásico.
Nació en Sant Carles de la Ràpita, hijo de Vicente López-Ibor, excelente médico generalista y psiquiatra. Aprendió muchísimo de su padre, por su inmersión en la atención clínica, por su dedicación infatigable y ejemplar.
Estudió medicina en la Complutense y en el Hospital Clínico, aprendiendo de personalidades del calibre de Carlos Jiménez Díaz, Eloy López García y José Rallo, con quienes mantuvo años más tarde grandes lazos de amistad, especializándose en psiquiatría y neurología.
Dirigió más de tres décadas el Instituto Neuropsiquiátrico Infantil Albor. Fue consultor de psiquiatría infantil de la Fundación Jiménez Díaz, presidente de la Sociedad Española de Neuropsiquiatría Infantil y miembro del consejo del Instituto Nacional de Educación Especial, entre otras muchas actividades.
Sus relaciones profesionales se extendieron a los centros clínicos principales de Europa en su disciplina, realizando notables contribuciones sobre diferentes patologías neuropsiquiátricas en niños y adolescentes. En 2015, la clínica de La Luz de Madrid inauguró el aula que lleva su nombre, dedicada a la formación permanente en relación a los trastornos mentales de la infancia y la adolescencia.
Deja una trayectoria ejemplar de más de 60 años “intentando iluminar espacios del alma abatida”. Recibió numerosos homenajes y reconocimientos por su labor tan sobresaliente y su trayectoria científica y humana a favor de la psiquiatría infantil en España.
Son múltiples sus pasos que dejan huella perenne. Seguiremos caminando y conversando.
A Vicente le gustaba recordar el verso de Claudio Rodríguez “ved que todo es infancia” y sabía que son posibles los cambios esenciales, para construir un mundo más humano… si somos capaces de cambiar nuestro comportamiento antes de intentar cambiar los acontecimientos.
Federico Mayor Zaragoza es académico de la Real Academia de Medicina y fue director general de la Unesco entre 1987 y 1999.
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