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Eutanasia
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Ante el dolor de los demás

PP y Ciudadanos han impedido que se votase la despenalización de la eutanasia, siguiendo la experiencia de países como Holanda o Bélgica, en los que se aplica sin problemas

Milagros Pérez Oliva
Ángel Hernández con María José Carrasco, en octubre pasado. En la librería, fotos de ella de joven.
Ángel Hernández con María José Carrasco, en octubre pasado. En la librería, fotos de ella de joven. Carlos Rosillo

Ver lo que la esclerosis múltiple le ha hecho a Maria José Carrasco encoge el alma. Aquella mujer joven y pletórica que aparece en las fotografías de los años ochenta cuando se conoció con su marido, Ángel Hernández, aparece ahora disminuida, encogida en su cama, convertida en un ser doliente que apenas puede hablar, casi no ve y ha de recibir ayuda para todas sus necesidades. En el vídeo que hemos visto no deja ninguna duda: quiere morir, pero no quiere que su marido, que la ha cuidado durante 30 años, vaya a la cárcel por ayudarla. Ya casi no puede deglutir y teme que en unos días ni siquiera pueda ingerir el pentobarbital sódico que encargó por Internet y que guardan para cuando llegue el momento propicio.

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El momento propicio ya nunca llegará. Su esperanza estaba puesta en la proposición de ley presentada por el PSOE de despenalización de la eutanasia y la ayuda al suicidio que se tramitaba en el Congreso de los Diputados. Pero al acabar abruptamente la legislatura, la iniciativa ha decaído y con ella su esperanza de una muerte sin mayor pena que la de tener que dimitir de la vida, que ya es mucha. Hace tiempo que la regulación de la eutanasia en determinados supuestos cuenta, según todas las encuestas, con un amplio y sostenido apoyo social. Pero ninguna fuerza política se había atrevido hasta ahora no se había formado ninguna mayoría parlamentaria que se atreviera a abordar el asunto. El miedo al efecto electoral que pudiera tener el ruido de una minoría fanatizada podía más que la racionalidad política y la compasión ante el dolor de los demás. Esta ha sido la vez que más cerca hemos estado de un cambio legislativo, siguiendo la experiencia de países como Holanda o Bélgica, en los que la eutanasia se aplica desde hace años sin problemas.

En 2008, el ministro socialista Bernat Soria hizo un amago de abrir el debate y tuvo que recular a toda velocidad. Esta vez, el texto tenía posibilidades de salir adelante pues contaba con mayoría suficiente en la cámara. Pero el filibusterismo del PP y de Ciudadanos ha impedido que llegara a votarse por la vía espuria de alargar una y otra vez los plazos para presentar enmiendas aprovechando su mayoría de bloqueo en la Mesa del Congreso. El PP siempre ha estado en contra de regular la eutanasia. Pero Ciudadanos ha jugado a la ambigüedad más descarnada. Parecía que iba a apoyar la ley, pero la bloqueaba. El argumento de que antes debía aprobarse la ley de cuidados paliativos que había presentado solo era una cortina de humo. A la hora de la verdad, una vez más, se ha alineado con el PP.

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