La pandemia del coronavirus SARS-CoV-2 desde la Sociedad Española de Virología
Esta pandemia debe servirnos para que todos los gobiernos se den cuenta de la imperiosa necesidad de invertir en ciencia, educación y sanidad como las bases sobre las que avance nuestra sociedad
Entre los miles de virus conocidos, solo una pequeña proporción son patógenos en humanos. Los coronavirus son virus con genoma de ARN capaces de sintetizar casi una veintena de proteínas, incluida la que se proyecta hacia el exterior a modo de corona solar de la que reciben su nombre. Los coronavirus humanos se conocen desde hace muchos años y suelen están relacionados con afecciones respiratorias leves. En 2002 apareció en China el primer coronavirus letal para los humanos, el SARS-CoV, que tras causar la muerte de 800 personas desapareció. Diez años después surgió el MERS-CoV en Arabia Saudí y causó un número similar de muertes.
El SARS-CoV-2 es de origen animal, pero en ninguna especie se ha encontrado un coronavirus idéntico al que está causando la actual pandemia. Aunque algunos murciélagos están infectados por virus parecidos, es necesario seguir investigando para identificar los animales involucrados en el origen de la pandemia de Covid-19. Los mercados de animales vivos, domésticos y salvajes, son muy frecuentes en China y el Gobierno de este país debería regularizarlos, o directamente prohibirlos, pues la siguiente pandemia de coronavirus quizá ya se esté fraguando en ellos.
El diagnóstico de Covid-19 se lleva a cabo detectando el ARN o las proteínas (antígenos) del virus, o bien los anticuerpos desarrollados por el paciente tras ser infectado. En los dos primeros casos, las muestras que se utilizan son secreciones respiratorias que se analizan mediante PCR cuantitativa (detección de ARN) o tests serológicos rápidos (antígenos proteicos). Por su parte, los anticuerpos del paciente se analizan en sangre también mediante tests rápidos, informativos a partir de cinco o siete días tras la infección.
El SARS-CoV-2 es particularmente contagioso ya que se transmite por aerosoles, donde puede permanecer viable durante horas, y es estable incluso días en diversas superficies. El número promedio de personas a las que cada infectado contagia es de 2,8. Otro parámetro importante es su tasa de letalidad. Los cálculos basados en los datos disponibles indican que es de alrededor del 7% (desde 0,7% para los menores de 30 años hasta 20% para los mayores de 80). Pero para un cálculo preciso habría que conocer el número real de infectados, lo que obligaría a analizar a una parte importante de la población. Algunas estimaciones indican que en España podría haber varios millones de infectados a día de hoy, lo que aumentaría nuestras posibilidades de adquirir una inmunidad colectiva que nos proteja para el futuro.
Los coronavirus poseen una membrana lipídica que les confiere una baja estabilidad. Por lo tanto, la protección parece sencilla: distancia social y correcta higiene de manos. Sin embargo, un eficiente control vendrá de la disponibilidad de una vacuna. En España, dos grupos de virólogos del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC trabajan en este campo mediante métodos distintos. El equipo del Dr. Luis Enjuanes pretende atenuar el virus eliminando los genes de virulencia. Por su parte, el del Dr. Mariano Esteban utiliza el virus de la vacuna que permitió erradicar la viruela para expresar una proteína viral. Pero en la situación actual se necesitan métodos curativos basados en compuestos antivirales. Se están probando, entre otros, la (hidroxi)cloroquina, que impediría la entrada del virus, el Remdesivir, que actuaría sobre su replicación y la asociación Ritonavir/Lopinavir que inhibiría la expresión de sus proteínas. Por el momento, se investiga casi exclusivamente basándose en el concepto de prueba y error con fármacos previamente autorizados.
En la fase actual de socialización del miedo, es importante estar bien informados y no contribuir a transmitir informaciones falsas. Esta pandemia debe servirnos para que todos los gobiernos se den cuenta de la imperiosa necesidad de invertir en ciencia, educación y sanidad como las bases sobre las que avance nuestra sociedad.
Este texto está firmado por la Junta Directiva de la Sociedad Española de Virología (SEV), que está compuesta por Albert Bosch (presidente), Covadonga Alonso, Carlos Briones, Javier Buesa, Inmaculada Casas, Ana Doménech, Juan E. Echevarría, Mª Dolores García, Juan García Costa, José A. López-Guerrero, Mª Ángeles Muñoz, Jesús Navas, Vicente Pallás y Josep Quer.
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