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“Soy sordociego y subí al Mulhacén. La gente piensa: ‘Si él puede, yo también”

Javier García Pajares y Sandra Timón, ambos discapacitados, reciben el Premio Nacional de Juventud

Javier García Pajares, con casco amarillo, mientras hace montañismo en los Alpes.
Javier García Pajares, con casco amarillo, mientras hace montañismo en los Alpes.

La vida de Javier García Pajares, de 28 años, y la de Sandra Timón, de 25, ha sido una carrera de superación constante. Si una discapacidad te cambia la vida, dejar de escuchar y de ver en la adolescencia se convierte en una gran piedra en el camino. "A los 12 años empecé a tener muchos problemas para oír y con 16 años dejé el instituto porque no me enteraba de nada y me aislé", afirma García Pajares. Timón dejó de ver y oír a los 12 y pasó por un período en el que no daba valor a nada de lo que hacía. "Cuando me empecé a dar cuenta de que tenía que estar orgullosa de lo que había conseguido, mi autoestima creció y fui capaz de superarme a mí misma", dice.

Ambos han sido reconocidos con un premio nacional de juventud, dotado con 2.000 euros, que otorga el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social a personas de menores de 30 años. Él, en la categoría de deportes. Con mucho esfuerzo y ganas de superación, García Pajares se convirtió en el primer sordociego de Europa que se fue de Erasmus y se licenció en Derecho y ADE. Recuperó la confianza en sí mismo gracias al senderismo, que sigue practicando. Participa en rutas y graba vídeos de motivación para otros jóvenes sordociegos. Sandra Timón decidió estudiar Ingeniería del Software y ahora trabaja en Microsoft España. Se graduó con las mejores notas de su promoción y se convirtió en la primera persona con sordoceguera en incorporarse a la empresa, a la que llegó hace unos meses. 

Timón explica por teléfono que se ha sentido muy arropada por sus compañeros en su nuevo empleo, aunque ha experimentado algunas dificultades para adaptar sus herramientas de trabajo a sus necesidades. Su discapacidad empezó a aflorar cuando tenía 12 años, empezó a usar audífonos a los 15 y ahora ha vuelto a oír gracias a un implante coclear. Su pasión por la tecnología la llevó a decantarse por estudiar Ingeniería del Software en la Universidad Rey Juan Carlos. “Me he sentido muy respaldada por el centro. He tenido varios mediadores que me han ayudado a integrarme en el entorno y, también, el servicio de atención a personas con necesidades de la universidad ha puesto a mi alcance muchos recursos”, explica. Obtuvo el premio extraordinario de fin de carrera.

Sandra Timón, acompañada de su mediador.
Sandra Timón, acompañada de su mediador.

Además de su trabajo, Timón participa en la Fundación ONCE y lleva a cabo una labor de concienciación social. Por ello ha sido galardonada. “Me gustaría que esto sirva para dejar atrás los prejuicios. Podemos hacer las mismas cosas que el resto, solo que a veces tenemos que hacerlo de forma diferente”, explica. 

En el caso de García Pajares, la motivación para superarse a sí mismo llegó de la mano del montañismo. “Cuando tenía 13 años, a través de la ONCE, conocí a José Antonio García Regaña, que es psicólogo de la organización en Extremadura y presidente de la Federación Extremeña de Montaña y Escalada. Empezamos a subir a montañas juntos y gracias a eso me di cuenta de que era capaz de lo que quisiera”, afirma a través de Whatsapp, en el que escribe con un teclado en braille.

García Pajares se vio privado de la vista y el oído a los 12 años. Fue un golpe muy duro para él, y en aquel momento se aisló. Entonces su padre le apuntó a la ONCE, en contra de su voluntad. Allí conoció a García Regaña, con el que empezó a escalar y a ganar confianza en sí mismo. Aprendió las herramientas de lenguaje que iba a necesitar para comunicarse y se puso al día con el braille para poder escribir y con el sistema dactilológico, que se convirtió en su nueva forma de comunicarse (permite a los sordociegos mantener una conversación con un mediador representando las letras del abecedario en la palma de la mano).

Diez años después, García Pajares y García Regaña se volvieron a encontrar y subieron juntos el pico Mulhacén. “Yo no tenía experiencia ni ropa adecuada ni condición física, pero me dejé convencer por él y lo logré. Me sentí eufórico”, explica ahora. Al volver del viaje, TVE les propuso grabar un reportaje y, tras la repercusión, García Pajares se dio cuenta del potencial que tenían estas acciones. Así que crearon juntos el proyecto Un mundo con sentido, en el que organizan rutas con personas sin discapacidad en las que el joven participa. “El objetivo es que otros sordociegos, al verme a mí, se ilusionen y les entren ganas de superarse, se motiven y cumplan sus sueños”, afirma García Pajares, que además organiza actividades para jóvenes sordociegos en la Federación de Asociaciones de Personas Sordociegas de España (Fasocide).

El ministerio le ha premiado gracias a esta iniciativa. “No sabes la cantidad de gente que me encuentro y que se ilusiona viendo lo que hago. Piensan: “si él puede, pese a la adversidad, yo también puedo”, afirma. García Pajares ya tiene su próximo reto en mente. “Voy a intentar subir al monte Elbrus, es la montaña más alta de Europa, con 5.642 metros”. De ahí viene el nombre de su nuevo proyecto: Tocar las estrellas.

Los otros premiados

El Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social ha premiado a jóvenes menores de 30 años por su trayectoria en seis categorías. Además de Javier García Pajares y de Sandra Timón, estos han sido los otros galardonados:

• Andrea Fernández Gorgojo, de 26 años, en la categoría de Medio Ambiente. Ingeniera química industrial, está centrada en el estudio de los materiales.

• María Sánchez Rodríguez, veterinaria y escritora de 30 años, se ha hecho con el premio en la categoría de Cultura como reconocimiento a su labor literaria, que ha ensalzado el valor de la mujer en el medio rural.

• En Ciencia y Tecnología, el jurado ha reconocido la labor de Pedro Javier Gómez Gálvez. Tiene 25 años y es ingeniero de la salud. Está centrado en trabajos de investigación en el campo de la ingeniería de tejidos y órganos.

• El jurado también ha concedido una mención honorífica, sin dotación económica, a Ana María Valle Sanz, en la categoría de Compromiso Social. María Elisa González García ha recibido la mención en Cultura, y Juan Carlos Jiménez Cabrera, en Medio Ambiente.

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