Una Biblia de las Mujeres para todas (y todos)
Teólogas católicas y protestantes revisan los textos bíblicos un siglo después de la primera Biblia de la Mujer
La veintena de teólogas e historiadoras que están detrás de Una Biblia de las Mujeres podrían haber propuesto un nuevo mandamiento: no tirarás la Biblia aunque seas feminista, y tampoco rechazarás el feminismo porque seas cristiana. Han preferido dejarlo como mera guía inspiradora de un libro surgido en la ola del movimiento feminista Me Too y que busca cambiar la actitud de “cólera” de muchas mujeres hacia el texto fundamental del cristianismo “tanto tiempo utilizado para perpetuar numerosos estereotipos patriarcales sobre la mujer”, explican en la introducción de la obra.
La idea surgió, precisa en conversación telefónica Lauriane Savoy, codirectora del proyecto, de la constatación de que “hay muchas mujeres que no conocen los textos bíblicos, pero sí tienen muchos prejuicios, creen que la Biblia son textos totalmente caducos, que son vehículos de estereotipos ni actuales ni compatibles con los valores de igualdad y feminismo que tenemos hoy en día”. Pero para las autoras de la Biblia de las Mujeres, tanto protestantes como Savoy como católicas, procedentes de cuatro generaciones distintas y de varios países francófonos, desde Canadá a Camerún, “se puede leer la Biblia siendo feminista, e incluso la lectura de la Biblia nos puede nutrir como feministas”.
Sobre todo porque, sostienen, no se puede comprender el mundo de hoy sin la Biblia. “Es uno de los textos fundadores de nuestra cultura, no solo la europea, y es muy importante, de un lado, conocer los textos fundadores para comprender cómo ha evolucionado la historia. Pero también para responder a los argumentos antifeministas, porque todavía hay contextos en los que se utilizan extractos precisos de la Biblia para legitimar la sumisión de la mujer, y es importante conocer los textos”, señala Savoy desde Ginebra, donde enseña teología práctica en la Universidad de Ginebra, fundada en el siglo XVI por Calvino.
Y textos difíciles de explicar con una visión feminista abundan en la Biblia, reconocen las autoras. Como la cuestión del “pudor” y la “sumisión” de la mujer en textos como la Epístola de Pablo a los Efesios, que ocupa uno de los capítulos de la Biblia de las Mujeres, o el papel “limitado”, desvirtuado o directamente ignorado de las mujeres en la Biblia.
Y Jesús, ¿es feminista?
La pregunta no puede eludirse. Entonces, ¿Jesús era feminista? Al otro lado del teléfono, Lauriane Savoy suelta una risa. “No queremos instrumentalizar o apropiarnos de Dios o de Cristo, pero desde luego que vemos en sus palabras y acciones que Jesús va primero hacia las minorías, a los menos frecuentables de la sociedad de su época, como las prostitutas o los recolectores de impuestos que colaboran con el ocupador romano”, recuerda. “Está esa palabra tan importante que dice que las prostitutas y los publicanos nos precederán en el reino de Dios”, subraya. “Cristo muestra el valor de cada uno, va más allá del feminismo, es igualitarismo, todos son hijos de Dios”.
“La tradición, durante siglos, ha querido limitar mucho los personajes femeninos; de un lado tenemos a Eva, presentada como una mujer creada de la costilla de Adán y como la tentación responsable de la caída de la humanidad, y del otro la figura de María, madre y virgen, un modelo imposible a imitar por las mujeres”, apunta la teóloga. Todo ello, agrega, cuando hay muchas otras mujeres “valientes, con un papel importante, que no corresponden a estereotipos” en los textos sagrados del cristianismo. Como las profetisas Deborah y Hulda en el Antiguo Testamento, “mujeres que tienen una posición de autoridad en la sociedad y que son escuchadas”. O la propia María Magdalena, una “figura fundamental para el cristianismo, una figura profética” pero que durante siglos fue presentada como una mera prostituta, recuerda Savoy.
La obra no sale de la nada. Tiene un precedente del que se inspira abiertamente, la Biblia de la Mujer compilada a finales del siglo XIX por la sufragista estadounidense Elizabeth Cady Stanton (1815-1902) y otra veintena de mujeres. Pero va más allá, subraya la teóloga suiza. “Primero pensamos hacer una traducción al francés y añadir comentarios críticos, pero nos dimos cuenta de que había sido ya superada, no solo por la teología feminista, sino también por los biblistas masculinos que en las últimas décadas han hecho muchos estudios sobre el lugar de la mujer en la Biblia. Hemos querido dar a conocer esas investigaciones”.
La nueva Biblia de las Mujeres tampoco es una Biblia al uso, sino más bien una obra de 281 páginas en las que las autoras hacen una revisión crítica de los pasajes más polémicos del texto cristiano y de las interpretaciones a lo largo de los siglos de los mismos. Y no va dirigida a religiosos o teólogos, sino a un público general y, sobre todo, tanto a mujeres como a hombres, “que también deben reflexionar sobre la imagen de la mujer que tienen y la que ofrece la Biblia”, señala Savoy. Publicada este otoño en francés, podría llegar pronto al mercado español. Según su editorial, Labor et Fides, dos casas españolas ya han mostrado su interés.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.