“Es mucho más caro tener que cerrar porque el problema se ha salido de control que adelantar algunas medidas de contención”
El hospital que atendió el primer caso y registró la primera muerte por coronavirus en el país urge a la prevención para evitar la saturación ante la propagación de la Covid-19
Prevención. Evitar contactos. No salir de casa si se tienen síntomas. Ese es el llamado de urgencia que emite el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), uno de los hospitales clave en la estrategia de México para atender la epidemia de coronavirus. Justino Regalado (Ciudad de México, 1965), subdirector de Neumología del Instituto, que atendió el primer caso confirmado y registró la primera muerte por Covid-19 en el país, reconoce que el aislamiento y las precauciones que se han adoptado ya empiezan a dejar un impacto en la población y la economía mexicanas, pero no tiene dudas en las prioridades que se deben adoptar. “Es mucho más caro tener que cerrar porque el problema se ha salido de control que adelantar algunas medidas de contención”, afirma Regalado.
Los cálculos oficiales estiman que cerca del 0,2% de la población podría contraer la enfermedad. Esa cifra podría parecer ínfima, pero cuando se multiplica por los más de 129 millones de habitantes del país, el riesgo de colapso del sistema sanitario es latente. “Si no ponemos atención y no nos disciplinamos, ese número puede ser muchísimo mayor, pero si somos responsables, incluso lo podríamos bajar”, sentencia el especialista en la transición de la primera a la segunda fase del brote, un momento que puede ser decisivo a las puertas de los escenarios más complejos que vienen. “Prevención, contención y aislamiento”, repite Regalado, “eso va a ayudar a que esto no se convierta en un problema mayúsculo de Salud Pública”.
El neumólogo asegura que la amenaza es proporcional al tamaño del país y que una parte sustancial de la estrategia de mitigación está puesta en los principales núcleos urbanos como Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, en el occidente y norte del país, los sitios que aglutinan la mayoría de los 203 casos confirmados hasta el viernes. El INER, contemplado para atender los casos más severos de Covid-19, tiene 175 camas y alrededor de 75 ventiladores. El hospital se dice preparado, pero reconoce que los recursos son limitados. “Si se suma toda esta capacidad para una población como la del Valle de México, de 20 millones de personas, es ridículo. Si lo pones en esos términos no va a ser suficiente ni el INER ni otros hospitales que se puedan sumar”, advierte el especialista.
“No hay un hospital que pueda funcionar como una terapia intensiva gigantesca”, agrega Regalado, aunque detalla que de los 13 casos confirmados que ha atendido el INER, solo permanecen internados hasta el viernes cuatro pacientes, tres estables y uno en situación crítica. “Sería muy penoso que llegáramos a una situación como ocurrió en Italia o como está ocurriendo en España, dejar en manos del personal sanitario la decisión de quién entra y quién no entra a un hospital o a una unidad de urgencias”, sostiene el médico. Esta semana, personal del Instituto se ha quejado de que los recursos son insuficientes y que los protocolos no están claros. El alto mando dice, en cambio, que se han preparado desde la primera semana de enero y que los protocolos se establecieron desde que aparecieron los primeros casos en China. “Tenemos la capacidad de reconvertirnos en un hospital solo para coronavirus”, asegura Regalado.
En el lado positivo, los doctores que están tratando a los pacientes confirmados empiezan a comprobar que el tratamiento con Oseltamivir (un antiviral utilizado contra la gripe), Hidroxicloroquina (un activo contra la malaria) y Claritromicina (un antibiótico) ha tenido buenos resultados en contrarrestar la infección. Otros centros han probado tratamientos utilizados para personas con VIH que también han funcionado en los pacientes.
El número de personas que se han recuperado, sin embargo, aún no supera la decena y es muy pronto para predecir cómo se va a comportar el brote en México, matiza Regalado. La intención es hacer un seguimiento de los pacientes recuperados para medir el número de anticuerpos en el transcurso del tiempo y ver qué características tienen sus sistemas inmunológicos. Así, se podrían tener nociones más claras sobre la capacidad de desarrollar inmunidad y por qué diferentes personas desarrollan distintos grados de infección.
El principal punto de referencia de las autoridades del INER es China. “Su experiencia demuestra que con medidas apropiadas se puede contener el embate”, comenta Regalado. México aspira a que el virus se comporte de forma similar, con un 80% de los casos leves y un porcentaje menor de casos graves en poblaciones de riesgo, como adultos mayores y personas con padecimientos como hipertensión, obesidad y diabetes.
Las dos muertes que se han registrado en el país tenían estos agravantes, el primero tenía diabetes y el segundo, hipertensión. Regalado recapitula el primer fallecimiento, un electricista de 41 años que residía en Texcoco, en las afueras de Ciudad de México, para insistir en la prevención. El hombre desarrolló síntomas después de asistir a un concierto el pasado 3 de marzo. Entre el 7 y el 9 de marzo comenzó con síntomas de un resfriado común. El día 14 acudió un karaoke y un día después desarrolló síntomas más severos. En la madrugada del 16 de marzo fue atendido de urgencia en el INER y en los dos días siguientes presentó fallas renales, baja oxigenación y sepsis, una infección generalizada en el torrente sanguíneo, hasta morir el pasado miércoles. “Una persona con cualquier tipo de infección respiratoria debe quedarse en casa y buscar atención médica para confirmar que no sea algo grave”, insiste el especialista.
Con la suspensión de clases de 30 días que empezó el viernes y el lanzamiento de la Jornada Nacional de Sana Distancia el próximo lunes, las medidas de prevención han adquirido un matiz social, de gente que no se puede permitir el confinamiento por razones económicas. “Hay que solidarizarnos, pagarles por adelantado y darles las mismas circunstancias de aislamiento que estamos procurando para nosotros mismos. Esa parte es fundamental”, enfatiza Regalado. La esperanza es que en 12 semanas el virus deje de ser una amenaza y que la población retome sus actividades de forma escalonada. Pero para eso serán cruciales las medidas que se tomen hoy, afirma el especialista.
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