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Los investigadores temen que el caso de Marta Calvo quede reducido solo a homicidios imprudentes

Las pesquisas buscan confirmar el desprecio de Jorge Ignacio Palma por la vida de las mujeres al someterlas a una práctica peligrosa

Jorge Ignacio Palma, el lunes en los juzgados de Alzira. En vídeo, la Guardia Civil busca restos de Marta Calvo en el vertedero de Dos Aguas.Foto: atlas | Vídeo: M. Torres | atlas
Ignacio Zafra

Los indicios que apuntan a la responsabilidad de Jorge Ignacio Palma en la muerte de un número de mujeres todavía por determinar siguen aumentando. Dos mujeres han declarado ante los investigadores que Palma, condenado en dos ocasiones por narcotráfico, las intoxicó con elevadas cantidades de cocaína durante las citas sexuales que mantuvo con ellas. Fue una versión extrema —por la gran cantidad y la elevada pureza de la droga— de la práctica sexual conocida como fiesta blanca, idéntica a la que, según Palma, condujo a la muerte de Marta Calvo, a la que después descuartizó y lanzó a varios contenedores. Y la misma que llevó al fallecimiento, presuntamente por sobredosis, de otras dos chicas en Valencia este mismo año, después de haber tenido encuentros sexuales con él.

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La Guardia Civil y la Policía Nacional, que mantienen abiertas investigaciones independientes, tienen de este modo indicios que relacionan al hombre, que está en prisión provisional, con la muerte de tres mujeres, mientras que otras dos, que sobrevivieron, le acusan de haberlas sometido a la misma práctica peligrosa. Palma habría contratado en todos los casos sus servicios como prostitutas, les habría suministrado cocaína de gran pureza y, además de consumirla nasalmente, se la habría introducido, al menos en algunos de los casos, por la vagina y el recto, presentando esta última vía un riesgo especialmente alto.

Una de las denunciantes ha contado que se quedó dormida después de Palma le diera una bebida alcohólica. Y que al despertar encontró restos de cocaína en sus genitales, según adelantó este viernes Levante-EMV. La absorción de la cocaína aumenta con el tiempo en que las mucosas de una persona están en contacto con la droga, por lo que demostrar la inducción al sueño mediante algún tipo de sedante sería una prueba clave para considerar a Palma culpable de asesinato. Pero los indicios al respecto son leves.

El subdelegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Roberto González Cachorro, advirtió de esas dificultades y señaló que es aventurado hablar de un asesino en serie. “Antes tienen que confirmarse muchísimas más cuestiones”, dijo. Entre ellas, si el consumo de droga “era voluntario o pueden haber sido aplicado sin el conocimiento de la víctima”. Es decir, si las mujeres consumieron la droga libremente, demostrar la existencia de homicidios premeditados será muy complicado. Y por tanto la vía más realista para evitar que, después de haber reconocido un acto tan brutal como el descuartizamiento de una persona, los cargos contra Palma queden reducidos a figuras penales menores como el delito de omisión del deber de socorro, consiste en atribuirle la comisión de homicidios por imprudencia, aseguran fuentes próximas a la investigación. Una conducta sostenida en el tiempo de desprecio por la vida de las mujeres con las que mantenía relaciones a sabiendas de los efectos que podía causar. Cometidos por una persona que disponía, presuntamente, de grandes cantidades de cocaína. En 2008 fue detenido y después condenado en Italia por el transporte de nueve kilos de dicha sustancia. Y en 2016 fue detenido en Pamplona en otra operación antidroga, lo que le acarreó una condena de tres años y medio de cárcel que había quedado en suspenso (cuando desapareció Marta Calvo él estaba en libertad condicional) tras recurrir la sentencia al Tribunal Supremo.

Las mismas fuentes apuntan que la decisión de revisar casos de fallecimientos en circunstancias similares ocurridos en otros lugares de España a la búsqueda de posibles conexiones con Palma tienen la finalidad de demostrar principalmente tal conducta imprudente. Si bien fuentes de la Guardia Civil ven difícil que, de momento, pueda lograrse vincular al detenido con estos nuevos casos.

El peor escenario en la desaparición de Wafa

El caso de Waffa Sabbah, la joven de 19 años desaparecida desde el 17 de diciembre en Carcaixent, cerca de donde lo hizo Marta, no parece, en cambio, relacionada con Palma, afirmó este el subdelegado del Gobierno. Fuentes cercanas a la investigación señalan que la principal hipótesis es, sin embargo, que haya sido asesinada y afirman que las sospechas se centran en su antiguo entorno laboral.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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