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El Ejército y la Guardia Civil vuelven a excluir a quienes no tengan genitales o sufran alguna malformación

Especialistas en urología y ginecología explican que este criterio "no tiene lógica" desde un punto de vista médico

La Legión durante la Semana Santa de Málaga de 2018.
La Legión durante la Semana Santa de Málaga de 2018.Jon Nazca (Reuters)
Isabel Valdés

La falta de un testículo, la ausencia de útero, un pene con un tamaño por debajo de la media o unos ovarios más pequeños de lo normal son razones que impedirán realizar las pruebas de acceso al Ejército y la Guardia Civil. El pasado 12 de febrero se publicaba en el BOE la actualización de motivos médicos de exclusión para ingresar en los cuerpos militares —como publicó Civio este miércoles— y, entre ellos, aparecen la disgenesia, la hipogenesia y la agenesia gonadal y genital: malformaciones, anomalías o ausencia de genitales o gónadas (ovarios o testículos). Las afecciones ya estaban incluidas en la anterior legislación, aunque de forma generalizada (no especificaba ninguna patología) y solo eran motivo de exclusión si alteraban “el normal ejercicio de la profesión militar”. Ahora, esa coletilla ha desaparecido y para los expertos en urología y ginecología este criterio "es aleatorio" y "no tiene ningún sentido" desde un punto de vista médico porque "no son cuestiones que afecten a lo que requiere ese trabajo". Hasta el momento, el Ministerio de Defensa no ha contestado sobre el criterio que ha seguido para decidir esos motivos de exclusión.

La ginecóloga Ana Nieto resume lo que significa cada uno de los términos: "Agenesia es la ausencia de genitales o de gónadas, hipogenesia es un desarrollo deficitario y disgenesia es malformación". En el caso de las mujeres, Nieto pone ejemplos para cada patología: la agenesia puede ser la "falta de útero u ovarios", la disgenesia, "un útero doble", y la hipogenesia, "un útero o unos ovarios muy pequeños, que no han tenido un desarrollo normal". Esto a lo único que afecta es a la fertilidad, a la reproducción, "pero más allá de eso, nada, porque en el caso de falta de hormonas existen tratamientos para compensarlas y en el caso de malformaciones, las hay que se pueden operar", añade Nieto, que afirma que no entiende los motivos para esta exclusión.

Irene Peñalver, también ginecóloga, cuenta que en muchas ocasiones las mujeres no se dan cuenta de que sufren alguna de estas afecciones hasta que no son adultas: "Cuando crecen y no llega la regla o cuando quieren ser madres y se dan cuenta de que existe algún problema, pero exceptuando casos puntuales, esto no implica ningún problema en cuanto a esfuerzo o desarrollo de las funciones de esos puestos de trabajo".

En el caso de los hombres, la perplejidad de los urólogos es la misma. Juan Carlos Ruiz de la Roja explica que la agenesia (la ausencia de testículos, por ejemplo), la disgenesia (la malformación de ellos) o la hipogenesia (un micropene) puede significar "infertilidad, falta de espermetazoides o niveles bajos de testosterona, que pueden complementarse con un tratamiento, y no afectará al trabajo". Apunta lo mismo Ignacio Moncada, que amplía la cuestión: "Podría también provocar alteraciones en el sexo fenotípico, es decir, en el aspecto más o menos varonil que se pueda tener, pero eso no tiene nada que ver con la capacidad para trabajar en este ámbito".

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Tanto Ruiz de la Roja como Moncada se preguntan además sobre el "sinsentido" de esta decisión más allá del criterio médico. "Si hombres y mujeres pueden ser militares, no tiene ninguna importancia el género cromosómico o fenotípico que se tiene, ¿qué más da que se tenga aspecto de hombre o de mujer? No tiene ninguna trascendencia y no tiene por qué alterar o impedir una profesión que puede ser desarrollada igualmente por un sexo que por otro", arguye Moncada, que además hace referencia al listado como "algo anticuado, de problemas no permanentes, algunos, y no relevantes para ser militar, otros".

La orquitis (inflamación de uno o ambos testículos) "se cura por completo y no queda ninguna secuela"; la hipospadia o el varicocele (una malformación por la que el orificio urinario no está en el lugar habitual y el agrandamiento de las venas dentro de la piel floja que sostiene los testículos, respectivamente) "pueden ser molestas, pero son solucionables y no tienen nada que ver con tener mayor o menor capacidad para trabajar". Moncada cree que en ese listado hay una serie de cuestiones que no han sido "realmente valoradas y requerirían una revisión". "No se ajusta a los tiempos que corren. Es una lista discriminatoria". 

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Sobre la firma

Isabel Valdés
Corresponsal de género de EL PAÍS, antes pasó por Sanidad en Madrid, donde cubrió la pandemia. Está especializada en feminismo y violencia sexual y escribió 'Violadas o muertas', sobre el caso de La Manada y el movimiento feminista. Es licenciada en Periodismo por la Complutense y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Su segundo apellido es Aragonés.

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