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La Iglesia homenajeó a un cura condenado por abusar de un niño

El sacerdote, sentenciado por acosar sexualmente a un monaguillo de 11 años, trabaja como capellán en un hospital público de Alicante

Joaquín Gil
La Catedral de Guadix (Granada), en una imagen de archivo.
La Catedral de Guadix (Granada), en una imagen de archivo.Getty Images

La diócesis de Guadix (Granada) homenajeó en junio de 2017 al cura Amador Romero. Un párroco que fue condenado en 2001 a 18 meses de prisión por un delito continuado de abusos sexuales a un monaguillo de 11 años. El entonces obispo de Guadix, monseñor Ginés García, presidió la celebración. Se festejaban las bodas de plata, 25 años en el sacerdocio, del religioso sentenciado por abusos sexuales, según reconoce un portavoz oficial de la Iglesia y confirma un asistente al encuentro.

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La conmemoración se desarrolló en el centro diocesano de espiritualidad de Guadix (18.500 habitantes). Acudieron medio centenar de personas, entre ellas los curas de esta diócesis, que agrupa 60 templos. Y, durante el acto, se exaltó también la trayectoria de otros dos párrocos. “Es un acontecimiento que se celebra cada año”, explica bajo anonimato un cura que participó en la fiesta. La diócesis de Guadix enmarcó el homenaje en una “fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote”, según un portavoz oficial.

Romero permanece en activo. Y, desde junio de 2017, trabaja como capellán del Hospital General de Alicante, de titularidad pública, según un decreto de nombramiento del obispo de Orihuela-Alicante, Jesús Murgui Soriano. “No tengo ningún interés en hablar con usted. Ya pasé por lo que tenía que pasar”, explica Romero. El cura, que conversa con este periódico desde un teléfono del Hospital General de Alicante, niega trabajar en este centro sanitario que depende de la Generalitat Valenciana. Y cuando este diario le lee el decreto de su nombramiento, cuelga. EL PAÍS no ha podido recabar la versión de la diócesis alicantina.

Tocamientos genitales y masturbación

Durante 1995 y 1997, Romero abusó de un monaguillo de 10 años. El religioso oficiaba entonces misa en una parroquia del municipio granadino de Aldeire (639 habitantes). Y fue en esta localidad donde abrazó, besó y desnudó al niño “con regularidad”, según una sentencia de marzo de 2001 del Juzgado de lo Penal número tres de Granada. Una resolución que también condenó al sacerdote a pagar a la víctima 60.000 euros por daños morales.

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El actual capellán del Hospital General de Alicante, según el fallo, tocó los genitales y pidió al menor que le masturbara. Sus abusos se desarrollaron en el dormitorio del cura. Y finalizaron en noviembre de 1997, cuando el monaguillo advirtió de los hechos primero a unas amigas y, después, a sus padres, según la sentencia. El religioso se movió por un “ánimo libidinoso”. Y contactó con el niño gracias a la “cordial relación” que mantenía con sus progenitores. La sentencia recoge como agravante el “abuso de confianza”.

El padre Romero, que fue condenado a 18 meses de prisión, no pisó la cárcel, según una fuente próxima a la causa. Y, tras conocer la sentencia, la diócesis de Guadix intentó trasladarle a una parroquia a poco más de media hora en coche de Aldeire, a Cortes y Graena, otro municipio de Granada de poco más de 1.000 habitantes, según el abogado del monaguillo, Juan Pedro Oliver, de la asociación Prodeni (Pro Derechos del Niño y la Niña).

El letrado sostiene que la presión que ejerció Prodeni frustró el movimiento. Y que, tras querellarse contra Romero, la diócesis de Guadix presentó una queja formal contra él en el colegio de abogados de Granada que no prosperó. El letrado llegó a dar una rueda de prensa tras conocer la condena para pedir que el cura fuera apartado de sus oficios religiosos.

La resolución también condenó al sacerdote a pagar a la víctima 60.000 euros por daños morales

Romero recurrió sin éxito la pena que le impuso el juzgado granadino. En su alegato, reprochó que el niño permaneciera en silencio dos años, atribuyó a una “finalidad espúrea” sus acusaciones. Y enmarcó la versión del menor en supuestos celos y en un deseo de venganza. El motivo, dijo el cura, fue “no darle más protagonismo a la víctima en su papel de monaguillo”.

En una sentencia de julio de 2001, la Audiencia Provincial de Granada desestimó el recurso del cura. Confirmó los hechos y se mostró tajante contra el sacerdote. Censuró su “afán de desacreditar y tachar de falso el relato” del niño. El tribunal descartó que las acusaciones del menor obedecieran a “un montaje o invención”.

En paralelo a la condena penal por abusos sexuales, la Iglesia abrió una investigación sobre Romero. El religioso fue absuelto en las pesquisas canónicas. "No hay ningún problema en que el cura desarrolle su actividad", zanjan desde la diócesis de Guadix.

El abogado de la víctima: "Recibimos presiones de la Iglesia"

“Cuando entrevisté al niño, lo tuve claro. El caso era real”. El abogado Juan Pedro Oliver, representante de Prodeni y defensor de la víctima del sacerdote Amador Romero, recuerda así el arranque de la investigación en 1997. “Pese a las presiones de la Diócesis de Guadix, sacamos el caso adelante. El testimonio del chaval sobre cómo el cura le tocaba en las clases o se bañaban juntos en la piscina era real”, añade.

Junto a los tocamientos, el cura pedía al menor que no le contara a nadie qué ocurría, según el letrado. “En este tipo de casos, los sacerdotes no mantienen una actitud violenta hacia sus víctimas. Tienen que conseguir que todo quede en secreto”, añade el abogado, que critica que Romero “solo” fuera condenado a 18 meses de prisión, y que no llegara a ingresar en la cárcel.

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Sobre la firma

Joaquín Gil
Periodista de la sección de Investigación. Licenciado en Periodismo por el CEU y máster de EL PAÍS por la Universidad Autónoma de Madrid. Tiene dos décadas de experiencia en prensa, radio y televisión. Escribe desde 2011 en EL PAÍS, donde pasó por la sección de España y ha participado en investigaciones internacionales.

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