Vueling endurece la aplicación de la norma para el embarque de personas en sillas de ruedas
La aerolínea alega que quiere reducir los retrasos y mejorar el flujo en el embarque
Vueling aplicará de forma estricta la normativa para el embarque de las personas con movilidad reducida y amenaza con no dejar volar a los pasajeros que no la respeten. Una directiva interna, a la que ha tenido acceso EL PAÍS, exige al personal de tierra que no permita el acceso al avión a aquellos clientes que precisan de atención especial pero que incumplan las exigencias de horario y de preaviso que fijan Vueling y Aena. La compañía alega que la medida, de 2006, se toma buscando prestar "el mejor servicio posible" a sus usuarios.
Los pasajeros con movilidad reducida que no aprovechen el turno de prioridad que tienen reservado durante el embarque no podrán volar. Así lo manda un documento interno de Vueling que endurece el protocolo de gestión de las operaciones de embarque de sus clientes con movilidad reducida. Deben avisar con 48 horas de antelación de que necesitan una atención especial (sillas de ruedas) para llegar hasta las puertas de embarque y acceder a los aviones. Se incluyen quienes sufren alguna discapacidad pero también las personas que alegan tener dificultades de movilidad, ya sea por razones de edad, dolencias o sobrepeso.
La directriz interna –"de aplicación inmediata", según un portavoz de la compañía–, apunta que quienes compren un billete de Vueling deberán acudir un mínimo de dos horas antes de la salida del vuelo al mostrador si no quieren quedarse en tierra. Solo en el caso de que hubieran avisado de sus necesidades especiales con una antelación de 48 horas previa al vuelo podrán apurar su solicitud del servicio hasta una hora antes de la salida del avión. La compañía indica que la normativa no es nueva pero que el personal ha actuado con flexibilidad hasta ahora.
Los retrasos traen de cabeza a Vueling. La aerolínea teme por los efectos que la congestión del espacio aéreo pueda ocasionar en su operativa y, tras dos veranos con graves problemas de servicio, trata de ajustar los mecanismos para aumentar su eficiencia y mitigar las demoras. Ha invertido 30 millones de euros en aviones y tripulación de reserva para imprevistos, y, sin margen para prevenirse ante la meteorología o las posibles protestas de los controladores aéreos, básicamente en Francia, Vueling ha puesto la lupa sobre aquellos aspectos que sí dependen de su competencia directa.
La compañía ha ordenado revisar los procedimientos de embarque y, según el documento redactado por el departamento de escalas en el aeropuerto de Barcelona-El Prat, el personal tiene la orden de ser estricto en el control sobre los PRM. La compañía confirma que la directriz se aplicará en todos los aeropuertos donde opera.
Vueling alega que la medida busca concienciar a los PMR: 120.000 solicitudes en 90.000 vuelos durante el 2018. También reclama que el protocolo sirva para mejorar el servicio que prestan las empresas encargadas de atender a los PMR, contratadas por Aena tras concurso.
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