UAM: tolerancia y participación en un campus sostenible
Curso tras curso, la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) atrae cada vez más talento procedente de Latinoamérica. El año pasado, 885 estudiantes latinoamericanos (183 en estudios de grado, 227 en máster y 475 en programas de doctorado) optaron por formarse en este Campus de Excelencia Internacional situado en Cantoblanco, 23 kilómetros al norte de Madrid, y en Medicina, a escasos metros del Hospital Universitario de La Paz, el centro hospitalario mejor valorado de España por los profesionales sanitarios.
No en vano, la UAM es una referencia académica e investigadora de primer orden y cuenta con una larga tradición de intercambio y contactos con otros centros universitarios de la región latinoamericana. De hecho, tiene convenios suscritos con universidades de prácticamente todos los países de América Latina, tanto para el intercambio de personal académico como de estudiantes.
Uno de ellos es el argentino Gonzalo Bailo, quien llegó a la UAM a finales de enero para una estancia de unos seis meses para cursar distintas asignaturas del Máster en Antropología de Orientación Pública y del Máster en Relaciones Internacionales y Estudios Africanos. Gonzalo tiene 30 años y es profesor en la Universidad Nacional del Litoral (Santa Fe, Argentina). En las clases ha coincidido con más alumnos procedentes de Latinoamérica, en concreto de Brasil, Colombia, México, Ecuador y Venezuela. Su experiencia no ha podido ser más positiva.
Hacía tiempo que este investigador quería profundizar en materia de insumo de la antropología, que era algo que echaba de menos en su formación universitaria. "Siempre me había quedado sin respuestas, no acaba de encontrar lo que estaba buscando. Y mi paso por la UAM me ha servido muchísimo porque he descubierto cosas que no esperaba. Por ejemplo, para pensar cómo argumentar mejor, cómo traducir mejor a la esfera pública lo que uno hace o quiere hacer a futuro", argumenta.
En su opinión, ha sido clave el trato que se estableció desde el primer momento con los profesores. "Se creó un clima muy afable, muy democrático y participativo. En clase se valora muchísimo la opinión, el criterio, la elaboración de los textos", expone. A eso hay que sumar la variedad de los compañeros, sus distintos perfiles y culturas. Para Gonzalo también ha sido muy útil la buena orientación recibida por parte del personal de la UAM a la hora de elegir las materias.
Intercambio de estudiantes
Al igual que Gonzalo, la argentina Elena Cappellino está de intercambio en la UAM a través de una beca. Elena tiene 30 años y estudia una Especialización de Derecho Penal, y materias del Máster en Investigación Jurídica, además de asignaturas de grado, como Derecho Penal y Género y Justicia. En junio volverá a su país, para continuar trabajando como abogada.
Esta alumna conoció la UAM a través de su página web, en la que pudo ver su amplia oferta de másteres oficiales. Y su paso por las aulas de Cantoblanco ha cumplido todas las expectativas. "He visto a docentes muy formados y profesionales, generadores de conocimiento académico muy reconocidos nivel europeo y mundial, ampliamente dispuestos con los y las estudiantes", explica.
Elena define a la comunidad educativa de la UAM como "abierta" y "cercana", con un campus universitario sostenible y "amistoso, con espacios de recreaciones, donde se hace ameno pasar el día". Destaca las muchas actividades extracurriculares que están al alcance de los estudiantes, como las vinculadas a las artes y los deportes. Y valora muchos de los servicios que ofrece la universidad, como las bibliotecas, el Instituto Universitario de Estudios de la Mujer, los talleres de formación —muchos de los cuales son gratuitos—, la implementación de políticas de géneros y de lenguaje inclusivo o protocolos "con el fin de que el campus sea un espacio libre de violencia machista".