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ESPECIAL PUBLICIDAD

Por una construcción naval sostenible

La sostenibilidad, el cuidado del medio ambiente y la participación en proyectos para generar energía verde en el mar demuestran el compromiso de Navantia contra el calentamiento global. La empresa lidera numerosas iniciativas para reducir el impacto ambiental de su actividad

Compatibilizar el respeto por el medio ambiente y contribuir a la lucha contra el cambio climático a través de una industria de la construcción naval sostenible, con factorías gestionadas para minimizar el impacto ambiental y barcos diseñados para respetar el entorno marino. Esta es la filosofía de trabajo de Navantia, que ha incluido entre sus prioridades alcanzar para el año 2030 algunos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) aprobados por la ONU, como los relacionados con el “Consumo y producción sostenibles” (ODS 12), “Acción contra el clima” (ODS 13) y “Vida submarina” (ODS 14).

Para conseguirlo, Navantia ha impulsado numerosas acciones y proyectos en los últimos tiempos. La compañía se ha volcado para lograr que sus factorías sean más sostenibles, y eso pasa por mejorar la eficiencia energética para reducir su huella de carbono, en línea con los objetivos nacionales de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Es lo que ha sucedido, por ejemplo, en algunos centros de Navantia, donde este año se han sustituido más de 1.000 puntos de iluminación convencional por sistemas inteligentes y de tipo led, para promover la eficiencia energética. Los resultados han sido excepcionales, ya que en pocos meses se ha conseguido, entre otras cosas, un ahorro del 70% en energía, la reducción de emisiones de CO2 y la mejora de la huella de carbono de la factoría.

Barcos que contaminan menos

Para conservar y utilizar de forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible, Navantia promueve el diseño y la construcción de barcos menos contaminantes, que superan de largo el cumplimiento de las normas internacionales al respecto. Así, todos los buques consumen menos, cuentan con soluciones híbridas, sistemas de recuperación y almacenamiento de energía, y emplean combustibles alternativos más limpios, como el gas natural licuado o los biocombustibles.

La energía eólica marina ha abierto un nuevo horizonte de oportunidades a empresas como Navantia.

En esta línea, Navantia desarrolla en sus barcos modelos de eficiencia que permitan simular la navegación en distintas condiciones. De esta manera, se puede seleccionar de forma anticipada el modo de navegación más sostenible en cuanto a la ruta, la velocidad, las condiciones de calado o trimado para garantizar el menor consumo de combustible o las más bajas emisiones contaminantes en la exhaustación.

Durante todo el proceso de producción de sus buques, la compañía utiliza materiales fáciles de reciclar, de acuerdo con el convenio internacional de Hong Kong para el reciclaje de barcos. La empresa apuesta por la economía circular y para ello, destina la mayoría de los residuos que genera al reciclaje, para que sean convenientemente tratados y regresen a la cadena de valor.

A favor de la energía limpia

Navantia también participa en la generación de energía limpia a través de la eólica offshore, que aprovecha el viento constante en el mar para obtener esta energía. La eólica marina ha abierto un nuevo horizonte de oportunidades a numerosas empresas. Estas industrias han descubierto un nuevo nicho de negocio, mediante importantes contratos para el diseño y construcción de las enormes cimentaciones e instalaciones que requieren los parques eólicos marinos. Navantia se ha especializado en construir estos soportes de más de 60 metros que tienen que resistir en el agua un mínimo de 25 años, sometidos a condiciones adversas de erosión y corrientes. Además, deben soportar las posibles colisiones de barcos.

Para las empresas vinculadas tradicionalmente al sector naval, como Navantia, este negocio ha supuesto una oportunidad de diversificación y crecimiento: ha permitido la creación de nuevos empleos y ha favorecido el retorno de muchas familias a su lugar de origen, además de generar una corriente favorable de responsabilidad social, acorde a los nuevos tiempos.

La empresa española se introdujo en el mercado de la eólica marina en el año 2013. Pocos meses después, en 2014, firmó de la mano de Iberdrola el primer contrato para la fabricación de 29 estructuras tipo jacket y una subestación eléctrica para el parque eólico marino Wikinger, en Alemania. La buena marcha de este programa hizo posible que, a finales de 2016, Iberdrola volviera a confiar en Navantia, con la contratación de 42 estructuras jackets y una subestación eléctrica para el parque East Anglia One, en aguas del Mar del Norte, a unos 50 kilómetros de la costa de Inglaterra.

La compañía apuesta por la economía circular y destina la mayoría de sus residuos al reciclaje.

Tras el éxito de estos proyectos, otras empresas del sector han recurrido a Navantia para que dé soporte con sus jackets y subestaciones eléctricas a los parques eólicos más avanzados del mundo, tanto en aguas de poca profundidad como en otras de mayor calado, a través de cimentaciones flotantes y fijas. Instalaciones que generan energía limpia y sostenible a poblaciones enteras.

Y el futuro está lleno de nuevas posibilidades. El pasado mes de septiembre, Iberdrola anunció que Navantia se posicionaba como proveedor preferente para el parque eólico marino de Saint Brieuc, en la Bretaña francesa. Con una extensión de 78 kilómetros cuadrados y una capacidad de generación eléctrica de hasta 469 mevagatios (MW), Navantia se encargará de la fabricación de 62 jackets, previsiblemente a partir del próximo verano. Este contrato se firmará en febrero de 2020 y será el más importante suscrito por Navantia en este mercado de la eólica offshore.

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