La Guardia Civil investiga si el detenido del ‘caso Marta Calvo’ estaba solo cuando desapareció la joven
La confesión voluntaria de Jorge Ignacio Palma, que hoy pasa a disposición judicial, deja muchos cabos sueltos
En cuanto se entregó el pasado miércoles a la Guardia Civil, Jorge Ignacio Palma quiso trasladar la versión de que la muerte el 7 de noviembre de Marta Calvo, con la que contactó a través de Internet, fue accidental. Sucedió en su casa de la población valenciana de Manuel, mientras mantenía relaciones sexuales y consumía cocaína también a través de los órganos genitales en una práctica de riesgo llamada “fiesta blanca”, según fuentes cercanas a la investigación. Calvo tuvo una reacción inesperada, que podría ser un ataque cardiaco, y murió, siempre de acuerdo con su versión.
Con antecedentes policiales, como su detención en Italia en 2008 con nueve kilos de cocaína muy pura, Palma entró en pánico y decidió deshacerse del cadáver, descuartizándolo y arrojándolo en diversos vertederos de Manuel y alrededores. Durante la confesión, sin su abogado, aseguró que había adquirido herramientas para poder desmembrar el cuerpo.
Fuentes cercanas a la investigación abundan en los muchos cabos sueltos que hay en el caso. Se muestran muy cautelosos con la confesión de Palma que enmarcan en una estrategia de defensa diseñada con su abogado. Hoy pasará a disposición judicial en el juzgado de Alzira.
Colombiano de 38 años, el ahora detenido estaba en situación irregular en España desde que volvió de Italia. En 2017, se archivó en Pamplona un expediente de expulsión del país sin que haya trascendido el motivo y a pesar de sus antecedentes policiales, apuntan fuentes del caso.
Ayer trascendió también que Marta Calvo, de 25 años, fue víctima de maltrato por parte de un hombre que reside en El Puig, y recibió medidas de protección, según fuentes cercanas a la investigación. Sin embargo, desde el entorno de su madre niegan este extremo. En El Puig abandonó su coche Palma durante su huida de la Guardia Civil. El vehículo tenía que ser destruido, según el encargo que le hizo a un amigo, cuya identidad no coincide con la del maltratador.
Fuentes de la investigación cuestionan la versión de Palma, aunque se continúa buscando en contenedores y en vertederos. Apuntan la posibilidad de que la madrugada del 7 de noviembre, cuando Marta Calvo envió su localización por WhatsApp, el último rastro que se tiene de ella, Palma no estuviera solo. Cumplía 38 años tres días después y él mismo ha admitido que la madrugada de los hechos estaba de fiesta.
Los vecinos de Manuel, en cualquier caso, no escucharon nada extraño, según han manifestado. Tanto en esta población como en la también valenciana de L’Olleria, donde tenía otra casa alquilada a nombre de su madre, lo recuerdan como una persona discreta, siempre bien vestida, que no causaba incidentes. En ambos pueblos coinciden en que no le conocían ocupación. En sus redes sociales, Palma muestra su afición por las motos y coches de alta cilindrada. También le gustaba correr. Participó en el maratón de Valencia de hace dos años. En L’Olleria llegó a presentarse ante algunos vecinos como estudiante universitario.
“Respeto y justicia”
En el pueblo natal de Marta Calvo, Estivella, ayer se le rindió homenaje. Y su padre remitió una carta en la que pidió “respeto” y “justicia” para su hija, a la que quieren recordar con “la sonrisa de esa niña dulce que se convirtió en una mujer llena de vida. Una vida truncada de forma atroz”. En la carta remitida al programa de televisión Espejo público,reproducida por Europa Press, el padre de la joven explica que viven “desde hace casi un mes sumidos en una auténtica desesperación”. “Lo peor que puede vivir un padre es no saber dónde está su hija. 26 días de incertidumbre, miedo, preocupación... con sus 26 noches, hasta recibir esa llamada”, en alusión a la recibida para comunicarles que Marta sufrió una “agresión física” que “podría haber conllevado su muerte violenta”, según las palabras del delegado del Gobierno, Juan Carlos Fulgencio.
La vicepresidenta valenciana y consejera de Igualdad y Políticas Inclusivas, Mónica Oltra, incidió en que la muerte de Calvo debería considerarse violencia machista porque “forma parte de esas agresiones a las mujeres por el hecho de ser mujeres”. “En todo caso, hay que diferenciar lo que es violencia contra las mujeres o violencia machista de lo que es violencia de género, que es cuando esa violencia la ejerce la pareja o expareja”, añadió.
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