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La justicia francesa multa por primera vez a un crucero por contaminación

El gigante estadounidense Carnival y el capitán del barco deberán pagar 100.000 euros por usar un fueloil con más azufre del permitido

Silvia Ayuso
El Sea Princess, uno de los cruceros de la compañía P&O Cruises, dueña también del multado Azura
El Sea Princess, uno de los cruceros de la compañía P&O Cruises, dueña también del multado AzuraFAZRY ISMAIL (EFE)

Es una decisión sin precedentes en Francia y abre una interesante vía en el cada vez más apremiante debate sobre la contaminación del aire y la responsabilidad de las compañías de medios de transporte masivo. Un tribunal de Marsella ha condenado este lunes a pagar 100.000 euros de multa a una compañía de cruceros, la estadounidense Carnival, y al capitán de uno de sus barcos por usar un combustible demasiado contaminante y violar así las normas medioambientales.

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Aunque el acusado principal era el capitán del crucero Azura, el estadounidense Evans Hoyt, será la compañía matriz de la empresa P&O Cruises bajo la que operaba el barco, el gigante del sector Carnival, el que tenga que asumir la mayor parte de la multa, 80.000 euros, informa la Agencia France Presse. Una portavoz de la compañía estadounidense confirmó a EL PAÍS, en un correo electrónico, que piensa apelar la decisión.

Carnival "quiso ahorrarse dinero en detrimento de los pulmones de todos, en un contexto de enorme polución del aire causada en parte por los cruceros" que atracan en Marsella, el principal puerto francés, había denunciado el fiscal del caso, Franck Lagier, durante la audiencia pública del juicio, celebrada en octubre.

Con 300 metros de eslora, 115.000 toneladas y una capacidad para 3.100 pasajeros más 1.250 de personal, el Azura es uno de esos gigantes que atraviesan los mares en cruceros de una semana o más. Según estableció la fiscalía, el capitán Hoyt cargó en Barcelona el pasado marzo 900 toneladas de un fueloil más barato pero, a la par, más contaminante, lo que le permitió a la compañía ahorrarse unos 21.000 euros. Eso, de no haber sido pillados. Porque durante una escala en Marsella, los inspectores constataron que el combustible que utilizaba el barco sobrepasaba los límites permitidos de azufre.

Según la prensa francesa, el combustible utilizado tenía un porcentaje de 1,68% de azufre, cuando el límite fijado por la ley, en consonancia con las directivas de la Unión Europea, es de 1,5% para barcos de pasajeros. Para otros buques, el límite es de 3,5%, aunque a partir de 2020 se rebajará a 0,50%. Según la Organización Marítima Internacional (OMI), “la implantación de este límite reducirá considerablemente la cantidad de óxido de azufre procedente de los buques, lo que supondrá importantes beneficios sanitarios y ambientales para el mundo, particularmente para las poblaciones cercanas a puertos y costas vivos”.

La acusación afirmó que el capitán del Azura, que no ha negado los hechos, era perfectamente consciente del “carácter irregular del fuel” y la compañía Carnival “no quiso aplicar las normas legales”. Según las organizaciones medioambientales que se constituyeron en acusación particular en el juicio, las emisiones contaminantes de los cruceros pueden llegar a estar hasta 1.500 veces por encima de las de los vehículos particulares. El capitán afrontaba una pena máxima de un año de prisión y hasta 200.000 euros de multa.

Carnival por su parte se ha declarado “muy decepcionada” con una decisión judicial “basada en una ley europea sobre la que que el Ministerio de Transición Ecológica francés había informado explícitamente a la industria de cruceros que no sería aplicada a cruceros y que, en cualquier caso, no ha sido todavía implementada de manera adecuada”, según una portavoz de la compañía. La empresa estadounidense, que asegura “tomarse muy en serio sus obligaciones legales y morales con respecto a la protección del medioambiente”, está ya preparando una apelación, agregó.

La organización ecologista France Nature, una de las tres que se constituyeron en acusación particular y a las que la justicia concedió una indemnización de parte de la naviera de 5.000 euros, calificó la decisión de “histórica”. “Nos sentimos aliviados de que un ataque a la salud y al medioambiente como este no quede impune”, celebró en las redes sociales.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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