Las academias europeas de ciencias piden a la UE que vete la exportación de residuos plásticos
El organismo considera que las medidas que se toman en la actualidad para reducir la llegada de este material a los océanos son ineficaces y engañosas
El ritmo actual en el uso y producción de plástico es “incompatible” con la reducción de la llegada al mar de millones de toneladas de este material, advierte a la UE el Comité Científico Asesor de las Academias Europeas (EASAC, según sus siglas en inglés) en el informe Packaging Plastic in a Circular Economy, el primero que realiza el organismo sobre la cadena completa del plástico (desde su fabricación hasta el final de su vida útil). Los científicos del comité, formado por las academias de los Estados miembros de la Unión, consideran que las medidas que se están adoptando en la actualidad para resolver la crisis del plástico son “ineficaces y engañosas”. Para poner freno a la “crisis del plástico” proponen a Europa prohibir el envío de residuos de plástico a terceros países, avanzar en tecnología que facilite el reciclado —evitando el uso de resinas y aditivos—, establecer un etiquetado obligatorio en la UE en el que se refleje lo reciclable que es un producto o fomentar la responsabilidad del productor, por ejemplo, a través de incentivos si se usan plásticos reciclados.
Uno de los mayores problemas, apunta el estudio, se centra en que la mayor parte de los desechos de plásticos no son reciclables y mucha de esa basura se envía fuera de Europa y termina “en factorías ilegales o se escapa al entorno y acaba en los océanos". Por eso, "Europa debe hacerse cargo de su propia basura”, puntualiza el doctor Annemiek Verrips, de la academia de los Países Bajos. Desde que China dejó de aceptar la importación de residuos de plásticos mixtos en 2017, la exportación se ha trasladado a países como Malasia, Vietnam, Tailandia, Indonesia, Turquía… Los desechos se envían desde los países desarrollados “a pesar de las limitadas instalaciones de reciclaje” de estos lugares, puntualiza el informe. El mundo ya está intentando poner normas a este tráfico. En mayo del año pasado, los 187 países del Convenio de Basilea decidieron regular el negocio y establecer la obligación de clasificar la basura antes de ser exportada. Las trabas que se han ido imponiendo al transporte de los residuos plásticos han hecho que su movimiento internacional se haya reducido a la mitad: de 12,5 millones de toneladas métricas en 2016 a 6,4 en 2018.
La UE reconoce la baja proporción de reciclaje dentro de sus fronteras: apenas el 30%, mientras que el 39% es incinerado y el 31% restante acaba en vertederos. El objetivo de la Comisión Europea es que todos los envases de plástico en la UE sean reciclables o reutilizables en 2030. Además, a partir del año que viene entrará en vigor la prohibición de la Eurocámara de vender productos de plástico de un solo uso como cubiertos, vasos, platos, bastoncillos de algodón o envases de poliestireno. Pero el reciclado efectivo para una gran parte de esa basura es “excepcionalmente difícil”, aseguran los científicos del comité. La gran cantidad de aditivos que se utilizan en los embalajes limitan las posibilidades de reciclaje, por lo que sería “de gran ayuda” reducir el uso de esas sustancias, que incluso pueden ser tóxicas, y simplificar los materiales usados, sostiene el informe.
El comité pide, al mismo tiempo, acabar con la confusión de las alternativas de plástico biodegradable, porque en la actualidad su potencial es muy reducido. “Solo existe un número limitado de componentes que se degradan en el medio marino”, plantea Anne-Christine Albertsson, de la academia sueca. Además, añade la científica, el término bio no equivale a que el impacto ambiental sea reducido, ya que las materias primas alternativas a los combustibles fósiles pueden provocar también altas emisiones de gases de efecto invernadero.
El bajo precio de la materia prima, que no incluye los costes que provocan los plásticos en el medio ambiente, constituye uno de los principales frenos al reciclado, advierte el EASAC. En Europa se está produciendo un debate sobre la creación de un impuesto sobre este material, que ha llegado a España, donde el Ministerio de Hacienda ha planteado la posibilidad de gravar los envases de plástico de un solo uso. “Los legisladores europeos tienen que adoptar normativa e iniciativas para alcanzar la economía circular de este material. Hay que reutilizar plásticos y embalajes y desarrollar de forma drástica nuestro reciclado”, concluye el profesor Michael Norton, director del programa de desarrollo del comité.
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